Impacto: una película de acción electrizante y efectiva
Disponible en: Prime Video.
Dirección: Tanya Wexler.
Guion: Scott Wascha.
País: Reino Unido.
Elenco: Kate Beckinsale, Stanley Tucci, Bobby Cannavale, Laverne Cox, Jai Courtney.
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt10228134/

Los problemas de ira masculina han sido el foco de interés de múltiples cintas hollywoodenses de reciente memoria. Joker (Todd Phillips, 2019) postulaba la realización personal como la entrega irrestricta a estos impulsos, mientras que Click (Frank Coraci, 2006) fantaseaba con mecanismos sobrenaturales que permitieran manipular la realidad para golpear a nuestros jefes. En el centro de estos filmes se encuentran hombres frustrados, incapaces de asumir su papel tradicional masculino, ya fuera por su castración simbólica a manos del orden post industrial del trabajo o por la percibida opresión y abandono de la sociedad. En Impacto, estas fantasías de violencia retributiva son ideadas por una mujer.
Lindy (Kate Beckinsale) nació con un exceso de cortisol en su organismo, por lo que le es imposible refrenar su reacción violenta frente a la menor provocación. No obstante, su impaciencia frente a los contratiempos y su personalidad rijosa se orientan hacia ser una buena persona. Por ello, es tratada con una terapia experimental de shock para que no golpee a cualquier insospechado en la calle.
De esta forma, su enojo con el mundo se expresa mediante fantasías sangrientas que la ven vengarse en su mayoría de hombres que la acosan o que atormentan a otras personas. Ya no es la frustración con la posición propia en la sociedad lo que motiva su agresividad, como en las películas antes mencionadas, sino una sed de justicia básica. Esta idea sencilla hace de Lindy una heroína feminista, aunque su vocabulario colorido y exasperación constante a raíz de la interacción humana complican su personaje, haciéndola más bien una anti-heroína.

Tras haber pasado una vida de privaciones, Lindy conoce al hombre ideal, el fornido y gentil Justin (Jai Courtney) y se enamora perdidamente. Su pasado de violencia parece haber quedado atrás, pues Justin la acepta como es. Sin embargo, su asesinato por una figura misteriosa e intocable la empuja a aprovechar su principal talento: la furia irrefrenable.
Impacto se inscribe en la moda reciente que inició no con John Wick (David Leitch, 2014), sino con Taken (Pierre Morel, 2008), de películas que presentan la furia vengativa de una figura central cuya apacible vida es interrumpida, obligándole a tomar justicia en sus propias manos. En años más recientes, este subgénero ha tomado nuevas direcciones a partir de Atomic Blonde (David Leitch, 2017) al incorporar un personaje femenino como protagonista.
Las francesas Anna (Luc Besson, 2019) y Sentinelle (Julien Leclerq, 2021), así como la próxima a estrenarse Gunpowder Milkshake (Navot Papushado, 2021), continúan esta tendencia. Entre las innovaciones de Impacto está el de ser la primera cinta de este tipo dirigida por una mujer, Tanya Wexler, así como por no tomarse a sí misma muy en serio.

Impacto es, ante todo, divertida. Retomando la ridiculez inherente de cintas de acción como Crank (Brian Taylor, 2006), Wexler hace que esto juegue a su favor. Si bien se le puede recriminar el tono excesivamente didáctico de la introducción, la película toma un buen ritmo una vez que Lindy sale a escena.
Su dinámica se establece como una lucha contra el mundo y sus propios impulsos. La frustración la acecha y, consciente de su poder físico – porque por supuesto que su personaje estuvo en el ejército, una de las convenciones del subgénero –, Lindy se enfoca en resolver sus diferencias con los demás sin romperles el cráneo. Es entonces que la fantasía se convierte en su arma principal. Wexler utiliza este recurso para impactar de manera efectiva. De cierta manera, estas fantasías se convierten en una preparación para lo que vendrá después.
A diferencia de los filmes de este subgénero, Impacto no pone su atención en la coreografía de peleas. En cambio, torna su mirada hacia Lindy. No le interesa mostrar con detalle cómo es que la anti-heroína titular puede derribar a tantos hombres, sino lo que la impulsa a derribarlos. En este sentido, Wexler se vale de Stanley Tucci, quien muy en piloto automático interpreta al terapeuta de Lindy.

No obstante, Impulso contiene escenas de acción trepidante que muestran a Kate Beckinsale rompiendo huesos y volando por los aires, retomando su rol de estrella de acción que se ganó a pulso en la saga de Inframundo. El contraste entre el deseo genuino de ser una mejor persona colisiona con su insaciable sed de venganza. Su sarcasmo e imbatibilidad temeraria terminan por redondear un personaje que sabe a lo que viene. No habíamos visto tanta confianza propia y mordacidad en un personaje femenino desde Edna Mode en Los Increíbles (Brad Bird, 2004).
A pesar de sus aciertos, Impacto probablemente no se convierta en la favorita de culto como lo hizo Atomic Blonde. Su giro final es fácilmente predecible y los personajes no están desarrollados más allá de su tiempo en pantalla, pero su encanto radica en ser una película de acción sin mayores pretensiones, algo que logra sin enredos.
Por último, solo quiero señalar que, a pesar de que es clara la intención de hacerle una secuela – como deja entrever la última escena –, el filme no se presenta como si fuera una precuela como ahora se acostumbra, en donde más que desarrollar una trama independiente, los directores se ocupan por colocar los cimientos de lo que esperan sea un universo cinematográfico redituable. Eso es algo que siempre aplaudo.

J. Alejandro Becerra es un cinéfilo de opiniones controvertidas. Fundamentalista de Scorsese, se decanta por el cine hollywoodense, pero se empeña por descubrir películas de alrededor del mundo. Aunque estudió Historia en la universidad, le encantaría dedicarse a escribir sobre cine de tiempo completo. No se pierde los Óscares aunque le diga a todos que los odia. Entre sus películas favoritas están Rebecca, Carol, Cléo de 5 à 7, Casino y The Tree of Life. No lo admitirá, pero llora cada vez que mira el final de Porco Rosso. Es un ferviente fanático de Jessica Chastain y Oscar Isaac, y cuenta los días para verlos ganar sus Óscares. Actualmente se dedica a discutir en Twitter con extraños y a aprender sobre marketing digital.