Palomita de maíz

– Sitio independiente de cine y TV.

Evil Does Not Exist (TIFF 2023): Ryusuke Hamaguchi ingresa en su era enigmática

Escrito el 12 septiembre, 2023 @bmo985

Sección: Special Presentations.

Dirección: Ryusuke Hamaguchi.

Guion: Ryusuke Hamaguchi.

País: Japón.

Elenco: Hitoshi Omika, Ryo Nishikawa, Ryuji Kosaka, Ayaka Shibutani.

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.tiff.net/events/evil-does-not-exist

Evil Does Not Exist. Dir. Ryusuke Hamaguchi. 2023.

En la nueva película de Ryusuke Hamaguchi una comunidad se levanta en armas, o al menos eso parece cuando los desarrolladores de un complejo hotelero buscan establecerse en su aislada comunidad boscosa en las afueras de Tokio. El año pasado, el maestro del Nuevo Cine Rumano Cristian Mungiu presentó la excelente – e ignorada – R.M.N., con la cual encuentro al menos un par de similitudes, como la exhibición de distintos puntos de vista dentro del conflicto en una pequeña comunidad rural, así como la voluntad del cineasta por humanizar a los distintos puntos de vista. En aquella, la preocupación central era la inmigración, en Evil Does Not Exist se trata de la irrupción del capital foráneo en un enclave rural.

La diminuta población pasa los días en relativa paz, algo acentuado por el aspecto fantástico de su entorno: un arroyo por aquí, venados por doquier y un nevado horizonte proporcionan un escenario cuasi idílico. Digo cuasi porque no hay mucha fantasía en la manera en la que lideran sus vidas con todos los sacrificios que la vida lejos de las ciudades exige. A través del trabajo es que reclaman esta ladera boscosa donde el agua es limpia, punto principal de discusión contra el proyecto que presentan dos confiados empleados de una agencia de talentos que busca ingresar en la industria hotelera.

En manos de otro director/escritor sería fácil imaginar una premisa de esta naturaleza eligiendo un derrotero enfocado en la justicia social, enmarcando esta como una revuelta popular en la que el bienestar común es protegido a capa y espada frente a la amenaza maligna del capital. En cambio, bajo la mirada de Hamaguchi, es una oportunidad para estudiar a las personas que conforman una comunidad, así como a aquellos que irrumpen en ella. Hamaguchi es humano y nada humano le es ajeno, al parecer.

Es así que en la primera mitad se presenta a Takumi (Hitoshi Omika), padre soltero de comportamiento hosco, pero sereno, hombre de pocas palabras cuyo silencio marca la gravedad de las pocas frases que llega a espetar. Se trata de un miembro clave de la comunidad, haciendo pequeños trabajos por aquí y allá, a menudo actuando como un repositorio del conocimiento comunal sobre el bosque. A pesar de sus mejores esfuerzos para ser un buen padre, con frecuencia olvida recoger a su hija Hana (Ryo Nishikawa) de la escuela, provocando que ella vague por el bosque que su padre conoce tan bien. En su contraparte están Takahashi (Ryuji Kosaka) y Mayuzumi (Ayaka Shibutani), los dos representantes del proyecto que son confrontados por los habitantes. A través de largas secuencias de conversaciones fluidas, Hamaguchi presenta sus sueños y ambiciones, sus sentimientos de culpa respecto al trabajo que están realizando y otros indicadores claros de su humanidad.

En términos estructurales, se trata de un argumento bien balanceado, de una ligereza lograda a través de dilatados planos secuencia que pueden parecer caprichos artísticos (como la secuencia inicial), pero que establecen el ritmo plácido de la narración. Si esto suena algo como la prolongada Drive My Car, cuyas tres horas de duración apuntaban hacia un clímax de gran calado, hay que detenerse a señalar que esto es verdadero hasta cierto punto, pues los últimos minutos presentan un giro abrupto y las últimas escenas conducen a un final violento y fuera de lugar para lo que conozco de Hamaguchi.

Tal vez cabría entonces una comparación con Asteroid City de Wes Anderson, en su mayor parte incomprendida como otro ejercicio de un esteta consumado (o como muchos dijeron “más de lo mismo”), pero en cuyo interior contiene una atrevida experimentación formal y un capricho artístico realizado por un maestro de su arte. Solo traigo a colación esta película, porque Evil Does Not Exist me parece una continuación del estilo hamaguchiano, así como una ruptura. Es un atrevimiento artístico que deja muchas más preguntas que respuestas y que se contradice a sí mismo. No conduce hacia una resolución emotiva, como la epifanía final contenida en los diálogos del Tío Vanya de Chéjov declamados en silencio durante el final de Drive My Car, sino hacia el misterio interior de su inescrutable protagonista.

Evil Does Not Exist es una película que permanece en la memoria, a la que le doy vueltas una y otra vez desde su proyección esperando hallar las claves, pero sin ser capaz de resolver su enigma. No sé ustedes, pero creo que es cine del bueno el que provoca tal cosa.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Palomita de maíz participa en el Programa de Afiliados de Amazon, diseñado para que el sitio gane comisiones a través de enlaces con Amazon. Esto significa que cuando compren alguna película, serie de televisión o libro en Amazon a través de los enlaces establecidos en el sitio, Palomita recibirá un porcentaje del precio ese producto.