Palomita de maíz

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A Chiara: fábula sensible sobre mafia, familia y liberación espiritual

Escrito el 26 agosto, 2022 @CesarAndreZzZ

Disponible en: MUBI.

Dirección: Jonas Carpignano.

Guion: Jonas Carpignano.

Países: Italia, Francia.

Elenco: Swamy Rotolo, Carmela Fumo, Claudio Rotolo, Grecia Rotolo, Salvatore Rotolo, Vincenzo Rotolo, Antonio Rotolo

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt13308316/

A Chiara. Dir. Jonas Carpignano. MUBI. 2022.

Desde The Godfather (Francis Ford Coppola, 1972), pasando por Once Upon a Time in America (Sergio Leone, 1984), hasta The Irishman (Martin Scorsese, 2019), el cine de mafiosos ha dejado su huella en el séptimo arte, con películas que son consideradas pilares del entretenimiento. Más allá de la brutal violencia y la cruda sinceridad de las consecuencias de sus actos, el punto en común de estas películas y lo que despierta una mórbida fascinación, son los vínculos de lealtad que se construyen en los mundos criminales. Se trata de un complejo sistema de comunicación y vinculación que se crea en las familias mafiosas, en el que el resguardo de los secretos y el compromiso con sus “negocios” lo es todo. Una lealtad que, si nos detenemos a pensarlo, no está fundamentada en el libre albedrío.

Alejándose de la exuberante fotografía y los memorables trajes con los que las películas mencionadas enfocan el mundo de la mafia se encuentra A Chiara, una cinta que opta por el neorrealismo italiano y un enfoque minimalista para aproximarse a la realidad de la mafia italiana desde la perspectiva de aquellos que desconocen cómo sus familiares se ganan el pan de cada día. Jonas Carpignano hace referencia a la organización criminal ‘Ndrangheta, grupo que ha dominado al poblado de Calabria, Italia, a través de estructuras de poder bien definidas e ingresos millonarios que provienen del tráfico de drogas y armas, la prostitución forzada de mujeres y la extorsión, al punto en que tienen más poder e influencia que varios gobernantes del país.

En A Chiara no aparecen en pantalla ninguno de estos actos. Es una película que se configura en discreción y secretos, pues descubrimos este mundo desde los ojos de la adolescente de 15 años que da título a la cinta, Chiara Guerrasio (Swamy Rotolo). Su familia es cálida y bien acomodada económicamente. Su hermana menor y ella son las únicas de la familia Guerrasio que desconocen los arraigados y escabrosos secretos de sus familiares. Durante esta noche, se celebra el cumpleaños 18 de la hermana mayor de Chiara, Giulia. Al ritmo de pop y reggaetón, los Guerrasio comen, toman alcohol y hacen competencias de bailes como cualquier otra familia. El juego de apariencias durante el inicio es clave para vivir el desarrollo de la trama junto a Chiara.

Al finalizar la fiesta y regresar a casa, Chiara se asoma a la entrada y ve cómo el auto de su padre explota. Segundos antes, lo ve huir en moto. El evento queda sin explicación para la joven, y por las miradas y conversaciones discretas de los adultos, se nota que todos están tratando de montar una trama alterna a la realidad para explicarle a Chiara, tranquilizándola y evitando que la situación pase a mayores. No obstante, por cuenta propia Chiara investiga, recordando que su padre actuaba más arisco y distante de lo normal; sus primos mayores actuaban vigilantes y sobreprotectores. Cosas a las que no dio demasiada importancia por estar absorta en su teléfono y pasando el rato con su hermana mayor.

Ante la resistencia de la familia de dar una explicación, Chiara se encuentra con la noticia de que su padre es un fugitivo y está siendo buscado por las autoridades por ser un capo de la mafia ‘Ndrangheta. Aunque tarda en llegar, este es el punto en el que la película despliega un arsenal brillante y profundo de vínculos familiares que se quiebran por el peso de sus propios secretos. Cada personaje tiene un valor para la historia: los primos y tíos de Chiara que ocultan la ubicación de su padre por respeto y protección hacia este, incluso su madre y hermana mayor estaban al tanto de lo que ocurría y mantenía el silencio para protegerla. No se crean excusas ni justificaciones, pero se da paso a la empatía porque cada miembro de la familia Guerrasio toma decisiones con base en el rol que cada quien debe jugar por ser parte de la mafia.

A Chiara. Dir. Jonas Carpignano. MUBI. 2022.

Carpignano es un director que, con sus dos primeras películas, Mediterranea (2015) y A Ciambra (2017), demostró un estilo naturalista que sobreponía la narrativa ante el estilo. La fotografía de sus películas, a cargo de Tim Curtin, es intencionalmente rudimentaria, siguiendo a los personajes en tomas continuas y haciendo tomas cerradas de sus rostros en momentos clave. No importa que la cámara se manche con gotas de lluvia o que la neblina de un paisaje no permita ver con claridad, es más, esto incrementa el realismo y la cercanía del espectador. Son los sentimientos y pensamientos de sus personajes los que trascienden la pantalla. Sus relatos no contemplan héroes o villanos, sino seres humanos atrapados en situaciones complejas que luchan para que estas no los definan.

La familia Guerrasio está interpretada por la familia Rotolo, siguiendo la costumbre del director de trabajar con actores no profesionales. El desempeño del elenco es notable, pero Swamy Rotolo lleva el peso emocional de la película, interpretando con facilidad el viaje literal y metafórico de su personaje por emancipación y libertad. La película permite que Chiara redefina los valores de su familia, una que ha demostrado afecto con ella y ha cubierto sus necesidades; pero ¿es capaz de ignorar el elefante en la habitación? La consciencia moral la golpea y está dividida entre el dolor de las mentiras y la necesidad de saber qué ha pasado con su padre. Chiara se encuentra entre la lealtad que su familia le demanda y la consciencia de que el dinero que ha disfrutado por años es producto de actividad ilícita y violenta.

Mientras se acerca al final, A Chiara se vuelve más intensa, cargada de revelaciones y decisiones impulsivas que ponen a la protagonista en aprietos. La película ofrece un dilema crudo que, a pesar de ser específico, se torna universal en su esencia.

La carga emocional de seguir los “legados familiares”, para no ser nombrado una oveja negra o traidor, choca con la esencia y valores propios que construimos como individuos en sociedad. Terminamos en circunstancias similares con las que iniciamos: la cámara enfoca a Chiara corriendo, al inicio en una caminadora, al final en un campo abierto. Este es uno de los tantos detalles pequeños que el director dispone para hacer de su película un coming-of-age que confronta y cuestiona la idealizada lealtad familiar que otras películas muestran.

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