Luca: una encantadora historia de aceptación situada en el corazón de Italia
Disponible en: Disney+.
Dirección: Enrico Casarosa.
Guion: Jesse Andrews, Mike Jones.
Elenco vocal: Jacob Tremblay, Jack Dylan Grazer, Emma Berman, Maya Rudolph, John Ratzenberger, Jim Gaffigan, Saverio Raimondo, Sacha Baron Cohen, Marco Barricelli.
País: Estados Unidos.
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt12801262/

En Pixar están listos para conquistar corazones este verano con Luca, la más reciente película animada que saldrá directamente en Disney+ y que, polémicamente se saltará presencia en cine. Justo esta decisión es fuente de indignación bien merecida, pues Luca es una encantadora película aventurera, situada en las playas paradisiacas de la costa italiana. Hubiera estado perfecta para la pantalla grande, pues nos transporta al Mediterráneo con sus pueblos pintorescos llenos de calor, comida deliciosa y un ambiente de verano inolvidable.
La historia sigue a un monstruo marino llamado Luca (Jacob Tremblay), un adorable adolescente que se dedica a pastorear unos pececitos que actúan cual ovejas. Al igual que en otros mundos de Pixar, la vida acuática de Luca y su familia está llena de pequeños detalles que prácticamente transfieren nuestra realidad al mundo de estos seres submarinos. Sus papás son sobreprotectores, pero su abuela es relajada, incluso incitándolo a la aventura.
Un día, nuestro protagonista se topa con Alberto (Jack Dylan Grazer), otro monstruo marino adolescente que lo lleva a la superficie. Una vez que dejan de tocar el agua, Alberto y Luca se convierten en humanos. Alberto lleva siglos viviendo en una isla del pueblo de Portorosso (guiño a Porco Rosso del Estudio Ghibli), el cual tiene una enemistad milenaria con estas especies marinas adorables. Prácticamente, los locales andan cazando fallidamente a estas especies.
Después de que los papás de Luca intentan mandarlo a lo más profundo del océano para que deje de visitar la superficie, Luca y Alberto huyen al pueblo. Aquí conocen a la niña rebelde Giulia (Emma Berman), con quien entrarán a un triatlón para poder comprarse una Vespa con la que sueñan desde que se conocieron.

Una vez que Luca y Alberto llegan a tierra firme, la nueva amistad con Giulia da pie a nuevas experiencias, tanto de aprendizaje como de aventura. Esta niña que está visitando a su papá Massimo (Marco Barricelli), busca vencer a Ercole Visconti (Saverio Raimondo), el bully del lugar que tiene instaurado “su reino del terror”, en la carrera local. Él es quizá lo más débil de la película.
Aunque unidimensional y abusivo, Ercole Visconti es la clave para llegar a la conclusión que ofrece moralejas amigables y cálidas sobre la tolerancia, amistad, identidad, autoconfianza y conocimiento (Luca y Giulia basan su relación en su amor por aprender). Estas lecciones, aunque rápidas y súbitas, se sienten merecidas y razonables. Aunque el final feliz es atropellado, no es rosa ni ridículo. Cada personaje sale con una lección y con un sentimiento acogedor, desde el trio protagónico, hasta los padres de Luca y Giulia (el descubrimiento de las capas de Massimo es de lo más bonito de la cinta), y los pobladores locales.
Sencillamente, la película es adorable. Rescata múltiples guiños de películas previas de Disney y Pixar. Por ejemplo, Luca es un adolescente ansioso y temeroso de la vida, similar a Marlin de Buscando a Nemo (2003), pero tierno al considerar que está en plena etapa de crecimiento. De igual forma, la cinta comparte rasgos con La sirenita (1989). Al igual que Ariel, Luca encuentra instrumentos humanos que le fascinan. El mundo humano se convierte en su sueño y debe lidiar con padres que no comprenden su nuevo interés. Luca empieza a “vivir” una vez que se aventura junto con Alberto a explorar el pueblo cercano, siempre escondiendo sus verdaderas identidades.

Mientras que el amor romántico es lo que cimienta aquel clásico de 1989, en Luca más bien reinan los sentimientos de amistad y tolerancia. Aun así, esto también podría estar abierto al debate, pues la relación entre Alberto y Luca es tan intensa y la ambigüedad tan abierta, que quién sabe qué podría pasar en un futuro. Este punto, la ubicación de la historia y una escena emotiva en una estación de tren, hacen que sea imposible no pensar en Call Me By Your Name (2017).
Más allá de esto, la buena vibra de la película es contagiosa. Los colores de la animación son brillantes y cálidos. La cinta presenta varias escenas de sueños que brillan por su surrealismo, mientras que las que suceden en vida real son tradicionalmente bonitas. Cada accesorio está tan bien pensado que se pueden apreciar sus más pequeños detalles: el muelle de Portorosso, los colores de las casas amontonadas, el azul del mar y las calles apedreadas nos transportan a Italia. Es como si nosotros estuviéramos viviendo ese verano de ensueño.
Las personas que conforman el pueblo parecen sacadas de tierras italianas. Aunque el origen de Luca y su familia es incierto, el pueblo es definitivamente italiano, evidente por sus ademanes, costumbres sociales y expresiones verbales. Pixar se ha distinguido por su extensa investigación al momento de recrear culturas ajenas – como ejemplo perfecto está Coco (2017) – por lo que esperaría que en esta ocasión los espectadores italianos vean con calidez esta propuesta.
Acompañada de una banda sonora a cargo de Dan Romer que se siente aventurera e hiperactiva, así como de una selección envidiable de canciones italianas – O mio babbino caro, Un Bacio A Mezzanotte, Il gatto e la volpe, Citta Vuota – que surgen en los momentos exactos, Luca es la película perfecta para este verano.
Originaria de la Ciudad de México, Alessandra considera al cine como su gran amor. Fanática empedernida de Paul Newman y La Momia (1999), y dueña de una facilidad envidiable para aprenderse diálogos innecesarios para la vida real, en 2017 fundó Palomita de maíz. Aquí escribe constantemente sobre cine y televisión. También pueden encontrar sus palabras en sitios como InSession Film, Filmotomy, Cherry Picks y Screen Queens.
El trailer esta lindo, no me la perderé. Gracias Palomita.