The Worst Ones: un vistazo honesto a la “magia” del cine
Dirección: Lise Akoka, Romane Gueret.
Guion: Lise Akoka, Romane Gueret, Éléonore Gurrey.
Elenco: Mallory Wanecque, Timéo Mahaut, Johah Heldenbergh, Loic Pech, Mélina Vanderplancke, Esther Archambault.
País: Francia.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt11992694/

La magia del cine, más allá de hacernos creer en mundos imaginarios y realidades inexistentes, también nos lleva a romantizar lo que sucede detrás de cámaras, como si fuera mentira que los procesos de filmación están lejos de ser lujosos y emocionantes. Al revés, muchas horas de espera, repeticiones constantes y relaciones caóticas es lo que realmente sucede a puertas cerradas de un set de filmación.
Justo esto es lo que The Worst Ones, ópera prima de las cineastas francesas Lise Akoka y Romane Gueret, explora: la desidia de hacer arte, los tonos moral y éticamente grises de las decisiones de aquellos con poder en un set, y el peso emocional y psicológico que recae en los artistas que deben desnudar sus emociones al servicio de un libreto o las indicaciones de un cineasta.
Tomando como base su experiencia como directoras de casting, así como su primer cortometraje, Chasse royale (2016), las directoras enfocan su atención en cuatro adolescentes que cachan el ojo del director Gabriel (Johan Heldenbergh), quien está decidido en usar a jóvenes locales en la filmación de su nuevo proyecto en la comunidad Cité Picasso. Gabriel quiere capturar la bravura, inocencia y altanería de sus caras recién descubiertas, incluso si estos niños son catalogados por sus vecinos como los “peores” del barrio.
La película inicia con el proceso de casting, con Gabriel y su asistente Judith (Esther Archambault) entrevistando y descubriendo a sus futuras estrellas. Los jóvenes, crudos, sin ensayos y con poco entendimiento de las reglas sociales, se muestran tal y como son, cautivando al cineasta que está ahí en busca de justo eso. Inteligente y hábilmente, las directoras fusionan la realidad de la historia con la ficción de la película que se comienza a filmar, creando un laberinto que también confluye con la actividad misma que ellas están haciendo. De esta forma, las líneas entre ficción y no ficción se vuelven borrosas, la vida real de los actores de la historia se difumina con las personas que crean, y sus personalidades pasan por un proceso de crecimiento y ajuste que reclama una maduración que quizá no están listos de conquistar.
Lo interesante y bien logrado de la película es que las cineastas no huyen de momentos incómodos, cuestionamientos necesarios que exponen las intenciones y acciones de Gabriel, así como la manera en que la producción afecta la vida de los jóvenes. Así, The Worst Ones deja un sabor de boca agrio compuesto por una frustración de observar la vulnerabilidad de las jóvenes estrellas en un ambiente tóxico y descuidado, una conclusión de que el arte no tiene respuestas sencillas y una aceptación de que no solo porque una persona tenga una posición de poder significa que lo merece o sabe lo que hace.

Otro acierto es la manera en que el guion, coescrito por las directoras y Éléonore Gurrey, crea seres multidimensionales, con tantas capas y texturas que se distinguen como seres humanos en plena etapa de crecimiento. La historia entremezcla cuidadosamente la manera en que los jóvenes forman su personalidad a la vez que destapa aquellas historias formadas a su alrededor que los definen como los peores de la comunidad, demostrando que su vida va más allá de tal simplificación injusta.
De igual forma, Gabriel, el adulto de la producción, presenta tantos matices y realiza tantas decisiones cuestionables que sería fácil verlo como el villano, pues primero está su visión y arte, y después el bienestar de su elenco. No obstante, conforme pasan los minutos, la historia lanza una señal completamente opuesta. Las respuestas sencillas y drásticas no tienen cabida en esta película.
Mientras que Heldenbergh ofrece la experiencia, son las jóvenes – y hasta ahora desconocidas – estrellas quienes cautivan en sus papeles. Los cuatro jóvenes principales, descubiertos en escuelas y orfanatos, comandan sus escenas, llenos de vida y presencia, y engrandecidos por las tomas íntimas del fotógrafo Eric Dumont.
Es importante recordar que estos actores primerizos deben interpretar en dos niveles a sus personajes: primero, como los adolescentes que son descubiertos y aceptan aparecer en una película, y segundo, como los actores de dicho proyecto. Timéo Mahaut, como el protagonista de la ficción, quien debe lidiar con direcciones completamente opuestas por parte de Gabriel y aquellos que lo rodean en su vida real; Mallory Wanecque como Lilly, una joven con un pasado trágico, una reputación cruel y un enamoramiento imposible; Loic Pech, como un chico altanero que no sabe controlar sus emociones; y Mélina Vanderplancke, como una chica que observa lo que sucede en el set, para bien y para mal, apantallan con el dominio de sus papeles. Por supuesto, que también merece mención la capacidad de las directoras por sacar tan apasionadas y comprometidas actuaciones por parte de su elenco novato.
The Worst Ones, ganadora del premio Un Certain Regard en la pasada edición del Festival de Cannes, ofrece una mirada reveladora y compleja a un set de filmación que corre el peligro de salirse de control en más de una ocasión. En especial se distingue la osadía de las directoras por ir a lugares poco explorados o halagadores del proceso de hacer cine, demostrando que las respuestas radicales y definitivas no pertenecen en el mundo del séptimo arte.
Originaria de la Ciudad de México, Alessandra considera al cine como su gran amor. Fanática empedernida de Paul Newman y La Momia (1999), y dueña de una facilidad envidiable para aprenderse diálogos innecesarios para la vida real, en 2017 fundó Palomita de maíz. Aquí escribe constantemente sobre cine y televisión. También pueden encontrar sus palabras en sitios como InSession Film, Filmotomy, Cherry Picks y Screen Queens.