Spider-Man 2 (2004): Un asunto sobre amor propio
(Spoilers de Spider-Man 2 de Sam Raimi)
En ocasión del estreno de Spider-Man: No Way Home en Palomita de Maíz preparamos una retrospectiva de esta franquicia, empezando por la trilogía de Sam Raimi hasta las últimas apariciones en el MCU.

Vi Spider-Man 2 por primera vez en 2004 cuando tenía 7 años. La sala idónea para ver la película en Villavicencio, Colombia estaba en el tercer piso del centro comercial Marandúa. La fila de espectadores iniciaba en la esquina de la cuadra, entraba por el centro comercial, subía por las escaleras y finalizaba en la taquilla. Con sobrecupo y todo, los encargados del cine vendieron hasta la oportunidad de sentarse en el suelo. Después de tantos años, recuerdo Spider-Man 2 como una experiencia inmensa…y todavía lo es.
El éxito comercial de su predecesora facilitó la producción de esta secuela, una de las mejores películas de superhéroes. El director Sam Raimi se fue por el guion que complicaba más la vida de Peter Parker (Tobey Maguire) y Spider-Man 2 se ganó el estatus de clásico al no enfocarse en las capacidades maravillosas de un superhumano, sino en la turbulenta vida personal de un joven atrapado entre su deber y lo que más desea.
Entre los problemas que enfrenta Peter Parker están ser superhéroe y trabajar lo suficiente como para mantener su cupo en la universidad, ya sea como fotógrafo o repartidor de pizza; su tía May (Rosemary Harris) está quebrada económica y emocionalmente debido a la muerte de su esposo; y su mejor amigo, Harry Osborn (James Franco), quiere asesinar a Spider-Man, ignorando su verdadera identidad. En la esfera romántica, Peter tampoco declara su amor por Mary Jane Watson (Kirsten Dunst), quien ya está dispuesta a continuar su vida en compañía de alguien más.

El pobre Peter trata de equilibrar sin éxito su vida personal con la vida secreta de superhéroe. Sus expectativas personales corroen su autoestima, incluso más cuando empieza a perder su fuerza, agudeza visual y la capacidad de deslizarse a través de la ciudad. Trabajando esta tragedia, ni Raimi ni sus guionistas pierden el control de su narrativa.
El sacrificio que hace el joven, de arruinar sus relaciones, para ser el salvador de la ciudad tiene un precio caro. Peter es infeliz y solo le queda preguntarse si debería continuar con su tarea de hacer justicia al pedido final de su tío de entregarse a su responsabilidad con los demás. Raimi expresa el sufrimiento de Parker, mostrándolo deslizarse por los cielos para después hacerlo caer desde grandes alturas por el peso que carga.
Así, Peter toma una decisión: renunciar a ser Spider-Man. Luego de arrojar su traje a la basura, Peter empieza a rendir mejor en el trabajo e incluso asiste a una función de la obra de teatro en la que actúa Mary Jane. El crimen aumenta en la ciudad, pero eso ya no es su problema, sino de las autoridades correspondientes. Su nueva actitud le permite acercarse a su tía y contarle la verdad sobre la muerte de su tío, y conectarse de nuevo con Mary Jane. Aunque se las arregla para darse un tiempo y quererse a sí mismo un poquito más, Peter no obtiene ninguna de las cosas que quiere. Por suerte, su tía está a la mano para darle las palabras que necesita.

Habiendo perdido el hogar donde levantó a su familia, May perdona a su sobrino y es el corazón que esta película necesitaba. Esta mujer empuja a Peter en la dirección correcta con el consejo más propicio. En el diálogo más especial de toda la trilogía, la señora le habla a Peter como si estuviera conversando con su alter ego (¡Sus razones tendrá!). Ella le invita a no asumir una responsabilidad que no le corresponde solo porque los ciudadanos de Nueva York necesiten ser salvados de cualquier amenaza, sino porque Spider-Man es un símbolo que invita a los demás a ser amables y entregados al cuidado del otro. Un héroe solo tiene que ser un ejemplo y eso es suficiente.
En contraposición a este discurso, Peter se encuentra con alguien que es tan brillante como él, pero incapaz de vivir con su fracaso. Otto Octavius (Alfred Molina), alias Doc Ock, es un villano particular para el género de superhéroes. Es un científico cuyo experimento más grande asesina a su esposa y acaba con todo prospecto de terminar su investigación soñada. Como consecuencia de su error, el hombre termina con cuatro tentáculos robóticos adheridos a su espalda. Estos no son máquinas, sino criaturas conscientes que le susurran al oído y nublan su juicio.
Aunque las acciones de Otto suceden de forma tangencial con respecto a los demás eventos de la película, este hombre termina siendo el centro de piezas de acción increíbles. Ya sea el robo a un banco que implica el secuestro de la tía May, o una persecución en el metro de Nueva York, Otto y Spider-Man se enfrascan en peleas de puños, patadas y brazos metálicos que resultan en explosiones de creatividad que desafían toda gravedad y velocidad. Cada vez que veo Spider-Man 2 no puedo dejar de maravillarme ante cierta secuencia de imágenes que sirven de preludio a una batalla entre estos dos titanes: Spider-Man volando apresurado a su encuentro con Otto, cuando nos damos cuenta de que estamos viendo el reflejo de su carrera en los lentes de sol del villano.

Eventualmente Spidey y Doc Ock hacen un sacrificio. Después de usar el discurso de la tía May con Otto, Peter le hace comprender que su privilegio intelectual jamás le ha dado el derecho de sacrificar la vida de otras personas para completar un proyecto de vanidad. Tiene que sacrificar lo que más quiere para hacer lo correcto.
Otto se redime y, al mismo tiempo, Mary Jane (quien fue secuestrada por enésima vez en la trilogía) se entera de que el enmascarado que ha amado es el mismo tonto que la ha hecho sufrir tanto. Ella decide amarlo y aceptarlo pese a todos los secretos y peligros que eso implique, mientras que Peter celebra que obtuvo lo que necesitaba y lo que más quería. Sin embargo, existe cierta ironía. El último plano de la cinta no tiene a Spider-Man volando carismáticamente hacia el horizonte, sino a Mary Jane vigilando desde la ventana, meditando sobre la decisión que tomó y esperando que los peligros a los que se enfrenta Peter no terminen con su vida.
Spider-Man 2 es tan reluciente visualmente como lo requieren las películas de este género, y tan emocional como cualquier otro drama de alto calibre. Aunque la cámara sigue a gran velocidad a Spidey, alejándose lo suficiente como para provocar vértigo cuando muestra la ciudad inmensa que el tipo atraviesa con sus acrobacias, son los problemas del corazón de Peter Parker los que hacen que la obra no solo importe a los seguidores de las historietas, sino a cualquier miembro del público que espera reflejarse y aceptarse en la humanidad de un superhéroe.

Carlos es un médico y profesor colombiano. Descubrió su amor por el cine a los 7 años, cuando su papá le consiguió un reproductor VHS y varias cintas. Luego de ver Star Wars – Episodio III se enamoró para siempre de las salas de cine. Más adelante, se obsesionó con coleccionar películas en DVD y Blu-ray. Durante el curso de su carrera de medicina, sus amigos le convencieron de escribir sobre las cintas en su colección y henos aquí…