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Retour à Séoul (TFF 2022): ¿quién eres cuando no tienes pasado?

Escrito el 6 diciembre, 2022 @alessandra_kr

Sección: Fuori concorso.

Dirección: Davy Chou.

Guion: Davy Chou.

Elenco: Park Ji-Min, Oh Kwang-rok, Guka Han.

Palomómetro:

Países: Francia, Alemania, Bélgica, Corea del Sur, Rumania, Camboya, Qatar.

Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt19719836/

Retour à Séoul. Dir. Davy Chou. 2022.

A simple vista, Frédérique “Freddie” Benoit (Park Ji-Min) es jovial y aventurera. Por primera vez en Seúl desde que nació, dice que está en la ciudad porque su vuelo a Japón se canceló; sin embargo, en realidad, las cosas son más complejas que esta explicación simplificada. Entre conversaciones casuales con locales y amigos, Freddie platica que, aunque tenga herencia coreana, ella es francesa, viviendo en aquel país desde que sus padres adoptivos la acogieran y criaran cerca de la capital.

No obstante, ahora que se encuentra en Seúl, la cosquilla de reencontrarse con sus padres de sangre es lo suficientemente insistente como para ignorarla. De hecho, a pesar de su apariencia fuerte e indiferente, pronto queda claro que lo que más desea es un entendimiento con su pasado, alguna conexión con aquello que nunca tuvo y que quizá nunca tendrá.

Retour à Séoul es una observación de la vida de una joven que no tiene las bases para desarrollar su identidad, vagando por el mundo, cambiando de personalidad, estilo y novios, pero siempre con una tristeza que está cimentada en el rechazo que tuvo como primera experiencia de vida. La película, que cubre alrededor de siete años de la vida de Freddie, explora sus intentos por crecer, sentirse plena y reconciliarse con su legado, o más bien, con la falta de este.

Una suerte de historia coming-of-age situada en los 20s y 30s de una persona – similar a lo que se presentó en The Worst Person in the World – el director / guionista Davy Chou ofrece a una mujer que apenas empieza a entenderse a sí misma en una edad en la que se supone que ya debería tener las bases y fundamentos de su identidad. Su camino real inicia cuando se enfrenta al pasado, a la realidad de su vida y a la necesidad de aceptar cómo son las cosas.

Dividida en cuatro grandes segmentos, Chou y la actriz Park Ji-Min hacen un buen trabajo en diferenciar las distintas etapas por las que Freddie pasa, ya sea a través de la caracterización del personaje, la ambientación de su entorno – cada etapa tiene un enfoque distinto de Seúl – y, principalmente, la definición del estado emocional de la protagonista. Cada sección presenta una faceta de la personalidad de Freddie, marcada por el estatus de su búsqueda y relación con sus padres verdaderos (los padres franceses no figuran realmente en la historia).

Incluso el final del filme deja la puerta abierta, reconociendo que este vistazo fue únicamente una probada del proceso de maduración de Freddie, quién aún tiene mucho por recorrer. A pesar de que la película la deja en sus 30s, está lejos de dejar certeza o claridad de cómo será su futuro.

Con Retour à Séoul, Park Ji-Min tiene su debut en cámara. Freddie es una incógnita, una especie de alma libre que evita los momentos vulnerables, los compromisos y quien trae consigo una carga pesada que se refleja en sus ojos y cambios bruscos de humor. Una palabra equivocada o una reacción sentimental indeseada son suficientes para perder por siempre su interés. La actriz proporciona cierta frialdad al personaje para poco a poco desmoronarlo y demostrar su soledad y tristeza. Park Ji-Min cautiva en cada una de estas etapas.

Por su parte, Chou construye un mundo cuidadoso que se adapta al momento de la vida de Freddie. Ya sea joven turista, mujer deprimida que explora la escena underground de Seúl, comerciante de armas o exploradora que ha dejado todo atrás, Chou utiliza el entorno para desenmascarar a su protagonista y dar más pistas del momento por el que está pasando. El guion deshace el mito de Freddie para dejar en descubierto a una persona vulnerable, lidiando constantemente con la decepción.

Mención especial merece el soundtrack de la película, ofreciendo algunos de los mejores momentos con coreografías espontáneas, situaciones de éxtasis y experimentación, así como catarsis y aceptación. La cámara a cargo de Henning Brümmer hace de Freddie a alguien intoxicante que es imposible dejar de observar.

Retour à Séoul se trata de un estudio de personaje que intenta comprender el revuelco psicológico y emocional de alguien que intenta atar cabos entre quién es, quiénes son los que vinieron antes de ella y cómo es que la intersección de estos forma su personalidad y futuro. Aunque estas preguntas son difíciles de responder en circunstancias convencionales, el caso de Freddie es más complicado. Estamos ante una historia melancólica sobre la identidad y la definición del rumbo.

La película intenta comprender el peso de la identidad y la falta de esta, reconociendo que el autodescubrimiento y la pertenencia son procesos lentos y continuos, siempre en incertidumbre y ajustándose a las nuevas circunstancias e inquietudes. Retour à Séoul no ofrece respuestas, más bien vistazos a la búsqueda incesante de sentido, la cual, no importa la vida que se observe, nunca tendrá una conclusión duradera.

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