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Trenque Lauquen: un viaje de encuentro sin (re)encuentro

Escrito el 18 abril, 2023 @StarcoVision

Dirección: Laura Citarella.

Guion: Laura Citarella y Laura Paredes.

Elenco: Laura Paredes, Ezequiel Pierri, Rafael Spregelburd, Elisa Carricajo, Juliana Muras, Verónica Llirás y Cecilia Romero.

País: Francia, Argentina y Alemania.

Duración: 240 minutos divididos en dos partes.

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt21378968/

“La ruta semivacía, como mi vida sin vos

Quién hubiera imaginado

Que llegaría el momento

Ese maldito momento de mirar para un costado”

– Ese maldito momento, No Te Va Gustar

Trenque Lauquen. Dir. Laura Citarella. Cinema Tropical. 2022.

“¿Qué te hace pensar que ella quiere ser encontrada? Quizás no quiere que la encuentren”. Lo que parece ser una pregunta ilógica, termina siendo la reflexión más certera que tiene Trenque Lauquen. Cuando una persona desaparece, lo primero que se cruza por la mente es una sensación de desarraigo, de que se trata de una ausencia no querida. Un secuestro. Una persona que desaparece muchas veces es sinónimo de secuestro, punto. La sociedad no está preparada para creer que alguien puede irse sin dejar rastro alguno y esperar que todos olviden su presencia. El hacer de cuenta que ese alguien simplemente no quiso estar ahí más parece una demencia, casi una utopía.

En Trenque Lauquen – ciudad de la provincia de Buenos Aires, Argentina que da nombre a la cinta homónima –, Laura (Laura Paredes), una joven a punto de convertirse en bióloga, desaparece. Una mujer aparentemente llena de sueños, de un día para el otro se pierde sin que alguno de sus conocidos tenga idea de a dónde se pudo haber ido. Esto deriva en que su novio Rafael (Rafael Spregelburd) y su (supuesto) amigo y confidente Ezequiel (Ezequiel Pierri) se embarquen en una suerte de road trip en su búsqueda. Lejos de parecer una aventura cuasi heroica donde la masculinidad está a flor de piel, Trenque Lauquen pone en primer plano a dos hombres normales, sin aparente atractivo o carisma, quienes solo tienen en común un fuerte vínculo con Laura.

En la búsqueda, Ezequiel, Chicho, reconstruye los últimos tiempos con Laura a medida que va aprendiendo que quizás es él quien necesita que ella esté presente, más que ella ser encontrada. A medida que este va investigando, el espectador se sumerge en un enigma que en sí no parece responder la incógnita del paradero de Laura.

La historia está contada en dos partes, las cuales se subdividen en capítulos que se unen como un rompecabezas de esos de piezas enormes que son diseñados para que los niños desarrollen su capacidad cognitiva. Cada episodio empieza con el cliffhanger que dejó el anterior, y mientras uno intenta resolver eso que quedó pendiente, se descubre una nueva pista que da más incertidumbre que certeza. En el transcurso de casi cuatro horas, el espectador se ve sumergido en una historia que va oscilando entre géneros; hay suspenso, romance, misterio, incluso ciencia ficción. Salvo la cuestión esotérica que se desata en algún momento, en sí Trenque Lauquen transita sobre la banalidad de la propia vida. Al final, uno se da cuenta de que el planteo es el de encontrar(se) más que de encontrar al otro.

En un principio, la historia plantea un ejercicio desde la cotidianeidad, de cómo el ser humano – tarde o temprano – busca romper con la monotonía de la vida para refugiarse en lo desconocido. Laura no es más que eso, una joven que, en cierta forma, está aburrida del quehacer diario, pero que encuentra un rayo de esperanza cuando se obsesiona con la añeja correspondencia de dos amantes cuyo paradero se desconoce. La manera con que esto se relata goza de una naturalidad envidiable.

Trenque Lauquen. Dir. Laura Citarella. Cinema Tropical. 2022.

A medida que Laura transforma una tontería en un icónico relato, uno va cayendo en eso. El espectador se atrapa con su fascinación y va entendiendo de qué manera Chicho también quedó enredado. No hay grandilocuencia, ni escenas desgarradoras, simplemente naturalidad. Al tiempo que uno se compenetra esa naturalidad, la película hace un giro completo para pasar a contar otra historia, por momentos más terrenal y por otros más intensa. Al final de la primera parte uno está, en cierta medida, obsesionado con el personaje de Laura, no tanto con la búsqueda de ella, sino con la incógnita que la rodea. Su ausencia deja de ser el eje de la película para ser el hilo conductor de una aventura innovadora.

Así como en la gastronomía hay que “limpiar la boca” después de degustar ciertas comidas, Trenque Lauquen bien podría haber terminado con la primera parte y listo. Seguramente uno saldría con miles de dudas y con ninguna certeza. Mucho cine latinoamericano es así: plantean una incógnita, pantalla en negro, créditos y ¡zaz! vete a tu casa a reflexionar. No obstante, la directora Laura Citarella rompe con eso, obligando al espectador a recoger sus incertidumbres y a tirarlas a la basura, casi que a tomar agua para barrer con el contenido anterior.

La segunda parte hace un giro de 180°, pero conservando al narrador, ese hombre poco carismático apodado Chicho que continúa su búsqueda. Ahí, introduce otro personaje, Juliana, una conductora de radio en cuyo programa Laura tenía una columna. Él insiste, y quizás todos insistimos, en que Laura no desapareció porque sí, y acá viene el verdadero golpe, el del principio: ¿y si ella no quiere ser encontrada?

Citarella plantea un relato tan profundo que uno podría tardar horas en intentar develar siquiera cinco minutos de la trama. El atractivo de Trenque Lauquen es ese: sembrar la incógnita, plantear una premisa que, a diferencia de lo que el cine mainstream nos tiene acostumbrados, no tiene una respuesta certera. Mejor dicho, respuesta hay, solo que no es única y tampoco absoluta porque no es una fórmula matemática donde se suman las partes para obtener un único resultado.

Trenque Lauquen es una experiencia más que una película, es el planteo de un viaje por encontrarse con la vaga excusa de encontrar al otro. En pocas palabras, “te deja picando”, en referencia a la expresión que usan los argentinos y uruguayos, por supuesto, cuando dejan un tema a medio contar, sembrando intriga para generar suspenso sobre cosas meramente terrenales.

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