Tesla: una biopic bizarra sobre un inventor incomprendido
Disponible en: Google Play Movies, Vudu, Amazon Video, Microsoft Store, YouTube.
Director: Michael Almereyda
Elenco: Ethan Hawke, Eve Hewson, Kyle MacLachlan, Lucy Walters, Jim Gaffigan, Josh Hamilton, Blake DeLong, Ebon Moss-Bachrach, Hannah Gross, Donnie Keshawarz, Rebecca Dayan, Lois Smith.
País: Estados Unidos
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt5259822/
¿Cómo describir Tesla? La película biográfica del inventor Nikola Tesla parece ser un fiel reflejo de su sujeto: bizarra y enigmática, siempre un paso delante de nosotros, sin entenderla por completo. Eso sí, a través de su narrativa inventiva y una mirada a la distancia, nos damos una idea de aquel personaje que pasó años viviendo a la sombra de otros titanes de su tiempo.
Desde el primer minuto de la película, sabemos que contamos con algo único al ver a Tesla (Ethan Hawke) pasando momentos preciados de diversión patinando en su casa. Pronto, la narradora de la historia, Anne Morgan (Eve Hewson), hija de JP Morgan e interés romántico del inventor (más de su parte que de él), presenta el acertijo que es Tesla.
Ella actúa como nuestro punto de entrada al enigma del inventor. Sus narraciones presentan situaciones alternativas a la realidad que ofrecen momentos de gracia en escenarios con consecuencias drásticas (Tesla y Thomas Alba Edison [un arrogante Kyle MacLachlan] embarrándose helado en plena discusión es quizá mi escena favorita del año).
Además, a través de las discusiones entre Anne y Tesla podemos apreciar qué tan lejos vive de la realidad, sumido en su ingenio y en las posibilidades de su mente. Al igual que ella, la audiencia no puede comprender a esta figura, pero puede distinguir una mente incomprendida y carcomida por su propia inteligencia.
De hecho, la película nunca vislumbra al Tesla interior. Más bien es un reflejo de la gran interrogante que significó para todos a su alrededor.
Sus ideas lo alejan del mundo y su figura coquetea con definiciones de genio – muchas de sus teorías se verían comprobadas hasta nuestra época–, democratizador – pelea porque sus inventos estén disponibles para todos – o idealista – en una escena clave, Tesla destruye su contrato con tal de que su máquina sea usada en todo EUA. Queda claro que Tesla es un apasionado inventor, adelantado a su época, con una ambición de descubrimiento amenazante incluso para él mismo.
Al centro de todo está Ethan Hawke, ofreciendo sutileza e introspección a un personaje torturado por ideas imposibles de realizar, pero que podrían cambiar la vida de todos. Su dolor y frustración son reconocibles incluso en un mundo como el de ahora. El capitalismo, los engaños sociales y la formalidad no son cosas que van con él. Hawke interpreta a la perfección a este hombre incomprendido.
Más allá de la actuación central, la película cuenta con un sello arriesgado que la hace impredecible y desatada. Por un lado, los paisajes de Colorado evidentemente son fotografías. Más allá de que el director Michael Almereyda intente ocultar esto, sobrepone a Hawke para ofrecer un aire falso y teatral.
Por el otro lado, en los momentos más ingeniosos de la película, Almereyda juega con nuestras expectativas. Algunos guiños unen directamente a los emprendedores del siglo XIX con las tecnologías que existen hoy gracias a ellos.
Por ejemplo, en múltiples ocasiones, Anne Morgan utiliza una computadora para realizar búsquedas en Google. En una de esas, contrasta la manera en que la Historia ha tratado a Tesla en comparación a Alba Edison (imposible no hacer este tipo de reflexión). En otra ocasión, Edison utiliza su celular para ignorar a Tesla, como cualquier persona lo haría hoy en día.
Tesla no es como ninguna película biográfica que haya visto. Esta observación es un halago, ya que la estética de la cinta es innovadora y un poco demente, además de que el sujeto de ésta comienza y termina siendo un misterio. El final presenta a un Tesla desbordado de proyectos, pero ignorado por aquellos seres capitalistas que van en dirección contraria a sus ideales.
Al respecto, es imposible no sentir empatía y pena por el inventor que prometió demasiado. Para poner broche de oro a esta historia, nada como el momento más surrealista de la película: un Ethan Hawke cantando en un karaoke sobre promesas perdidas, ambiciones vencidas y lo agobiante que resulta este mundo. Completamente comprensible.
Originaria de la Ciudad de México, Alessandra considera al cine como su gran amor. Fanática empedernida de Paul Newman y La Momia (1999), y dueña de una facilidad envidiable para aprenderse diálogos innecesarios para la vida real, en 2017 fundó Palomita de maíz. Aquí escribe constantemente sobre cine y televisión. También pueden encontrar sus palabras en sitios como InSession Film, Filmotomy, Cherry Picks y Screen Queens.