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Space Sweepers: una delirante película de acción espacial coreana

Escrito el 14 abril, 2021 @bmo985

Disponible en: Netflix.

Dirección: Sung-hee Jo.

Guion: Sung-hee Jo.

País: Corea del Sur.

Elenco: Song Joong-ki, Kim Tae-ri, Seon Kyu-jin, Ye-rin Park, Richard Armitage.

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt12838766/

El cine coreano vive un gran momento, confirmado por la victoria de Bong Joong-ho en los Premios Óscar del año pasado por Parasite. De alguna manera, esta nación peninsular entrega cintas inmensamente entretenidas que a menudo cruzan la línea entre cine comercial y cine de arte con sus mordaces observaciones sobre las dinámicas de clase prevalentes en estos tiempos absurdos. Space Sweepers se inscribe en esta racha de cine coreano, mezclando hábilmente acción espacial, comedia, drama y comentario social.

En el año 2092, la Tierra se encuentra contaminada más allá del punto de no retorno. La corporación UTS ha construido el primero de una serie de refugios espaciales donde se promete una vida prístina dominada por el verde de su vegetación, solo que su acceso está restringido al 5% de la población: aquellos que tienen estatus de ciudadanos UTS, pues los Estados parecen haber cedido su lugar a dicha corporación. Los no ciudadanos –el restante 95% – viven en la Tierra contaminada o bien en tristes refugios espaciales. Algunos de ellos se dedican a la recolección de basura espacial, único recurso abundante, superando a la competencia por cualquier medio posible. Sin embargo, ni siquiera esto garantiza una vida digna, pues cualquier daño a la propiedad de UTS durante las operaciones de recolección tiene como consecuencia el pago de altas multas. En este mundo, nadie se hace rico.

Entre estos pepenadores futuristas se encuentra la tripulación del Victory, un grupo colorido de rudos personajes: la silente, pero imponente capitana Jang (Kim Tae-ri, a quien recordamos como la valiente Sook-hee en la excepcional The Handmaiden de Park Chan-wook, 2015), el antipático Kim Tae-ho (Song Joong-ki), el rudo Tiger Park (Seon-kyu Jin) y el avaro robot Bubs (Hae-jin Yoo), quien a menudo recuerda al humor negro de K-2SO (Alan Tudyk) de Rogue One (Edwards, 2016). Las deudas los hacen desconfiar uno del otro, pero es gracias a su falta de escrúpulos como grupo que a menudo salen airosos.

El hallazgo de Kot-nim/Dorothy (Ye-Rin Park), una niña en una nave a la deriva, cambia sus planes de manera inesperada, pues como pronto descubren, se trata de una androide sofisticada con una bomba en su interior, buscada por la corporación UTS, así como por una organización terrorista. A pesar de que la tripulación del Victory reacciona con miedo y confusión, pronto se dan cuenta que Kot-nim puede no solo sacarlos de sus deudas, sino hacerlos ricos para retomar las vidas que abandonaron.

Space Sweepers es una película de acción, comedia y ciencia ficción que, a pesar de prestar puntos centrales de su trama de otras cintas más famosas, como Wall-E (Stanton, 2008) y Elysium (Blomkamp, 2013), sorprende por su creatividad, construcción de un mundo propio y la química de su elenco. A pesar de que comparte el pesimismo de la cinta de Blomkamp –así como algunos puntos del diseño de producción– Space Sweepers pasa su historia por el prisma de la comedia, recordando a las dinámicas de grupo que Joss Whedon, recientemente acusado de maltrato por los protagonistas de Justice League, ensayó con gran éxito en Avengers (Whedon, 2012).

El principal antagonista también remite a los villanos de Marvel, pues se trata de una figura poco memorable que destaca entre el elenco por ser el elemento más flojo. James Sullivan (Richard Armitage), titular de la corporación UTS, es un capitalista dispuesto a abandonar a la mayoría de la población humana y a justificarlo con la consabida ideología eco-fascista de cada villano de Hollywood de los últimos veinte años [recordemos, por ejemplo, el discurso que el agente Smith recita a Morpheus en Matrix (las hermanas Wachowski, 1999), o el razonamiento genocida de Thanos (Avengers: Infinity War, 2018]. Tal vez su mediocridad y presencia grisácea puedan interpretarse como un comentario sobre el carisma negativo de los billonarios actuales, responsables de nuestro desastre medioambiental, pero la transformación física de Sullivan hacia el final pone en duda esta hipótesis.

La aparición de Kot-nim provoca que las rudas apariencias de la tripulación den paso a historias de pérdida, crimen, rebeldía y resistencia. Su inocencia revela las contradicciones del mundo en que vive la tripulación del Victory, llevándoles del individualismo egoísta que persigue la ganancia a la búsqueda del bien común, aunque este conlleve un sacrificio. En este sentido Space Sweepers presenta sutilmente una crítica al capitalismo ecocida de nuestro presente.

Aunque no se sienta como una película “woke”, muestra un estado de vigilancia, una máquina de propaganda, la unión entre capital y las fuerzas armadas, la destrucción del medio ambiente, la injusticia de la desigualdad y la opresión y la solidaridad de clase. Es gracias a que no recurre a momentos discursivos – tan socorridos en la actualidad para las cintas “progresistas”– que se sale con la suya sin sentirse como un vehículo para su ideología.

Su diseño de producción es efectivo al construir un mundo propio: avejentado, sucio y miserable que contrasta con el desplante tecnológico del entorno habitado por James Sullivan y su compañía. En el tercer acto aparece un rifle futurista que le da la bienvenida a su usuaria en un acto inesperado y delirante que revela un genio caprichoso, además de su deuda con el cine de serie B. Este tipo de detalles, si bien no aportan a la historia, ensanchan el mundo que los personajes habitan.

El extenso universo no se limita a una buena escenografía y diseño de arte, pues, a pesar de ser una película coreana, incluye hablantes de al menos cinco o seis idiomas distintos. Sus habitantes son multiétnicos y políglotas gracias a un detalle tecnológico: un auricular que traduce instantáneamente. La cinta ofrece una colorida y sonora visión del futuro que deberíamos exigirle a cualquier blockbuster estadounidense.

Si bien se le puede recriminar el tono de su final –un giro es suficiente, por favor–, así como su fijación con la exposición de la trama en boca del antagonista, Space Sweepers es inmensamente disfrutable que, aunque a menudo recuerde a otras películas, se siente como una bocanada de aire fresco en el panorama cinematográfico por su elenco carismático, dirección ágil y enfocada en la convivencia cómica de sus personajes, y acción competente que no depende de forma excesiva del CGI.

Como es costumbre en Netflix, no es fácil de encontrar entre sus montañas de contenido, pero vale la pena que se busque. El único temor que me queda es que su director y escritor, Sung-hee Jo, sea reclutado por el conglomerado de Disney para dirigir alguna de sus incontables franquicias, pues ha demostrado que puede hacer una película en el estilo de acción-sarcasmo que tanto gusta de producir.

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