Palomita de maíz

– Sitio independiente de cine y TV.

¡Shazam! La furia de los dioses: desangelada secuela

Escrito el 16 marzo, 2023 @bmo985

Dirección: David F. Sandberg.

Guion: Henry Gayden, Chris Morgan, Bill Parker, C.C. Beck.

País: Estados Unidos.

Elenco: Zachary Levi, Helen Mirren, Lucy Liu, Rachel Zegler, Asher Angel, Jack Dylan Grazer, Marta Milans, Adam Brody, Djimon Hounsou.

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt10151854/

¡Shazam! La furia de los dioses. Dir. David F. Sandberg. Warner Bros. 2023.

Una película de acción sin emociones. Una comedia sin chistes. Un espectáculo de efectos especiales que poco tienen de especiales. Un comercial para una secuela que probablemente nunca llegue. Estas y otras cosas podrían resumir la experiencia de ver ¡Shazam! La furia de los dioses, la penúltima película del moribundo universo DC, el cual ha trastabillado desde su inauguración, entre el sombrío camino del héroe trazado por Zack Snyder y la torpe emulación de su contraparte marveliana.

El joven Billy Batson (Asher Angel), a punto de cumplir 18 años, enfrenta una crisis moral cuando comienza a dudar de sus habilidades para liderar al grupo de encapotados todopoderosos. Despreciado en su ciudad y conocido no por salvar a sus habitantes sino por la destrucción que deja a su paso, este conjunto amenaza con desbandarse. La secuencia heroica inaugural los sigue mientras rescatan a los transeúntes de un puente que se derrumba, durante la cual es fácil adivinar por qué no tienen el respeto de sus conciudadanos: están más preocupados por hacer bromas que por rescatarlos.

Desde su primera entrega, ¡Shazam! (David F. Sandberg, 2019) fue el elemento más ligero del universo construido por DC, pues tratándose de un grupo de huérfanos, el sarcasmo y la incredulidad frente a sus poderes le otorgaba un encanto teñido por la ingenuidad de sus jóvenes protagonistas. Aquella entrega era, ante todo, una dosis de entretenimiento que, sin ser paradigmática ni particularmente innovadora, cumplía su cometido. Frente la solemnidad snyderiana, ¡Shazam! era festiva y despreocupada.

En ¡Shazam! La furia de los dioses, en cambio, aquel encanto no se halla por ningún lado. El sarcasmo de Batson y su cohorte se siente cansado, formulaico y tan característico de aquella incredulidad burlona que caracteriza a los filmes de Marvel. “Wow, ¿acabo de hacer eso?” “¡Oh, eso fue INCREÍBLE!” (en una escena que podría calificar como abuso de una persona de la tercera edad, Zachary Levi interrumpe a Helen Mirren, quien interpreta a la villana Hespera, para comentar “Yo no tengo la experiencia que tú tienes, porque eres súper vieja, jeje”). El guion de esta segunda entrega usa este tipo de diálogos constantemente y, después de 130 minutos, uno no puede más que hacer un movimiento circular con los ojos y rezar porque llegue el fin. En más de un momento llegué a desear que Lucy Liu (quien interpreta a la villana Kalypso) le pusiera fin a mi sufrimiento, despachándose a los seis precoces súperdotados.

Hay algo de preocupante en la reocurrencia de este sarcasmo burlón, que más que ejemplo de comicidad, se convierte en un juego de metaficción en el que parece que los personajes comentan sobre los acontecimientos de la película y no que los viven. Aunado a la pésima manufactura de sus efectos especiales (excesivos, innecesarios y terribles), ¡Shazam! La furia de los dioses prácticamente le ruega a su audiencia que interrumpa la suspensión de incredulidad, aquel acuerdo tácito entre audiencia y película según el cual no cuestionamos el funcionamiento del mundo en la pantalla, sin que quede claro el porqué. Al señalar una y otra vez a sus propios elementos, al cuestionar la validez de tal o cual acontecimiento y, sobre todo, al contrarrestar los discursos solemnes de la dupla de villanas conformadas por Mirren y Liu con el chacoteo imbécil espetado por Levi, el filme destruye toda posibilidad de inmersión en el universo que crea. Si sus propios personajes no se creen lo que ocurre a cuadro, ¿por qué debería de hacerlo la audiencia?

¡Shazam! La furia de los dioses. Dir. David F. Sandberg. Warner Bros. 2023.

El CGI sirve para hacer que lo extraordinario se vuelva real, pero, como lo demuestra este filme, la tendencia en años recientes se dirige hacia todo lo contrario: recrear lo verídico, pero de mala gana. Tal vez se deba a la necesidad siempre presente de ahorrar dinero en escenografías, o a que los grandes estudios le han perdido el respeto a aquel oficio, pero esta propensión es cada vez más preocupante. Tómese, por ejemplo, el refugio de las antagonistas, una suerte de templo griego en lo alto de un monolito, en cuyo oscuro interior, poblado por genéricos bustos de mármol y otros elementos que vagamente nos hacen pensar en la Grecia clásica, delibera el trío malvado sobre si la Tierra merece o no ser destruida. Es fácil imaginar a estos personajes colocados de pie en un escenario de pantalla verde (el trabajo de cámara hace poco para hacer que sea interesante). Corte al plano general de la guarida, corte al interior, corte a plano medio del personaje en turno.

¡Shazam! La furia de los dioses está tan ocupada con convertirse en un remedo de Marvel que ha reproducido de forma fidedigna su espantoso lenguaje visual. Primeros planos y planos medios, planos de reacción, grandes planos panorámicos para mostrar un escenario creado con efectos digitales, estacionamientos, azoteas, lugares caracterizados por su clara falsedad, en fin, elementos que estarían mejor utilizados en un comercial para automóviles que en una película. Con frecuencia existe la impresión de que los actores nunca o pocas veces comparten el mismo espacio, pues David F. Sandberg y su director de fotografía Gyula Pados se contentan con juegos de plano-contraplano mientras sus personajes están de pie en un estacionamiento, reaccionando a cualquiera de los apuntes sin gracia hechos por los superhéroes adolescentes en cuerpo de adultos. La cinta habita pocos lugares que se sientan reales, más bien prefabricados, grises y carentes de personalidad.

Por último, ¡Shazam! La furia de los dioses parece en otro aspecto un manual sobre la muerte del cine de la mano de los grandes estudios. Cada una de las referencias (porque sabrán ustedes que la fórmula comédica de nuestros tiempos se compone de partes iguales de sarcasmo incrédulo, frases hechas y referencias a la cultura pop) proferidas por la camarilla de adolescentes pertenece a la propiedad intelectual de Warner Bros, ahora Discovery Warner. Harry Potter, Juego de tronos, la saga de Rápidos y furiosos, otros personajes de DC, todos forman parte del arsenal corporativo autorizado por los hombres y mujeres de traje a los que los guionistas tuvieron que ceñirse. Más que un ejercicio de expresión artística, es la expresión de la verticalidad burocrática que con tanto ahínco ha oprimido el arte cinematográfico por los últimos 12 años. La cereza en el pastel de la muerte de la creatividad es la inclusión en un momento clave de la trama de cierta marca de coloridos caramelos confitados, cuyo eslógan aparece no una sino dos veces para provocar la risa del espectador (parcialmente exitoso en la función que me tocó).

Seguramente todo esto podría pasarse de alto si al menos esta secuela tuviera algo que ofrecer en algún departamento, pero ni siquiera la envejecida sonrisa de Levi (quien de alguna forma logra que su personaje sea aún más idiota que en la primera entrega), ni la seriedad de Mirren, ni la inseguridad nerd del personaje de Jack Dylan Grazer, ni la furia vengativa de Liu pueden conjurar al menos un momento disfrutable que no esté caracterizado por el rigor mortis que nos confirma lo que ya sabíamos: ¡Shazam! La furia de los dioses había muerto antes de su estreno.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Palomita de maíz participa en el Programa de Afiliados de Amazon, diseñado para que el sitio gane comisiones a través de enlaces con Amazon. Esto significa que cuando compren alguna película, serie de televisión o libro en Amazon a través de los enlaces establecidos en el sitio, Palomita recibirá un porcentaje del precio ese producto.