Saint Omer: la reapropiación del mito de la mujer vengativa
Dirección: Alice Diop.
Guion: Alice Diop, Amrita David, Marie N’Diaye.
Elenco: Kayije Kagame, Guslagie Malanda, Valérie Dréville, Xavier Maly, Aurélia Petit, Thomas de Pourquery.
País: Francia.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt15376894/

Ante el anuncio reciente de las nominaciones a los Premios Óscar, resulta urgente celebrar las contribuciones que las cineastas Negras hicieron al mundo del cine en 2022. Estas obras, que la industria invisibiliza en favor de productos blancos y masculinos, son una invitación a mirar el mundo de otro modo. Nanny de Nikyatu Jusu, Honk for Jesus. Save Your Soul. de Adamma Ebo, The Woman King de Gina Prince-Bythewood y Till de Chinonye Chukwu son tan solo algunas películas dirigidas por mujeres Negras que merecen y necesitan la atención del público, y que fueron ignoradas por los premios más importantes del cine.
Luego de su paso por el Festival de cine de Venecia, donde se alzó con el León de plata a la Mejor dirección, la cinta francesa Saint Omer se exhibe por fin en cines estadounidenses bajo el sello de Super LTD. El primer largometraje de ficción narrativa de la documentalista Alice Diop tiene como inspiración el mito griego de Medea, la bruja infanticida que mató a sus propios hijos por rencor y venganza. Se trata de otra película brillante dirigida y coescrita por una mujer Negra.
La novelista Rama (Kayije Kagame) asiste al juicio de Laurence Coly (Guslagie Malanda), una joven inmigrante de Senegal acusada de matar a su hija de 15 meses al abandonarla en la marea alta en una playa del norte de Francia. A medida que avanza el juicio, las palabras de los acusados y los testimonios de los testigos sacuden no solo las convicciones de Rama, sino del Tribunal de Justicia de Saint Omer. A la vez, funciona como una invitación a la audiencia a repensar sus códigos morales y culturales sobre la maternidad. Después de todo, ¿qué es ser una madre “ejemplar” sino cumplir con las expectativas de un rol creado por las instituciones sociales?
La película arranca mostrando el mundo en apariencia estable y feliz de Rama. Sin embargo, recuerdos de su niñez y adolescencia que aparecen de manera intermitente a lo largo de la cinta revelan una historia familiar inconclusa. El juicio de Laurence obliga a Rama a revaluar la relación complicada con su madre, así como su embarazo de cuatro meses.

Filmada como una pieza de cámara, la mayor parte de la historia transcurre al interior de la sala del juicio. Diop presenta meticulosamente el protocolo judicial: la selección del jurado, la lectura de la acusación, el desfile de testigos y la exposición final de las partes. Mientras Malanda realiza un esfuerzo maratónico al estar de pie la mayor parte del tiempo, hablando en el mismo tono y mirando hacia la misma dirección, donde está la jueza, Kagame se empequeñece gradualmente en el asiento, agobiada por el juicio. Diop hace uso ejemplar del espacio y logra una atmósfera claustrofóbica de tensión creciente.
Hay una serie de paralelismos, además del asunto maternal, entre Rama y Laurence. Ambas son mujeres Negras y están unidas sentimentalmente a hombres blancos. De algún modo, Rama encarna todo lo que Laurence quisiera tener: una vida personal y profesional estable. Soñando con la idea de obtener un grado doctoral en filosofía, y a la vez queriendo distanciarse de sus padres, a quienes describe como un hombre culto y sensible y una mujer ausente y distante, la elocuente Laurence es un misterio a través del juicio. Sus motivaciones no están claras. Aunque acepta la acusación, no se considera la principal responsable ni puede explicar por qué cometió tal acto. Lo que sí queda claro es que su estancia en Francia ha sido un ciclo de fracasos, desde decepciones familiares y dificultades económicas, hasta un embarazo no deseado producto de su relación con un hombre casado.
Precisamente, la construcción del personaje de Mr. Dumontet (Xavier Maly), expareja de Laurence y padre de la niña, es otro acierto. Este hombre maduro de apariencia frágil e inofensiva trasciende, a pesar del poco tiempo en pantalla, el retrato unidimensional de la dominación masculina. Diop nunca tiende al melodrama ni encasilla a sus personajes como héroes o villanos. Es capaz de señalar con firmeza sin adoctrinamientos ni manipulaciones. Paradójicamente, en un espacio cerrado, la realizadora ofrece una visión amplia del mundo.
A pesar de que su contención le impide llegar a un nivel amplio de impacto, la candidata francesa a los Premios Óscar, injustamente ignorada, es una película actuada brillantemente que entiende lo que significa la empatía. El monólogo final de la abogada defensora, en una intervención notable de la actriz Aurélia Petit, sella una propuesta admirable. Diop toma el estereotipo de la mujer vengativa, tan fuertemente enraizado en la cultura occidental, y lo convierte en una exploración sutil de la depresión, el lado oscuro de la maternidad y el rechazo de la sociedad a lo “diferente”.

Kenny Díaz nació un 28 de enero de 1996 en Carolina, Puerto Rico, en donde vive. Creció viendo telenovelas con su mamá y amando el pop romántico contemporáneo. Su amor por el cine vendría más tarde junto con el seguimiento a las premiaciones como los Globos de Oro y los Premios Óscar. Ama el cine de Terrence Davies y las historias centradas en personajes femeninos fuertes y complejos. Obtuvo su bachillerato en Historia de América en 2019 de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Actualmente cursa una Maestría en Estudios Culturales en la Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Gurabo. Entre sus intereses de investigación están los movimientos sociales y prácticas de resistencia, la construcción de culturas de paz y el problema de la violencia en América Latina desde la producción cultural, con énfasis en el cine y la literatura. Aspira a ser guionista de cine en unos años, así como docente e investigador.