Recursos humanos: un godínez contra el sistema
Dirección: Jesús Magaña Vázquez.
Guion: Jesús Magaña Vázquez y Fernando del Raso basados en la novela Recursos humanos de Antonio Ortuño.
Países: México, Argentina.
Elenco: Pedro de Tavira, Juana Viale, Cecilia Ponce, Daniel Tovar, Giuseppe Gamba.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt21809104/

Ya lo sabemos, la oficina es un lugar aburrido y sus caprichos jerárquicos hacen miserables las vidas de los millones de trabajadores que diariamente asisten a un edificio corporativo. Tras la sátira mordaz de cineastas como Mike Judge (Office Space de 1999) y David Fincher (Fight Club también de 1999), ¿qué más se puede decir al respecto? Recursos humanos, la nueva película del director mexicano Jesús Magaña Vázquez, responde con un decisivo “bastante”.
Esta película, que adapta la novela del mismo nombre de Antonio Ortuño, sigue los pasos de Gabriel Lynch (Pedro de Tavira), quien está decidido a vengarse de la empresa para la que trabaja, depositando todos sus esfuerzos en quebrar al júnior que ha tomado el puesto de gerente que Lynch tanto anhelaba (y creía merecer). Recursos humanos es una comedia negra con suficiente cinismo en la figura de su carismático (y psicótico) protagonista, quien rompe la cuarta pared para narrar sus infames aventuras haciendo trizas la vida de su jefe Constantino (Giuseppe Gamba). Está acompañado por personajes de dudosa moralidad, quienes viven entre el ejercicio del terrorismo, el asesinato por celos, la mentira, la duplicidad, el sexo y el adulterio (con la excepción de las bombas de clavos, una representación fidedigna del oficinismo mexicano, si me preguntan).
Recursos humanos está fotografiada en blanco y negro por el cinefotógrafo Alejandro Cantú, una decisión acertada porque acentúa el minimalismo de su diseño de producción (a cargo de Lizette Ponce), otorgándole un look de frialdad que refleja la falta de remordimiento de Lynch y sus acólitos. Asimismo, el aspecto monocromático funciona como un factor de distancia respecto a las depravaciones a cuadro, señalando el artificio cinematográfico de este espectáculo de crueldad cómica. En su conjunto, es un diseño de imagen que ha sido pulido hasta el mínimo detalle.
Adicionalmente, el amplio catálogo de movimientos de cámara que Magaña y Cantú hacen de este visionado una experiencia emocionante. Más allá de poner en imágenes una historia, Recursos humanos pone el acento en la narrativa visual, ¡y qué bien lo hace! ¡Un zoom por aquí! ¡Un plano secuencia por acá! La cámara es ágil e imaginativa, algo por lo que siempre estaré agradecido. Esta es una de esas ocasiones en las que uno piensa “el director es uno de los nuestros”, es decir, alguien que, embebido de cinefilia, puede concebir planos que sorprenden, imágenes no solo bellas sino funcionales en términos de una narración.
Recursos humanos maneja un humor negro que tal vez sea un choque para algunas personas, pero la desquiciada sonrisa de Pedro de Tavira como Gabriel Lynch no es celebrada sin ambages. Más bien es una invitación a pensar en las formas en las que la violencia no solo ingresa sino que moldea cada espacio que habitamos en México. El dicho vulgar que Constantino le dice a Lynch como una constatación de su convicción de que se ha ganado su puesto (en la vida y en la empresa), que por decoro no repetiré en esta reseña, es un reflejo de la forma en la que los mexicanos concebimos el día a día. Fregar al otro para que no te frieguen es un juego de suma cero y la violencia es un ciclo interminable en el que, claro, puedes llegar hasta la cima, pero ¿a qué costo?
Recursos humanos es una película de ambiciones comerciales, pero con suficientes toques artísticos como para considerarla como un grado más arriba del entretenimiento basura con temática del oficinismo que ha pululado en la taquilla mexicana. Su reflexión no invita a una vaguedad tipo “hay que ser mejores personas”, sino a concebir los mecanismos del juego perverso al que estamos sometidos en una dinámica de clases y una jerarquía laboral. ¿Cuál es el odio de Gabriel Lynch sino el odio hacia sí mismo por dejarse engullir en este torbellino de sexo sin amor, trabajo sin esperanza, muerte sin sentido y lealtad sin reciprocidad?
En conclusión, Recursos humanos puede parecer como otra película sórdida y vulgar que comenta superficialmente sobre el infierno del ambiente laboral, pero en realidad tiene bastante tela de dónde cortar. Es una película para gente que disfruta del cine, en la que puedes dejar la trama en segundo plano y enfocarte en la manera en la que sus creadores han realizado una cuidadísima puesta en escena.

J. Alejandro Becerra es un cinéfilo de opiniones controvertidas. Fundamentalista de Scorsese, se decanta por el cine hollywoodense, pero se empeña por descubrir películas de alrededor del mundo. Aunque estudió Historia en la universidad, le encantaría dedicarse a escribir sobre cine de tiempo completo. No se pierde los Óscares aunque le diga a todos que los odia. Entre sus películas favoritas están Rebecca, Carol, Cléo de 5 à 7, Casino y The Tree of Life. No lo admitirá, pero llora cada vez que mira el final de Porco Rosso. Es un ferviente fanático de Jessica Chastain y Oscar Isaac, y cuenta los días para verlos ganar sus Óscares. Actualmente se dedica a discutir en Twitter con extraños y a aprender sobre marketing digital.