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Pinocho de Guillermo del Toro: cuando la desobediencia es una virtud

Escrito el 12 diciembre, 2022 @andreamarserr

Disponible en:

Dirección: Guillermo del Toro y Mark Gustafson.

Guion: Guillermo del Toro y Patrick McHale.

Elenco vocal: David Bradley, Ewan McGregor, Gregory Mann, Tilda Swinton, Ron Perlman, Finn Wolfhard, Burn Gorman, Christoph Waltz, Cate Blanchett, John Turturro, Tim Blake Nelson.

País: Estados Unidos.

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt1488589/

Pinocho de Guillermo de Toro. Dirs. Guillermo del Toro y Mark Gustafson. Netflix. 2022

De alguna manera, los astros se alinearon para que en 2022 salieran dos películas de Pinocho (sin contar la versión de 2019 del director Matteo Garrone). Por un lado, Disney continua su tendencia de llevar historias animadas al live action y sacó en su plataforma de streaming una versión nueva en septiembre. Por otro lado, después de que Guillermo del Toro anunciara su propia adaptación y que pasara años en un limbo de producción por falta de financiamiento, finalmente llegó su versión de la historia en donde se apropia del personaje para honrar lo que el director siempre ha representado: la desobediencia. ¿En qué contexto la desobediencia es un valor que defender? Nada más y nada menos que en la Italia gobernada por el fascismo de Benito Mussolini, donde el lema que tapiza las calles es “creer, obedecer, combatir”.

En esta versión, el carpintero Geppetto (David Bradley) vive felizmente con su hijo Carlo (Gregory Mann), quien es, a todas luces, perfecto. Todo se viene abajo para Geppetto cuando Carlo muere por una bomba durante la Primera Guerra Mundial. Inconsolable, el carpintero pasa años sin trabajar y bebiendo alcohol hincado ante la tumba de su hijo, hasta que eventualmente junto a ella crece un árbol.

Éste parece ser el hogar perfecto que Sebastian J. Grillo (Ewan McGregor) lleva tiempo buscando para escribir sus memorias; sin embargo, sus planes son descarrilados por Geppetto quien, en un arranque de ira y desolación, tala el árbol y construye una marioneta imperfecta de madera. Todo esto es observado por un espíritu del bosque (Tilda Swinton) que le brinda vida a la marioneta para hacerle compañía al pobre hombre, bautizada como Pinocho.

Para colmo del capintero, la marioneta es todo lo contrario a Carlo. Por su parte, Pinocho (Gregory Mann)se encuentra con una comunidad rígida que no solo no fomenta su curiosidad, sino que lo rechaza abiertamente como uno de sus miembros. Así se desarrolla la historia de “padres e hijos imperfectos” narrada por Sebastian, en la que Pinocho sirve como catalizador de cambio ante un mundo que lo quiere cambiar a él.

El elenco cuenta con estrellas de las que destacan particularmente Ewan McGregor, al brindar un abanico amplio de emociones y reacciones a Sebastian (quien es aplastado incontables veces a lo largo de la cinta), Gregory Mann por su trabajo vocal en las canciones y David Bradley por evocar a un hombre roto con quien es sencillo empatizar. Una de las mayores sorpresas es la interpretación de Cate Blanchett como el mono Spazzatura, pues si bien Blanchett ha prestado su voz para otros proyectos animados, su trabajo aquí tiene una naturaleza mayoritariamente onomatopéyica.

Del Toro siempre ha sido un defensor de la animación como medio, y su amor por ella es palpable aquí, pues la técnica de stop-motion es utilizada de manera metódica en donde cada detalle, incluyendo el más mínimo movimiento de ojos, otorga más y más vida a los personajes y sus entornos. En este sentido, el diseño de sonido a cargo de Scott Martin Gershwin es fundamental para que todo se sienta vivo.

Pinocho de Guillermo de Toro. Dirs. Guillermo del Toro y Mark Gustafson. Netflix. 2022

La animación brinda la oportunidad de introducir elementos de horror al jugar con las maneras en las que el cuerpo de la marioneta se contorsiona. La calidad de la animación es tal que no es difícil entender el camino largo que la película tuvo que recorrer para ver la luz (no por nada los nombres de las y los animadores que trabajaron en ella aparecen al inicio de los créditos, aun antes que los del elenco de actuación).

Uno de los pilares fundamentales de la obra es la banda sonora de Alexandre Desplat, en ocasiones acompañada por las letras de Guillermo del Toro, Roeban Katz y Patrick McHale. En la música predominan los instrumentos de madera para representar materialmente al personaje principal, pero también lo hacen en un aspecto sentimental al ser sonidos suaves que evocan la inocencia y sensación de asombro, aunque sin temor a acercarse a los tonos oscuros y militaristas de la historia.

Pinocho también cuenta con varias canciones interpretadas por los mismos actores. En “Big Baby Il Duce March”, uno de los mejores y más divertidos números, Pinocho muestra su naturaleza subversiva al cambiar la letra de la canción escrita por el Conde Volpe en honor de la presencia de Mussolini para hacer una llena de referencias escatológicas. La voz de Gregory Mann también abona para dar emociones a “Ciao Papa”, la canción principal de la película.

Pinocho es posiblemente, y hasta ahora, la película que más representa a Guillermo del Toro como creador al aglomerar el horror, la fantasía y la crítica social, pero conservando el sentimiento de asombro infantil que ha estado presente a lo largo de su obra, así como los tintes de humor. Cualquier espectador podrá ver tanta o tan poca crítica hacia aspectos como el militarismo, el fascismo, la religión institucional y la relación entre ellos como quiera ver, pero el hecho es que Pinocho continúa por el mismo camino que El espinazo del diablo (2001) y El laberinto del fauno (2006) recorrieron anteriormente: uno que los protagonistas forjan en dirección opuesta al que los poderes fácticos quieren que recorran. De alguna manera, ésta puede ser considerada como la tercera entrega de una saga en donde las infancias en un grado de orfandad son las heroínas de la historia en un mundo a todas luces opresivo y desolado, precisamente por su naturaleza infantil.

“Daré lo mejor y eso es lo mejor que uno puede hacer,” repite Sebastian J. Grillo a lo largo de la película y eso también es lo que hizo del Toro junto con su equipo: una versión de Pinocho que no subestima a su audiencia y que se atreve a retar lo establecido con el personaje para resignificarlo junto con sus relaciones. En un mundo donde todos actúan como marionetas, el Pinocho de Guillermo del Toro se rehúsa a hacerlo y nos instiga a hacer lo propio en el nuestro.

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