Pantera negra: Wakanda por siempre – la angustia del superviviente
Disponible en: cines.
Director: Ryan Coogler.
Guion: Ryan Coogler, Joe Robert Cole
Elenco: Letitia Wright, Angela Bassett, Tenoch Huerta Mejia, Lupita Nyong’o, Danai Gurira, Martin Freeman, Winston Duke, Dominique Thorne.
País: Estados Unidos.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt9114286/

La fase cuatro del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU, por sus siglas en inglés), con siete películas y 10 presentaciones televisivas, supera en volumen al resto de periodos de la franquicia. Este modelo de producción tan redundante ha sido abrumador hasta para los fanáticos más leales, pues la calidad visual y narrativa ha sido disímil desde el clímax que representó Avengers: Endgame (Joe y Anthony Russo, 2019). Esta última, por lo menos, inspiró cierto nivel de ambición en sus sucesoras ya que sus eventos transformaron la experiencia de vida de todos sus superhéroes, quienes ahora enfrentan problemáticas relacionadas con violencia de género (Black Widow, She-Hulk), procesos de migración forzada (Falcon y el Soldado del Invierno, Ms. Marvel), experiencias de discapacidad física y mental (Hawkeye, Moon Knight) y duelos no resueltos (WandaVision, Doctor Strange: en el multiverso de la locura, Thor: amor y trueno).
Era de esperarse que Pantera negra: Wakanda por siempre, la pieza que culmina esta fase, se enfocara en los mismos temas que sus predecesoras, pero la película adquirió una responsabilidad adicional que las demás historias no tuvieron: honrar el legado del protagonista fallecido de Pantera negra. Cuando Chadwick Boseman, quien interpretaba al rey T’Challa, falleció en 2020, su contribución al MCU ya era inmensa. Con cuatro apariciones en la franquicia, su rostro no solo era reconocido internacionalmente, sino que también estaba asociado con la primera cinta de superhéroes nominada al Óscar a Mejor película, una obra considerada como un hito en la representación de los afrodescendientes en el cine comercial.
Léase: Pantera negra: una fábula sobre colonialismo
Wakanda sin T’Challa
Ante esta situación, Marvel Studios declaró que no reemplazaría a Boseman, prefiriendo que el manto de T’Challa permaneciera asociado a este actor, con la muerte del rey sucediendo fuera de la pantalla y motivando la trama de la nueva película. En Wakanda por siempre, el director Ryan Coogler y el coguionista Joe Robert Cole reverencian las virtudes de su personaje, incluyendo las acciones polémicas que tomó como líder de Wakanda, un país que vivía en secreto hasta que él decidió revelarlo al mundo. Pese a la muerte del personaje, los cineastas retratan los resultados del arbitrio del rey. ¿Fue la solidaridad de T’Challa un regalo para el mundo o la perdición para su nación?
En la secuela, Wakanda atraviesa una crisis de legitimidad sin precedentes. El país no solo perdió a su protector, sino también al guía espiritual representado en la figura de pantera negra. En la primera película, se estableció que la Pantera podía comunicarse con sus ancestros gracias a las propiedades esotéricas de una planta. Sin el rey, la pantera negra y la hierba de corazón (destruida por Killmonger en la primera cinta), la noción de unidad política y religiosa de Wakanda se deteriora ahora que no están seguros de que exista vida después de la muerte. Debido a esto, la reina Ramonda (Angela Bassett), madre y sucesora de T’Challa, intenta restaurar el corazón de su país y aliviar la pena de su hija Shuri (Letitia Wright).

Bassett, el alma de Wakanda por siempre, regala una interpretación que debería ser considerada entre los circuitos de premiación de 2022. La valentía de Ramonda es demostrada primero desde una apasionada defensa del vibranio, un recurso natural que se encuentra exclusivamente en Wakanda. La actriz construye a una soberana talentosa, capaz de anunciar que su nación no es más vulnerable por la muerte de su hijo, mientras esconde la extensión de su pena. Bassett, monumento de dignidad y perseverancia, también transmite que Ramonda no soporta la idea de perder a la única hija que le queda. Su mejor escena sucede cuando sucumbe ante su ansiedad en público y lamenta todo lo que ha perdido su familia durante años de servicio al país.
Talocan: una potencia de mesoamericanos exiliados
La idea del monopolio minero de Wakanda colapsa con la aparición de Talocan, otra nación con una economía dependiente de vibranio que se mantuvo incógnita desde que el colonialismo español acosó las costas mesoamericanas durante la Conquista. Después de que la viruela y el dogma cristiano, importados por los europeos, devastaran a sus ancestros, los talocani se ocultaron en la oscuridad de los océanos bajo el mandato de Namor (Tenoch Huerta Mejía), un imponente mutante también conocido como Ku’uk’ulkan (serpiente emplumada en maya yucateco), debido a las alas que brotan de sus tobillos.
Cuando el Consejo de las Naciones Unidas sabotea a Wakanda para que entregue sus reservas de vibranio, Namor amenaza a Ramonda con destruir su país si no mantiene la ilusión de que los talocani jamás han existido. Coogler y Cole tintan de paranoia la presencia de Namor, pues parece que es mejor que su comunidad viva en secreto antes que perecer ante la codicia de las potencias contemporáneas.

En una secuencia inolvidable encontramos que la gente de Namor sacrificó su capacidad para respirar el aire de la superficie y la bendición de una muerte bajo el techo del hogar ancestral para así escapar del yugo español y evitar su aniquilación. La cultura mesoamericana que se usó como base para construir a los talocani se combina con la ciencia ficción para expresar contradicciones, por ejemplo, que puedan conservar su lenguaje – el maya yucateco– aunque tengan que integrar la violencia del idioma de sus adversarios. En este punto, Namor se apropia de un nombre humillante asignado por un religioso español para así presentarse como un líder preparado para defender la dignidad de su pueblo.
Para establecer el pasado de los talocani, el compositor Ludwig Goransson produjo dos canciones fascinantes. “Árboles bajo la lluvia”, cantada en español, acompaña el relato de origen de Namor y expresa cómo el desplazamiento llevó a esta comunidad a “sembrar” su cultura en las profundidades del océano. “Con la brisa” contribuye a la perspectiva inicial que tiene Shuri del pueblo de Namor, encantada de este Atlantis latinoamericano e ignorante de los alcances de su ira con el mundo de la superficie.
Coogler hace anhelar un pronto regreso de Talocan en las siguientes entregas del MCU. El director explota los talentos de su equipo creativo ganador del Óscar, desde los vestuarios de Ruth Carter hasta el diseño de producción de Hannah Beachler, para generar una sensación de autenticidad para los antagonistas. Carter, en particular, propone detalles fascinantes al porte real de Namor cubriendo su cuerpo, no con el látex de los superhéroes de siempre, sino con perlas y cerámica tallada.
Al mismo tiempo, Wakanda y Talocan tienen otra cosa en común más allá del vibranio y su pasado colonial. Coogler y Cole, a través de estas dos naciones, argumentan que la tecnología no es el motivo por el cual las naciones progresan, sino la forma en la que reaccionan a la muerte y el trauma. El conflicto de estas poblaciones conlleva a reacciones exageradas por parte de ambos bandos que promueven su extinción mutua y no su colaboración. Namor erra al permitir que su pena provoque la ira de Shuri, alguien que está sufriendo su propio duelo.
El duelo de Shuri
Wakanda por siempre es un blockbuster extraño. Su ritmo renuncia a depender de escenas de acción y se detiene para acompañar a los personajes en su duelo por T’Challa. Okoye (Danai Gurira), su guardaespaldas, y Nakia (Lupita Nyong’o), su confidente, enfrentan sus propias dudas y toman decisiones ante el vacío dejado por una persona tan importante. De este modo, la muerte de Boseman no es motivo para que la película sea desafortunada; más bien, es una invitación para considerar nuestra desesperación por una pérdida y razonar con nuestra soledad.

Shuri, el personaje central posterior a la muerte de T’Challa, ya no es un alivio cómico o un intelecto impresionante. No es siquiera un símbolo de la religión en Wakanda como lo fue su hermano. Comparada con su madre, quien se refugia en su cultura para enfrentar sus pérdidas, Shuri se enfoca en sus inventos y se rehúsa a enfrentar su dolor en silencio o en compañía de amigos como Nakia o M’Baku (Winston Duke). Mientras otros afirman sentir el confort de T’Challa en su ausencia, Shuri niega que tal experiencia sea posible para ella.
La interpretación de Letitia Wright como Shuri se diferencia inmediatamente de otras en tramas sobre duelos en el MCU. A diferencia de Wanda Maximoff, heroína atravesando por un duelo similar y que sucumbió ante un egoísmo controversial en Doctor Strange: en el multiverso de la locura, Shuri es alguien que, aun al borde del abismo, no renuncia con facilidad a sus virtudes. La princesa se entrega a la protección de Riri Williams (Dominique Thorne), una extranjera con una inteligencia peligrosa para Wakanda, antes que permitir que Namor le haga daño. Esta actitud es otro homenaje a la solidaridad que evidenció su hermano en la primera película con Everett Ross (Martin Freeman), un agente de la CIA que poseía los medios para desestabilizar su gobierno.
En el momento en que el conflicto interno de Shuri se hace complicado para su propia madre y sus amigos, Shuri se lamenta que su tristeza la acerque más al recuerdo de su primo Killmonger, alguien que buscaba desquitarse del mundo entero por el dolor que sentía, que al amor que profesaba su hermano. Cada matiz en el arco de Shuri es motivo para celebrar la ambición de Wakanda por siempre, ya que es imposible la construcción de un puente entre las culturas wakandianas y talocani, si ambos bandos consideran la venganza como la única forma en la que restaurarán lo perdido por sus ancestros.
Lastimosamente, la fortaleza temática que Wakanda por siempre sostiene durante sus primeros dos actos sufre el mismo destino que varias películas del MCU: siquiera con Bassett, Wright y Huerta cargando con la responsabilidad de suministrar emociones genuinas a esta trama de ciencia ficción, en el clímax se prefiere reemplazar sus rostros con muñecos diseñados por computadora, crudos y carentes de realismo, que se golpean entre sí y deterioran la emotividad de la historia.
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Chadwick Boseman es un componente integral de Pantera negra: Wakanda por siempre. T’Challa nunca se siente ausente, pues sus acciones son continuadas por su madre y hermana. Ramonda defiende el vibranio de su país ante los buitres del mundo, pero esto no le impide extender su hospitalidad a extranjeros o pausar sus responsabilidades para atender la pena de su familia. Para Shuri, la pérdida de su hermano la empuja a convertirse en una líder diferente, una que tiene que lidiar primero con su dolor, antes que arriesgarse a causar guerras interminables con sus nuevos adversarios. Por último, la ambición temática de Coogler y Cole constituye a Namor y los talocanis como oponentes admirables y no como los residuos de un proceso colonialista, incluso si el dolor acumulado de siglos de maltrato amenaza con estallar de formas inimaginables.

Carlos es un médico y profesor colombiano. Descubrió su amor por el cine a los 7 años, cuando su papá le consiguió un reproductor VHS y varias cintas. Luego de ver Star Wars – Episodio III se enamoró para siempre de las salas de cine. Más adelante, se obsesionó con coleccionar películas en DVD y Blu-ray. Durante el curso de su carrera de medicina, sus amigos le convencieron de escribir sobre las cintas en su colección y henos aquí…