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Murina (TIFF 2021): la osadía de la juventud y el pragmatismo de la experiencia

Escrito el 13 septiembre, 2021 @alessandra_kr

Sección: Cine mundial contemporáneo.

Dirección: Antoneta Alamat Kusijanović.

Guion: Antoneta Alamat Kusijanović.

Países: Croacia, Brasil, Estados Unidos, Eslovenia.

Elenco: Gracija Filipovic, Danica Curcic, Cliff Curtis, Leon Lucev.

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.tiff.net/events/murina

Murina
Murina. 2021. Cortesía TIFF.

Julija (Gracija Filipovic) parece tener una vida de ensueño en una isla paradisiaca de Croacia. La adolescente pasa sus días nadando en el mar cristalino, cazando morenas con su padre Ante (Leon Lucev) y observando a los chicos vacacionistas que cachan su ojo. No obstante, al ver más de cerca su rutina nos damos cuenta de que vive oprimida por la personalidad dominante y asfixiante de Ante, quien controla tanto a Julija como a su mamá, Nela (Danica Curcic).

En su ópera prima, Antoneta Alamat Kusijanović presenta una historia tanto de maduración como de rebelión, con Julija adquiriendo osadía cuando llega al punto en que ya no aguanta a su papá. Esta insolencia está íntimamente relacionada con la llegada de Javier (Cliff Curtis), un antiguo amigo de la familia y actual magnate inmobiliario que está pensando en crear resorts en el área, en colaboración con Ante.

Javier es lo opuesto de Ante. Mientras que el papá atormenta a la hija con microagresiones sexistas, Javier es alentador y paciente con ella. Ante es la máxima expresión de toxicidad y abuso emocional, y Javier es la alternativa que Julija distingue inmediatamente para tener una vida mejor. El hecho de que Nela y Javier tengan una atracción innegable de siglos hace todo más sencillo para que Julija divise un escenario perfecto en el que los tres abandonan juntos este lugar y, por supuesto, al hombre que causa desdicha.

Murina es una exploración estresante de la toxicidad familiar cimentada en el machismo y la superioridad. Ante mantiene una nube de negatividad y presión sobre las mujeres de la familia. A la vez que Julija es una bomba de frustración a punto de explotar, Nela intenta mantener la calma con justificaciones hacia el papá, argumentando que la presión del nuevo trato es lo que lo tiene así.

Justo en este choque de perspectivas se enfrenta la brecha generacional. La vida de Nela ha estado marcada por el sacrificio y la adecuación a sus circunstancias, mientras que Julija ve esto como una estrategia débil y pasiva. Prácticamente la niña culpa a la madre de la calidad de sus vidas. Lo cierto es que Nela mantiene una lealtad frustrante hacia el papá que no es ni merecida ni valorada por el hombre, exasperando tanto a hija como a audiencia.

Murina. 2021
Murina. 2021. Cortesía TIFF.

Los ojos inocentes e impacientes de Julija conducen su historia de crecimiento. Parece haber algo bajo la superficie en la relación entre Ante y Javier – aunque la película nunca lo explora a profundidad – que hace que todos tengan mayor claridad sobre la ingenuidad de su plan.

Esto, aunado a las actitudes nefastas de su padre que son toleradas bajo el razonamiento de que solo él sabe lo que Julija en verdad necesita, hacen de Murina una argumentación potente sobre la infravaloración de la juventud. Todos creen saber qué es lo mejor para la adolescente cuando queda claro que ella tiene sus propios deseos y convicciones. En el escenario en el que todos los adultos están ocultando sus cartas, Julija es quién tiene más claridad y decisión sobre lo que pasa y lo que quiere.

Al centro de la película, Gracija Filipovic ofrece una actuación reveladora y tumultuosa. Incómoda ante la presencia de su papá, pero encantada ante los ojos de Javier, Filipovic encarna la ansiedad de la adolescencia y la urgencia por empezar a vivir la vida que desea. Inquieta y decidida, su Julija se siente como un animal encerrado que anhela libertad y tranquilidad. Las escenas que Flilipovic y Lucev comparten son igualmente explosivas como atemorizantes. Hay tanto odio contenido que es cuestión de segundos para que cualquiera de los dos explote.

La fotografía a cargo de Hélène Louvart y Zoran Mikinčić-Budin es cautivadora en los escenarios que muestran la belleza de las costas croatas, aunque desafiante en los momentos de oscuridad. En momentos del último acto, no se distingue nada de lo que sucede en pantalla.

Mientras que Kusijanović celebra la osadía de la muchacha, también condena el engaño masculino. En Ante y Javier presenta dos tipos de masculinidades que, al final del día, decepcionan por igual. Uno atormenta y lastima, y el otro engaña y cautiva con palabras dulces. Por esto, el mensaje de autodeterminación es doloroso y empoderado. Kusijanović está consciente de la decepción que se puede tener al poner la fe ciega y desesperada en otros, por eso ondea una bandera de osadía e independencia.

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