Mi Iubita Mon Amour (Cannes 2021): Noémie Merlant debuta detrás de cámaras con un romance fugaz
Sección: Special Screenings.
Dirección: Noémie Merlant.
Guion: Noémie Merlant, Gimi Covaci.
Elenco: Noémie Merlant, Gimi Covaci.
País: Francia.
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt14821328/
Noémie Merlant, la querida actriz francesa, tiene su debut directoral con Mi Iubita Mon Amour, cinta que es parte de la selección de Special Screenings del Festival de Cannes 2021. Trabajando a partir de un guion escrito con su coestrella, Gimi Covaci, la ahora directora, escritora y actriz aborda la historia de un amor breve y prohibido, y lo significativo que resulta ser para las partes involucradas.
Dividida en dos secciones, la porción de “Mi Iubita” se desarrolla en un pueblo aislado de Rumania. Jeanne (Merlant) es una actriz que está con sus tres amigas en su viaje de despedida de soltera. Desgraciadamente, en el camino y en un momento de ingenuidad, a las chicas les roban su carro. Varadas en medio de la nada, reciben la ayuda de Nino (Gimi Covaci), un jovencito que estuvo presente en el incidente y que las lleva a su casa familiar para pasar la noche.
No obstante, cuando llegan se encuentran con un ambiente intolerante. Hay cierta sospecha hacia Nino que no termina de convencer ni a las mujeres ni a la audiencia, ya sea por sus comentarios sobre un carro – ¿será que él planeó el robo para saldar sus propias deudas? –, porque él y su hermano las ven mientras duermen, o porque simplemente hay en el aire completa hostilidad. Las jóvenes, por su parte, también tienen actitudes reprobables, incluso compartiendo comentarios racistas y estereotipados sobre esta familia gitana.
Paulatinamente, la relación entre anfitriones e invitadas cambia. En cuestión de un par de días, las muchachas francesas y la familia rumana desarrollan una amistad genuina. En especial, a partir de pocos momentos de intimidad conversacional, Jeanne y Nino forman cierta complicidad silenciosa. Mientras ella se mantiene ecuánime, él es descarado con su fijación. En un momento de tranquilidad, comparten un beso. Sin embargo, Jeanne descubre al día siguiente que Nino acaba de cumplir 17 años. Aunque se maneja en primera instancia como una información impactante, la verdad es que rápidamente se supera.
Esto es lo que causa más frustración en Mi Iubita Mon Amour: las cosas se solucionan rápida y vagamente para continuar con la trama. Veremos que se presentan muchos conflictos – algunos innecesarios para crear más tensión y otros para crear más drama – que se olvidan cuando ya no es conveniente seguir explorándolos. Como ejemplo perfecto está la situación precaria de las muchachas. Se supone que dejaron todo en su carro, razón por la que necesitan la ayuda de la familia rumana. Sin embargo, después de un par de días en que se establece la relación entre Jeanne y Nino, las jóvenes se van a otro pueblo. Toman el tren, pagan un hotel, cambian de ropa, y hasta compran un inflable para el mar. En el momento en que la historia del robo deja de ser esencial, es desechada descaradamente, y los obstáculos económicos dejan de existir.
La segunda sección, “Mon Amour” (es audaz de parte de la cineasta Merlant introducir la segunda parte del nombre de la cinta a mitad de su duración), se recarga más en la perspectiva de Jeanne. Ya ubicada en la playa y lejos de la familia de Nino, Jeanne ya se siente más libre y confiada para ser honesta con sus sentimientos y demostrarlos con el muchacho que las siguió hasta aquí. Mientras que antes Nino era el que proclamaba su amor, ahora es ella quien se deja llevar por esta atracción. Hasta ahora queda claro que Jeanne también tiene sentimientos hacia él, lo cual es sorprendente, pues en sí nunca aprendemos nada de ella, ni sobre lo que pueda sentir por su prometido.
Es justo en esta sección cuando la cámara y la historia se vuelven más amenas. Simplemente siguiendo a las chavas y al joven por sus momentos de ocio en el mar, una feria o bailando en medio de la calle al ritmo de Titanium de Sia, el filme pierde rigidez en su estructura y más bien plasma a un grupo de amigos pasando un buen rato.
También es aquí en dónde se nota más la diferencia de edad y experiencia entre Nino y las mujeres. Aunque es novedosa la introducción de una historia de “amor” con el hombre siendo más joven que la mujer, sigue siendo incómodo de ver en pantalla, pues al final del día sigue siendo un niño inexperimentado. Esta relación – con especial énfasis en los sentimientos de ella hacia él – nunca se siente creíble. No hay nada en pantalla que nos haga creer que ella quedaría embelesada por él, y más al considerar el inicio rocoso y abusivo de la relación.
Merlant intenta incluir mucho en su historia. Por una parte, se nota un esfuerzo débil por agregar un comentario social sobre la tolerancia y el racismo. Lo que inicia como una animosidad entre rumanos y francesas termina siendo un ambiente de colaboración e interés mutuo. Por otro parte, también se presenta la amenaza de un bravucón local que se aparece para amenazar a Nino, su familia, y a las muchachas. Esta historia es innecesaria y, al final, no aporta nada, más que drama. Por último, la relación romántica al centro es súbita e inesperada.
A pesar de que se aprecia el esfuerzo que hace Merlant detrás de la cámara, y su presencia tenue delante de pantalla ofrece estabilidad, lo cierto es que Mi Iubita Mon Amour tiene muchos huecos en la historia y un romance poco estimulante como para hacer de ésta una experiencia memorable.
Originaria de la Ciudad de México, Alessandra considera al cine como su gran amor. Fanática empedernida de Paul Newman y La Momia (1999), y dueña de una facilidad envidiable para aprenderse diálogos innecesarios para la vida real, en 2017 fundó Palomita de maíz. Aquí escribe constantemente sobre cine y televisión. También pueden encontrar sus palabras en sitios como InSession Film, Filmotomy, Cherry Picks y Screen Queens.