Les enfants des autres: la eterna plenitud de ser mujer
Dirección: Rebecca Zlotowski.
Guion: Rebecca Zlotowski.
Elenco: Virginie Efira, Roschdy Zem, Chiara Mastroianni, Henri-Noel Tabary, Victor Lefebvre y Callie Ferreira-Goncalves.
País: Francia.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt15403712/
El concepto de “madrastra” jamás trae algo bueno entre manos. Muchas veces esta figura está representada desde la malicia, es la villana de una indefensa, pero audaz protagonista en todo cuento de hadas. Cierto es, que por más maléfica que se la pinte, muchas veces esta mujer es el cordero que algún autor vistió de lobo. ¿Qué sería de muchas fábulas si esta mujer no se pintase así? Dotar de humanidad al villano no lo vuelve sentimental, más bien le da realidad.
Rebecca Zlotowski, desde su óptica femenina, juega con el concepto de madrastra y le quita toda la carga perversa para mostrar a una mujer y nunca a una entrometida. En Les enfants des autres, nos pone en el centro a Rachel (Virginie Efira), una torpe, pero encantadora profesora de colegio, quien a sus 40 años aún vive en una eterna juventud. Pese a lo despreocupada que aparenta ser, su reloj biológico la apremia a cumplir aquello que antes no le llamaba la atención: formar una familia.
Al tiempo que comienza una relación con Ali (Roschdy Zem), un divorciado de mediana edad con una hija pequeña, Leila (Callie Ferreira-Goncalves), Rachel irá descubriendo que todo lo que anhela puede estar más cerca de lo que pensaba. A medida que Rachel comienza a construir un vínculo con Ali, entiende que éste no viene solo, sino que tiene una mochila de vida a la cual –más que no pueda– no debe renunciar. ¿Qué clase de lección se nos estaría dando sino? Ambos deben ver si las piezas de sus rompecabezas encajan con las del otro.
Mientras que uno se vuelve porrista de esta Rachel que anhela ser madre y que encuentra en Leila una oportunidad para plasmar ese deseo, también comienza a vislumbrar la confusión de la niña. En su inocencia, Leila oscila entre aceptar esta nueva figura y aprender que ella no viene a sustituir a su madre verdadera, Alice (Chiara Mastroianni). Hay un espléndido mérito en la labor de Zlotowski en el guion, invitando al espectador a conocer las uniones y rupturas desde muchos ángulos. Es casi que un ejercicio donde se quita el prejuicio para dotar a la cinta de un humanismo envidiable. Las relaciones no son cuestiones monocromáticas donde hay una verdad absoluta y un enemigo acérrimo. No hay víctimas y victimarios. La vida es un aprendizaje continuo que muchas veces nos lastima mientras nos enseña algo nuevo, y dependerá de cada uno el endurecerse o poner la otra mejilla y continuar.
Una de las cuestiones más notables del filme es la manera en que Zlotowksi da una visión completa acerca de quién es Rachel. Vamos a juzgar, sí, ¡por supuesto!, porque venimos al cine para ello, para salir emitiendo opiniones a troche y moche sobre vidas que no son la nuestra, pero como toda ficción, no podemos ver el escenario completo. Aquí pasa algo distinto, conservando la simpleza, uno llega a conocer a esta mujer.
En paralelo con su ya de por sí agitada vida sentimental, uno vive junto a la Rachel profesional, quien se rasga las vestiduras por hacer de mentora de Dylan (Victor Lefebvre), un joven con pocas ambiciones a quien el mundo parece haberle soltado la mano. Si uno ya no sentía un amor por esta mujer, sin duda se ve conmovido por su vocación. No es que una vaya a salir del cine con ganas de ser madre, pero seguramente con muchísima más empatía y amabilidad. Les enfants des autres es la expresión viva de la trillada frase que dice que debemos tratar a los demás como queremos ser tratados, incluso cuando no siempre dé el mejor resultado.
Virginie Efira puede hacer de todo, y cuando uno dice “todo” significa que a esta actriz se le puede poner hasta una piedra como compañero y seguramente sacará una maravilla de escena. Zlotowski lo sabe, más aún sabe que sería tonto no aprovecharse de ello. Rachel es, verdaderamente, un personaje precioso, de esos que pocas veces se ven y que dan una bocanada de aire fresco por encontrar simpleza en la complejidad. Es primero mujer, pero también una dedicada profesional, capaz de hacer un voto de confianza en aquel que más lo necesita.
Así como Efira encarna una mujer de carne y hueso, también lo hacen sus otros partenaires, destacando no solo la conexión pasional con Roschdy Zem, sino especialmente la energía que es capaz de conducir en sus escenas con Chiara Mastroianni. Cargando con el peso de ser la hija de los Lionel Messi del cine europeo, Mastroianni muestra otra faceta de la feminidad, el de aquella que fue madre por convicción y que continuamente va encontrándose en su rol. El resultado es una maravilla, donde, aunque se sepa que estos personajes carecen de capacidad para ser cómplices, hay una cuestión hormonal que las une. Imposible que a uno no se le escape una sonrisa viendo ese espectáculo.
Les enfants des autres demuestra que la visión de madrastra a lo Cenicienta no es más que un espantoso estereotipo. No obstante, no nos engañemos, Zlotowski no es ninguna Hans Christian Andersen ni Lewis Carroll. Esta cinta no tiene nada de cuento de hadas con un final precioso lleno de mariposas aleteando con los dos amantes besándose en un plano cerrado. Aquí hay menos de Blancanieves y un poco más de Mia Dolan sonriéndole a Seb Wilder al final de La La Land (Damien Chazelle, 2016). En el mundo real, los finales no siempre son los más felices, pero diría Gustavo Cerati:“sacar belleza de este caos, es virtud”.
Made in Uruguay, a Valentina el corazón le pertenece a sus raíces eslavas como las que retratan Pawlikowski en Cold War y Kusturica en When Father Was Away on Business. Firme defensora del Óscar de Faye Dunaway por Network, fanática del Almodóvar de Tacones Lejanos y fundamentalista de Vanessa Kirby. Cuenta los días para que The Academy salde su cuenta pendiente con Bradley Cooper. Ah, y para entretenerse, un cartón dice que es internacionalista.