Last Film Show: un homenaje al último carrete
Dirección: Pan Nalin.
Guion: Pan Nalin.
Elenco: Bhavin Rabari, Bhavesh Shrimali, Richa Meena, Dipen Raval.
País: India.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt9681686/

Last Film Show, película que representará a India en los Óscars 2023, cuenta con un propósito precioso: honrar la pasión de aquellos que aman el cine con locura y que sueñan con crear sus propias historias. La película de Pan Nalin introduce a Samay (Bhabin Rabari), un pillo de nueve años que, fascinado con las películas de su país, decide colarse en la sala de proyección de su cine local y aprender de Fazal (Bhavesh Shrimali), el proyeccionista.
El director-escritor Pan Nalin no es el primer creador que dedica una sentida carta de amor al séptimo arte. Los estadounidenses Steven Spielberg y Martin Scorsese, así como el italiano Giuseppe Tornatore, reverenciaron la gran pantalla en películas como The Fabelmans (2022), Hugo (2011) y Cinema Paradiso (1988), respectivamente.
Esta fascinación es heredada por Nalin, quien se para sobre la estructura de la película de Tornatore para expresar su pasión por la imagen en movimiento, y también contar a la audiencia que, antes de la década de los 2010, el espectador solía soñar en la sala de cine mientras escuchaba el sonido de la cinta pasando por un complicado sistema de proyección.
Paradiso, por ejemplo, tenía a una generación de jóvenes liberándose de la opresión sexual impuesta por la Iglesia Católica; Nalin tiene a Samay obsesionado con la mecánica de la proyección cinematográfica. A través del arco narrativo de su protagonista, Last Film Show invita a repasar la historia del cine y entender el estado actual de la industria y la experiencia de la audiencia.
Durante la película, Nalin introduce un motivo visual fascinante que pasa desapercibido hasta que seduce la atención del protagonista. El sol, las lámparas domésticas y hasta el resplandor de la gran pantalla son presentados como aspectos corrientes de la vida cotidiana, pero ganan un valor adicional cuando Samay cree ser capaz de manipularlos para contar historias.
Lo que Samay descubre es que la luz es el elemento responsable que posibilita su mayor pasión. Esta permite que las imágenes sean tatuadas en cintas de 35 mm y que sean magnificadas y proyectadas en una pantalla. Desde ese momento, es claro que cada departamento creativo de Last Film Show está entregado a transmitir la percepción de la luz como un privilegio que atraviesa culturas y clases sociales, así como un medio para contar historias.
El sol ilumina el camino de Samay, quien logra que los amigos de su villa se conviertan en su equipo de producción cinematográfica. Unas bombillas rojas evitan la sobreexposición de los filmes a la luz en el cuarto de proyección, mientras Fazal (Bhavesh Shrimali) revela más conocimiento a su aprendiz.

Si bien las lámparas también revelan la tensión entre Samay y sus padres, este es el punto menor trabajado del guion de Nalin. La película no se atreve a ahondar en la presencia del sistema de castas indio, algo que parece acentuar las dificultades económicas de la familia de Samay. A Nalin le basta con hacer referencias ambiguas a los motivos económicos y religiosos que tiene Bapuji (Dipen Raval), padre de Samay, para resentir la rebeldía de su hijo y buscar que su vida tenga un rumbo diferente. Haber trabajado más este aspecto de la historia hubiera contribuido a que la aventura de Samay se sintiera diferente a aquella mostrada en Cinema Paradiso.
A pesar de esto, Nalin tiene bien definida la misión de su narrativa, permitiendo que la leyenda de una sala de cine no se limite a un sitio cerrado, sino que también pueda darse en las zonas rurales de su país, al darle la misión a Samay y sus amigos de recrear un proyector de cine para que los niños de su aldea puedan soñar junto a ellos.
Desde el principio de la película, Samay entiende que no puede dedicarse al cine sin entender cada uno de sus componentes y cómo aplicarlos. El chico descubre que el cine es una ilusión de movimiento maravillosa, generada por el paso de 24 fotogramas por segundo, y también una amalgama de imagen y sonido.
La escena más tierna tiene a los niños de la villa en comunión con las películas presentadas en el cine casero de Samay. Que no puedan escuchar los tracks de sonido no es un problema, cada miembro de la audiencia lleva consigo los elementos necesarios para diseñar los decorados sonoros y suficiente emoción como para cantar cada canción y declamar cada línea de diálogo.
Es de destacar que Last Film Show contribuye al género de cartas de amor al cine al tratar el paso de la producción y la proyección cinematográfica desde los medios análogos a los digitales. Nalin sitúa a su protagonista en un punto histórico crucial para que sea testigo de una transición devastadora que amenaza con romper su corazón cinéfilo. Samay intenta rescatar los kilómetros de cintas que le brindaron entretenimiento y confort, mientras que la audiencia es interrogada: ¿a dónde fueron a parar los proyectores de 35 mm de nuestras ciudades? ¿Dónde están almacenadas las millones de cintas que estaban guardadas en las salas de cine?
***
Last Film Show es una obra creada para encantar a los cinéfilos de corazón e invitar al espectador promedio a reconocer la necesidad de la preservación del legado cinematográfico. Samay encuentra una vocación en la luz, ese elemento que permite un cuadro cinematográfico y que facilita que millones de personas se encierren en una sala oscura para soñar, ver sus pesares aliviados y sus sentimientos representados.

Carlos es un médico y profesor colombiano. Descubrió su amor por el cine a los 7 años, cuando su papá le consiguió un reproductor VHS y varias cintas. Luego de ver Star Wars – Episodio III se enamoró para siempre de las salas de cine. Más adelante, se obsesionó con coleccionar películas en DVD y Blu-ray. Durante el curso de su carrera de medicina, sus amigos le convencieron de escribir sobre las cintas en su colección y henos aquí…