Palomita de maíz

– Sitio independiente de cine y TV.

La diplomática: artífice de un arte sin belleza

Escrito el 11 mayo, 2023 @StarcoVision

Disponible en: Netflix.

Creadora: Debora Cahn.

Elenco: Keri Russell, Rufus Sewell, David Gyasi, Ali Ahn, Rory Kinnear y Ato Essandoh.

País: Estados Unidos.

Duración: 8 episodios de 50 minutos cada uno.

Palomómetro:

Más información de la serie: https://www.imdb.com/title/tt17491088/

“Pienso que la lucha que debe librarse para romper el techo de cristal no está reservada solo a términos contractuales y de puestos, sino que es una cuestión de mentalidad. ¿Hay un trabajo para hombres y uno para mujeres? ¿Hay una facultad en la universidad que sea más para hombres que para mujeres? ¿Hay un deporte que sea más para hombres que para mujeres? Creo que tenemos un deber, hombres y mujeres, de pasar un mensaje, especialmente a las mujeres jóvenes, de que puedes ser todo aquello que quieras en la vida.”

– Federica Mogherini, ex Alta Represente de la Unión Europea para Asuntos Exteriores (Comité Interparlamentario Women’s Power in Politics, 7 de marzo de 2019)

La diplomática. Creadora: Debora Cahn. Netflix. 2023-.

Definir qué es diplomacia no es sencillo. ¿Es ciencia? No. ¿Política? No realmente. ¿Es una estrategia? Sí y no. Entonces, ¿qué es? Entre los confines de la deep web se revela una frase deformada adjudicada a Henry Kissinger que osa decir que la diplomacia es el arte de contener poder. Más que arte, suena a manipulación, y es que el diplomático se ha construido una reputación de figura fanfarrona que deambula entre ser un político y un negociador nato, dotado de una impecabilidad tan grande que sería capaz de dar envidia a los vestuaristas de Suits y Succession.

No obstante, se trata de un mero estereotipo porque lo de policía en traje de etiqueta podría sonar a frase de Napoleón y no se ajusta totalmente a la realidad. La diplomacia sí es, en efecto, imagen, la cara visible de un país ante el mundo. ¿Fanfarrones? De esos hay en todas las profesiones, así que caerles el peso de dicha acepción sería hacerlos culpables de un pecado que corresponde a gran parte de la raza humana. ¿Y lo de arte? Kissinger no parece tener mucho en común con Michelangelo, Amadeus Mozart y mucho menos Cate Blanchett. Entonces, ¿qué se supone que es la diplomacia? ¿Cuán fidedigna es la Embajadora Kate Wyler de La diplomática respecto al Servicio Exterior en sí?

La diplomática sigue los pasos de Kate Wyler (Keri Russell), una dedicada diplomática estadounidense cuya carrera da un giro radical cuando, por una apresurada estrategia nacional, es designada embajadora de los Estados Unidos ante el Reino de Gran Bretaña. Así, Wyler, con muy pocas ganas, se ve obligada a tragarse su expertise en Medio Oriente para servir a su país ante una escalada política en un terreno que, originalmente, debería permanecer como aliado. Pese a que el resultado es obvio, porque el costo de una ruptura anglo-americana parece casi que utopía, Wyler lidia con los vaivenes de su profesión y una turbulenta vida personal, marcada por la injerencia de un asquerosamente encantador y ambicioso colega, su esposo Hal (Rufus Sewell), el otro Embajador Wyler. Mientras que Kate busca no aumentar las tensiones en un terreno que le es desconocido, deberá ajustarse a un protocolo que buscará desviarla de su objetivo.

Trabajar con la realidad nunca es tarea sencilla. Puede salir muy bien como muy mal. Aun cuando el producto intente ser lo más fidedigno posible, en pocos minutos pasa a ser obsoleto. Peor aún, imitar la realidad siempre es un juego de suma cero que entretiene un tiempo para morir en la orilla de la más absoluta banalidad. Recrear diplomacia tiene todavía más puntos en contrario, es meterse en un terreno escabroso donde todos, hasta el menos erudito en la materia, tendrán algo para criticar.

Debora Cahn supo esto cuando decidió crear La diplomática e incluso así lo hizo. La creadora se encuentra en el punto medio entre el realismo y el idealismo, experta en términos de carrera, pero conservando la capacidad de estar por fuera de la erudición diplomática.

La diplomática. Creadora: Debora Cahn. Netflix. 2023-.

La diplomática mezcla lo career driven de personajes icónicos como la Carrie Mathison (Claire Danes) de Homeland y la C.J. Cregg (Allison Janney) de The West Wing con la histeria de la Amy Brockheimer (Anna Chlumsky) de Veep. Cualquiera que haya vivido la diplomacia desde dentro sabe que lo protocolar tiene algo de medioevo donde sobrevivirán únicamente aquellos que tengan la cintura suficiente para adaptarse. Ir contra el sistema no es una opción viable, muchos menos inteligente, pues simplemente entorpece el camino al tiempo que crea falsas sensaciones de ego. Los Wyler son la descripción gráfica de ello, actores en un escenario que muestra que, mientras uno asciende aceptando las reglas antepuestas de la diplomacia, el otro lucha contra un sistema que de entrada le ha pisado la cabeza. Russell, sin querer queriendo, brinda un personaje con todas las credenciales para comerse vivo un terreno dominado por pantalones.

Kate Wyler es una mujer en situación de poder marcada por una vida turbulenta detrás.“Groundbreaking”, diría Miranda Priestly mientras mira con horror las botas desgastadas de Kate al ir a presentarse con el Primer Ministro de Gran Bretaña. En el acierto y el error, hemos de darle la derecha a Deborah Cahn en este asunto. No es una cuestión de que las mujeres seamos seres más complicados, pero sí complejos, sensibles y biológicamente diseñados para movilizarnos por el ecosistema. Hay una interdependencia con el mundo, una necesidad de no mantenerse ajenos a este.

Por su parte, lo masculino, encarnado en Hal Wyler, es presentado como una figura casi que Shakesperiana, como el Yago de Otelo, batallando no tanto con el moro de Venecia, sino con una versión femenina de Hamlet. ¿Se puede ser tan vil con su propia esposa? Sí. ¿Por qué no lo sería? En política se dice que los Estados no tienen amigos, sino intereses, los cuales cambian continuamente según cuán inoportunos son para el fin último. Un diplomático, mejor dicho, un hombre con sed de poder, no difiere mucho de esto y Hal es la expresión viva del “hombre lobo del hombre” acuñado por Thomas Hobbes en El Leviatán.

En términos profesionales, La diplomática cumple con ser entretenida y compleja, con una inmejorable Keri Russell, que bien podría poner a discutir a su Embajadora Wyler con la espía rusa que encarnó durante seis años en The Americans. Ahí no habría lugar para coexistencia pacífica, apenas en la mente de la actriz. Lo cierto es que ni The Americans ni La diplomática muestran verdad absoluta, mucho menos objetiva.

Al final del día, ambas series son la creación de una mente estadounidense, donde el bueno siempre será de su lado del globo y el malo todo aquel que no cumpla con sus estándares de occidentalización. (He aquí un disclaimer en primera persona: yo trabajo en diplomacia y no soy diplomática, mi carrera fue criada por la diplomacia y, sin embargo, no estoy dentro de ella. Quizás eso me da la ventaja de ver todo desde varios puntos de vista: el mío, el de ellos y el de las personas terrenales.) No es lo mismo –y jamás lo será– la perspectiva desde la cual cada uno ve las cosas, así como tampoco hay una manera correcta de obrar. Siempre habrá quienes salgan beneficiados y quienes salgan perjudicados. A veces, para salvar a unos, incluso el pellejo de uno mismo, hay que sacrificar otros. ¡La propia serie enseña eso! La diplomática genera una dicotomía, un debate, un dilema moral entre a cuál Wyler apoyar y a cuál mandar al diablo. En ese sentido, el guion –aunque confianzudo en exceso– es una maravilla.

Diría el propio Hal Wyler en una de las escenas más icónicas de la temporada: “La diplomacia nunca funciona hasta que sí lo hace”. Entonces, tal vez la diplomacia sí tenga algo de arte, más que nada por su subjetividad. Belleza seguro que no vamos a encontrar más allá de lo lindo de los trajes y la pulcritud del protocolo; pero sí dependerá del punto de vista desde el que vayamos a juzgarlo. Así como suena patético decir que hay mejor o peor arte, lo mismo podría decirse de los intereses de cada Estado. Veremos con qué nos sorprende la serie en su próxima temporada. Mientras tanto, sigamos siendo desconfiados.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Palomita de maíz participa en el Programa de Afiliados de Amazon, diseñado para que el sitio gane comisiones a través de enlaces con Amazon. Esto significa que cuando compren alguna película, serie de televisión o libro en Amazon a través de los enlaces establecidos en el sitio, Palomita recibirá un porcentaje del precio ese producto.