La ciudad perdida: diversión y romance a la antigüita
Disponible en: cines.
Dirección: Aaron Nee, Adam Nee.
Guion: Oren Uziel, Dana Fox, Adam Nee.
Elenco: Sandra Bullock, Channing Tatum, Brad Pitt, Daniel Radcliffe, Oscar Nunez, Patti Harrison, Da’Vine Joy Randolph, Héctor Aníbal.
País: Estados Unidos.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt13320622/

¿Acaso hay algo más refrescante que presenciar a un artista ser consciente de sus habilidades y limitaciones? El autoconocimiento y su consecuente aceptación son atractivos porque son pocas las personas que reciben con brazos abiertos esta delimitación. Precisamente este es el appeal de Channing Tatum, himbo por excelencia de nuestra generación que sobresale de manera natural en el rol de mucho músculo, atractivo físico, buen corazón y mínima complejidad psicológica (similar a lo que Brendan Fraser ofrecía a la llegada del siglo XXI).
En La ciudad perdida, Tatum hace uso de estas cualidades como el interés amoroso de Loretta (Sandra Bullock), una intelectual que se ha hecho de fama y fortuna como novelista de romances aventureros. A pesar de su existencia cómoda, Loretta vive en depresión porque no ha superado la muerte de su esposo, canalizada en un desdén hacia los demás, incluyendo sus propias lectoras y Alan Caprison (Tatum), el modelo de las portadas de sus libros que se ha vuelto una sensación por su físico y no por el intelecto que ella tanto admira.
Cuando Loretta es secuestrada por un millonario (Daniel Radcliffe) que necesita de sus habilidades antropológicas simplificadas en sus libros, Alan va a rescatarla. A este, cual joven con un crush ilógico que no piensa mucho las cosas, poco le importa que tiene nula habilidad física útil para la misión y que su damisela en peligro dista mucho de estar agradecida o interesada en correr hacia sus brazos entusiastas. Como resultado tenemos una historia que poco a poco se va pareciendo a las novelas fantásticas de la autora amargada, pero en la que continuamente se cuestionan las conjeturas y expectativas del género literario.
La ciudad perdida parece una obra de entretenimiento sacada de una era lejana ahora vista con ojos nostálgicos y anhelantes. Es esa idea original (ahora cualidad escasa) que existió cuando Hollywood estaba interesado en hacer películas para adultos, de presupuesto medio, que mezclaban la aventura con el romance. Por esto, los títulos que se reconocen como influencia son claros y contados: The Mummy (Stephen Sommers, 1999) se divisa claramente, con una unión fortalecida por los paralelismos entre Brendan Fraser y Tatum. National Treasure (Jon Turteltaub, 2005) también llega a la mente. Aun así, la similitud más clara es la que comparte con Romancing the Stone (Robert Zemeckis, 1984), aquella película en la que Kathleen Turner y Michael Douglas comienzan una relación de odio para poco a poco desarrollar sentimientos cuando se encuentran en apuros en Colombia.
No obstante, en lo que La ciudad perdida se destaca de esta última es en la modernidad de sus diálogos y razonamientos. Escrito con la audiencia actual en mente, el guion presenta chistes y comentarios que apelan a la mirada moderna. Esta autoconsciencia y reconocimiento de la audiencia –fusionada con los intereses clásicos de amor y aventura– hacen que la película sea disfrutable.

En un momento la cinta presenta una situación de riesgo o comedia física para después ofrecer un diálogo en el que se registra el abuso del millonario sin escrúpulos (Radcliffe, con un acento británico exagerado y una dulzura empalagosamente falsa, es de lo mejor de la película), la desconsideración por las costumbres y creencias locales por parte de extranjeros o las expectativas modernas del hombre perfecto.
La comedia de la película está asentada en la aceptación y explotación de las características que hacen a sus protagonistas, estrellas. Así, por ejemplo, Sandra Bullock hace uso de su carisma natural para presentar a una mujer pedante y deprimida que lentamente cambia de parecer sobre sus suposiciones. En una comedia en la que tiene desplantes de esnobismo y frustración destaca su habilidad por ofrecer diálogos rápidos y punzantes.
Tatum, por su parte, explota su atractivo físico para causar risas con base en la incomodidad y la torpeza emocional y física. La historia, consciente de su estatus, juega con las aseveraciones de la audiencia para ofrecer una conclusión compleja e inesperada sobre su personaje (algo similar a lo que sucedió recientemente en Marry Me) que lo hace sumamente atractivo para las expectativas románticas de la actualidad. Optimista, despojado de cinismo y romántico, Tatum se destapa como el protagonista romántico ideal.
Bullock y Tatum comparten una química simple y orgánica, como si su estilo de comedia estuviera destinado a compaginarse. Esta pareja – en la que la diferencia de 16 años no se siente como casualidad– es una de las mejores del cine reciente.
Aun con una fórmula que no reinventa el género –no es que se salga de las expectativas de las comedias románticas u ofrezca algo que no hayamos visto antes–, La ciudad perdida es una delicia de entretenimiento gracias a la pareja al centro, el guion consciente de sus elementos y el atrevimiento de explorar un estilo de cine escaso y que se extraña terriblemente.
Originaria de la Ciudad de México, Alessandra considera al cine como su gran amor. Fanática empedernida de Paul Newman y La Momia (1999), y dueña de una facilidad envidiable para aprenderse diálogos innecesarios para la vida real, en 2017 fundó Palomita de maíz. Aquí escribe constantemente sobre cine y televisión. También pueden encontrar sus palabras en sitios como InSession Film, Filmotomy, Cherry Picks y Screen Queens.