Jurassic World: Dominio – un poco de todo y mucho de nada
Disponible en: cines.
Dirección: Colin Trevorrow.
Guion: Emily Carmichael, Colin Trevorrow.
Elenco: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Laura Dern, Sam Neill, Jeff Goldblum, DeWanda Wise, Mamoudou Athie, Isabella Sermon, Campbell Scott, BD Wong, Omar Sy.
País: Estados Unidos.
Palomómetro:
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Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt8041270/

Jurassic World llega a su fin con Dominio, la sexta entrega de la saga creada por Steven Spielberg.
Tras la explosión del volcán de Isla Nublar, los dinosaurios que consiguieron escapar se apoderaron del mundo y ahora forman parte de la fauna mundial. Owen (Chris Pratt) y Claire (Bryce Dallas Howard) asientan su relación en una cabaña aislada de la sociedad junto con Maisie Lockwood (Isabella Sermon), a quién una corporación científica busca tras desvelarse que es un clon en la entrega anterior. Mientras tanto, Ellie Sattler (Laura Dern), Ian Malcolm (Jeff Goldblum) y Alan Grant (Sam Neill), los protagonistas originales, investigan dicha empresa que aparenta salvar a los dinosaurios y darles un hogar, pero con un fondo oscuro y ventajoso.
La cinta que suponía convertirse en un gran cierre de la saga es más bien un bajón con una historia que termina en el mismo punto en el que comenzó. Durante el metraje vemos un mundo invadido por dinosaurios y a una sociedad adaptándose a ellos. Este proceso de asimilación no se ve más allá de un par de minutos iniciales para convertirse directamente en un mundo distópico. Al terminar la cinta seguimos en el mismo punto que presentaron los primeros minutos: la necesidad de la sociedad y los dinosaurios de convivir. No hay un avance, pero tampoco un retroceso.
Dominio es una historia sin nada que contar y eso, junto con la incapacidad de emocionar del director Colin Trevorrow, crea una película aburrida y sin imaginación, a diferencia de El reino caído (Juan Antonio Bayona, 2018), la cual Bayona dotó de sentimentalismo y emoción, y en la que vimos cómo los dinosaurios se extinguían en su isla natal y revivían en el resto del mundo. Esta película tenía algo que contar y aprovechaba la realización para engrandecer lo que narraba. En cambio, este cierre se siente más bien como un epílogo para concluir las historias de los protagonistas, darles un final feliz y poco más.
Aun así, Trevorrow mete una gran cantidad de situaciones y dinosaurios por todos lados con la intención de que la película se sienta gigante, pese a lograr lo contrario. A lo largo de las seis películas de la franquicia hemos visto muchos dinosaurios enormes y depredadores letales y amenazantes, tantos que han perdido su efecto. Las situaciones a las que se enfrentan los personajes son las mismas de antes, pero con una realización más vaga que en las entregas anteriores. Dominio se acaba sintiendo como un remake/recopilatorio de las mejores escenas de la saga.

Sin embargo, ahí no quedan los problemas. La cinta está tan enfocada en juntar a todos los personajes, mostrando previamente muchísimas situaciones y dinosaurios, que se les olvida crear a un villano a la altura. Volvemos al concepto de villano a lo Steve Jobs que disfraza sus intenciones con ecologismo y buenas palabras para ganar dinero y bañarse en billetes. Pero no hay profundidad en él. Lewis Dogson (Campbell Scott) es un personaje tan vacío que cuesta acordarse que salió en la entrega original interpretado por Cameron Thor.
Hay tanto de todo y tan vacío que los elementos de la película se asfixian entre ellos. La banda sonora de Michael Giacchino no luce porque las imágenes se lo impiden y las imágenes no lucen porque la historia se lo impide. Así con todo. Quizás lo único realmente exitoso es la dirección de producción que presenta espacios logrados y bien desarrollados para la trama, lo cual permite que la dirección de arte se luzca.
Lo más triste de este cierre es lo que significa para el cine, pues es una película bien pensada para el espectador que domina las salas, el espectador conservador. La cinta ha funcionado gratamente entre el público, por ejemplo, obtuvo una calificación de A- en Cinemascore, e incluso algunos amigos afirmaron que es “la mejor de la saga”. Al recuperar su desorbitada inversión, y con una recepción positiva por parte de la audiencia, está la posibilidad de que sigamos viendo un estilo de película que no se arriesga casi nunca a hacer algo nuevo y desagradar a su espectador más fiel.
Entre todo esto, hay varios aciertos que sí me sacaron una sonrisa. El trío original funciona sorprendentemente bien y, aunque tira de nostalgia, lo hace de forma orgánica. La banda sonora por sí sola es una maravilla y los diseños de los dinosaurios son buenos.
A la película le hace falta sensibilidad para emocionar y aterrar. Le hace falta creatividad y una imaginaria que Bayona y Spielberg dejaron alta en sus respectivas entregas. Diría que es un mal cierre, pero todo apunta a que veremos más entregas de esta franquicia, quizás reviviendo lo mismo de siempre o, en las manos indicadas, una nueva trilogía con más chispa y personalidad que la de Jurassic World: Dominio.

Jose Manuel Medina es un graduado en comunicación audiovisual que actualmente se dispone a estudiar dirección de fotografía mientras trabaja en el Festival de Cine Fantástico de Málaga (Fancine). Desde pequeño se considera un loco por Star Wars, y el cine de terror y fantasía. Lleva a John Carpenter en el corazón y siempre acaba hablando de él en cualquier conversación. Su sueño es vivir con un gatito al que cuidar mientras trabaja dentro del sector cinematográfico. Tiene una gran habilidad para llorar durante cualquier película que vea. Aunque le cuesta elegir sus cintas favoritas siempre acaba confesando que son El Viaje de Chihiro, The Thing y The Last Jedi.