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Judy: Renée Zellweger brilla como una de las estrellas más torturadas de Hollywood

Escrito el 15 enero, 2020 @alessandra_kr

En dónde la puedes ver: cines

Director: Rupert Goold

Elenco: Renée Zellweger, Jessie Buckley, Finn Wittrock, Rufus Sewell, Michael Gambon, Bella Ramsey, Gemma-Leah Devereux, Andy Nyman, Darci Shaw, Royce Pierreson.

País: Estados Unidos

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt7549996/

Para todos aquellos que han soñado con ser grandes estrellas de Hollywood (cough cough, yo incluida), en ocasiones la realidad no es tan de ensueño como uno se lo esperaría, y Judy Garland es uno de los máximos ejemplos al respecto. Garland, una de las máximas estrellas de la edad de oro del cine estadounidense, tuvo una vida tormentosa, intranquila y desoladora debido a las personas que tuvo a su alrededor – incluyendo su propia madre, esposos y productores– y a sus propios demonios que desarolló después de tanto tormento a manos de ejecutivos de MGM.

Judy Garland merece una mirada larga y tendida, pues tuvo tanto espectáculo y tragedia que una sola película no le haría justicia. Sabiamente, Judy únicamente se enfoca en los últimos meses de su vida, específicamente en el set de espectáculos que tuvo en Londres en 1968.  A pesar de llegar vitoreada y adorada por el pueblo inglés, Garland pasaba por momentos tumultuosos – una característica persistente a lo largo de su corta vida – debido a problemas de custodia de sus dos hijos pequeños, la falta de dinero en su cuenta bancaria y la inexistencia de proyectos en Estados Unidos.

Esta película, que bien podría ser una biografía más, se distingue por la interpretación de Renée Zellweger, quien se convierte mental y emocionalmente en una Judy Garland vulnerable y perdida en su propia miseria. Zellweger regresa con una imponente actuación y nos recuerda que es una de las grandes actrices de su generación (aunque el hecho de que seguramente ganará el Óscar no me emociona).

A pesar de que no existe mucho parecido físico entre Garland y Zellweger, Renée se preocupa por adoptar sus manerismos, gestos, tonos de voz y postura. El hecho de que también cante las canciones presentadas en la cinta es la cereza en el pastel. Zellweger ofrece una poderosa interpretación que cautiva la pantalla.

La película presenta una perspectiva muy trágica en la vida de Garland, cimentada en el uso de flashbacks a su adolescencia que formaron los traumas, problemas mentales y desgracias de salud que la atormentaron durante toda su vida. Estas escenas, que incluyen el abuso emocional y físico por parte de Louis B. Mayer, las extensas horas de trabajo en sets, la superficialidad de su vida en el espectáculo y su soledad en la vida personal, y la dependencia a narcóticos para inhibir el hambre y conciliar el sueño ofrecen una pequeña mirada a la larga existencia de constantes abusos que al final le costaron la vida a esta trágica artista. Ésta es una tragedia que no embellece la vida del espectáculo.

Fuera de Renée Zellweger, la película resulta un poco tediosa y eterna. Por una parte, el elenco destacable, en el que se encuentran Jessie Buckley y los ya establecidos Rufus Sewell y Michael Gambon, son tan discretos y sutiles que pasan sin pena ni gloria. La película le pertenece exclusivamente a Renée.

Aunque la película está basada en la vida real de Judy, queda claro que se hicieron varios cambios para acomodar la narración y el mensaje de la cinta. En especial destaca el empuje para que el último esposo de Judy, Mickey Deans (Finn Wittrock), sea el villano de la película y un integrante más en la larga lista de esposos abusivos. El desarrollo de este personaje se siente apresurado. Desde un inicio sabemos que hay algo raro con él – esto siempre pasa en este tipo de películas, ¿cierto? – pero la forma en la que sucede es forzada y apurada.

Que esta observación no demerite el hecho de que los hombres a su lado fueron abusivos y crueles, en especial su exesposo y mánager, Sidney Luft, quien curiosamente sale en la cinta como un personaje sereno, alejado del abuso que representó en la vida de Garland. No se puede ignorar esta ambigüedad en la presentación de ambos personajes, y más al considerar que muchos de los espectadores de la película no tienen conocimiento profundo sobre la vida de la actriz y cantante.

Una duración de casi dos horas – que se resienten – y múltiples interpretaciones musicales hacen que en algunos momentos el hartazgo llegue. En especial, el final presenta una escena extremadamente cursi y empalagosa. Aun así, esta película mantiene su valor gracias a la comprometida interpretación de Renée, quien da todo par traer a la vida la historia triste de una de las estrellas más brillantes de Hollywood.

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