Heroico (Sundance 2023): el deber ser
Sección: World Cinema Dramatic Competition.
Dirección: David Zonana.
Guion: David Zonana.
País: México.
Elenco: Santiago Sandoval Carbajal, Fernando Cuautle, Mónica del Carmen, Esteban Caicedo, Carlos Gerardo García, Isabel Yudice
Palomómetro:
Más información de la película: https://festival.sundance.org/program/film/638a17b677dd3d0633805532

Anteriormente me quejé de la perezosa cursilería de Radical, una de las dos películas mexicanas presentadas en esta edición de Sundance, por lo que a primera vista parecería que Heroico, del director David Zonana, satisfaría mi apetito por cine mexicano no fantástico. Sin embargo, no puedo decir que esto haya ocurrido.
Atravesado por el deseo de mostrar la crueldad del Ejército, la institución que ahora funge como pilar fundamental del Estado mexicano, Heroico es un filme difícil de ver, tanto por la violencia que sugiere como la que demuestra cuando Luis (Santiago Sandoval Carbajal), un joven de ascendencia indígena, se enlista en el Heroico Colegio Militar, centro educativo de la que “salen los futuros generales del Ejército Mexicano”, como bien le informa uno de sus superiores. En esta escuela no recibe una educación sino una humillación constante a manos de los oficiales a través de sádicos rituales de iniciación que poco tienen que ver con la disciplina y mucho con la obediencia nacida del temor.
El siniestro sargento Sierra (un estupendo Fernando Cuautle) es el encargado de hacer de la vida de los nuevos cadetes un infierno viviente, manteniendo una tradición de brutalidad que normaliza el abuso y la violencia bajo la creencia de que eso constituye la masculinidad. Las macabras visiones comienzan a invadir la mente de Luis a medida que él y sus compañeros caen presas de las garras de Sierra y su grupo. En este renglón, Heroico destaca con una impecable fotografía a cargo de Carolina Costa, quien convierte al Colegio Militar en un espacio para las pesadillas recurrentes de Luis, cuya austera arquitectura emula a la antigua México-Tenochtitlan, también sitio de sacrificios humanos en el nombre de la nación.
La presencia de símbolos patrios, como el águila, en estos sueños infaustos le otorgan un aire subversivo a estas secuencias, las cuales terminan siendo la única forma en la que Luis puede expresar su creciente ansiedad e insatisfacción. La ironía también se detecta en las pocas secuencias que muestran el tipo de clases que reciben los cadetes, por ejemplo, sobre el respeto a los derechos humanos.
La falta de lógica en la violencia ejercida por los superiores hace que sea imposible de predecir o explicar. ¿Por qué se toman la molestia en hacer tal o cual cosa, de mantenerlos en esta posición hasta que se desmayen o de ensañarse con aquellos que muestran debilidad? Zonana quiere mostrar cómo funciona una institución podrida hasta su núcleo como el Ejército Mexicano, pero en su ansia por hacerlo, realiza una película de corte pesimista en la que lo que está contaminado no es un brazo del Estado, sino el espíritu humano mismo. Personalmente, este es un conflicto que no puedo resolver. ¿Mi rechazo de esta violencia irrefrenable es un caso de hipocresía frente a la realidad mexicana? ¿No vivimos acaso en el país más violento de entre los que no tiene un conflicto armado activo?¿Debe tener un fin o una justificación la representación de la violencia? ¿Lo que sucede en Heroico se trata de sadismo o de un valiente reflejo de la realidad?
Incapaz de responder mis propias inquietudes, basta plasmar mis impresiones inmediatas: Heroico tiene mucho que alabar, tanto en las actuaciones protagonistas de Sandoval y Cuautle, como en las imágenes marciales y enormes de la mencionada Costa. Sin embargo, no me puedo quitar de encima la impresión de que denota una vena antihumanista que, por querer emular lo logrado por Pier Paolo Pasolini en Saló o los 120 días de Sodoma y Gomorra, solo parece disfrutar con la tortura de sus personajes y, por ende, de su audiencia.
Al final, Zonana elige sumergirse en un desenlace fantasioso que poco tiene que ver con su registro realista mantenido a lo largo del filme, contradicción que no es única, pues no bastando las magníficas secuencias oníricas, el guion repite una y otra vez los motivos por los que Luis se rehúsa a renunciar, como olvidando su propia visión en nombre de establecer claramente hechos para la audiencia. Por lo menos, quizás Heroico contribuya a cuestionar el porqué una institución con tantos crímenes inexplicados en su haber ha sido elegida para ocuparse de los deberes públicos del Estado mexicano.

J. Alejandro Becerra es un cinéfilo de opiniones controvertidas. Fundamentalista de Scorsese, se decanta por el cine hollywoodense, pero se empeña por descubrir películas de alrededor del mundo. Aunque estudió Historia en la universidad, le encantaría dedicarse a escribir sobre cine de tiempo completo. No se pierde los Óscares aunque le diga a todos que los odia. Entre sus películas favoritas están Rebecca, Carol, Cléo de 5 à 7, Casino y The Tree of Life. No lo admitirá, pero llora cada vez que mira el final de Porco Rosso. Es un ferviente fanático de Jessica Chastain y Oscar Isaac, y cuenta los días para verlos ganar sus Óscares. Actualmente se dedica a discutir en Twitter con extraños y a aprender sobre marketing digital.