Halloween Kills: la matanza narrativa de la saga
Dirección: David Gordon Green.
Guion: David Gordon Green, Danny McBride, Scott Teems.
Elenco: Jamie Lee Curtis, Judy Greer, Andi Matichak, Will Patton, Thomas Mann, Anthony Michael Hall, Charles Cyphers, Kyle Richards, Nancy Stephens.
País: Estados Unidos, Reino Unido.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt10665338/

La saga de Michael Myers vuelve al cine tras un año de retraso debido a la pandemia mundial. Con Halloween Kills nos situamos en el ecuador de la nueva trilogía de David Gordon Green, quien continua la historia que inició en Halloween (2018).
Laurie (Jamie Lee Curtis), junto con su hija y nieta, consiguen tenderle una trampa mortal a Michael Myers. Cuando parece que por fin todo ha terminado, el homicida escapa para seguir sembrando el caos a su paso. El pueblo de Haddonfield se hace eco de este suceso y, guiado por el odio y el miedo, se levanta en masa para buscar y acabar con la vida de Myers.
Hace unos días, David Gordon Green habló sobre cómo la pandemia de COVID-19 había afectado el lanzamiento de la película y que este acontecimiento mundial sería representado en la última entrega de la saga. De una forma u otra, pareciera que Gordon Green miraba al futuro tras centrar Halloween Kills en una psicosis colectiva ante un gran peligro.

El punto fuerte de la película es que se aleja de las protagonistas de la entrega anterior para dar el honor a los supervivientes de la primera matanza de Myers de acabar de una vez por todas con él. Laurie queda relevada a un papel pequeño y Gordon Green convierte al pueblo enfurecido en una masa de personas cegadas por el daño sufrido y sin ninguna capacidad de razonamiento. Así, el pueblo se pone al nivel del asesino. Green ofrece un discurso frío, con una mirada vacía y liberal hacia el poblado.
Este último año hemos visto con nuestros propios ojos la manera en que una pandemia nos ha llevado a la desinformación y ha sacado a la luz graves problemas sociales que arrastra el capitalismo. El discurso de Halloween Kills me hace dudar si Gordon Green, Danny McBride y Scott Teems – escritores de la cinta – son conscientes de cómo han equiparado al capitalismo con los ciudadanos. En cualquier caso, ésta es una visión cruel que mira al lado contrario del problema.
Tan solo hay tres personas que han realizado dos películas de Halloween. Rick Rosenthal acertó con Halloween II (1981) y cayó en picada con Halloween: Resurrection (2002). Rob Zombie nos trajo un nuevo Michael Myers en Halloween (2007) y lo llevó a la perdición en Halloween II (2009). Por último, David Gordon Green nos devolvió al Myers de la Halloween original en su entrega de 2018 y con Halloween Kills continua con la maldición que arrastran los directores que repiten entregas. John Carpenter fue inteligente al negarse a dirigir una segunda película de la saga.

Las líneas temporales de estas doce cintas son inescrutables. Entender cómo funciona el mapa que nos guía a través de esta historia con tantas ramificaciones es difícil. Para ello, la anterior entrega seguía el camino que quedó abierto en Halloween original, obviando la secuela directa de Rosenthal. Sin embargo, en Halloween Kills se reescribe completamente dicha película, borrándola del mapa y haciéndola desaparecer gracias a unos flashbacks horrendos. Esto provoca enfado y rechazo, pues es una decisión amarga. Además, la manera en la que se reescribe Halloween II condiciona un final incoherente y que se contraria con los sucesos tan similares que ocurren en los flashbacks y el final de la cinta.
Algo que hizo muy bien la entrega original fue marcar la psique de Myers, dejando claro que es guiado puramente por el Mal. Sus víctimas eran personas que se encontraban en el sitio equivocado en el momento preciso, pero presentadas con anterioridad de forma que cada muerte se sintiera aterradora. Halloween Kills es un vagón de la bruja con escenas de asesinatos a personas que no conocemos y en las que se regodea larga y vagamente. Estas secuencias cargan la película de forma que, aunque vemos al Myers más sanguinario y demencial de toda la saga, el impacto se reduce de manera abismal.
La película no mantiene una narrativa fluida y más bien se convierte en un aburrimiento. La violencia se vuelve gratuita y, por ende, vacía. Algo que no había ocurrido en sus precuelas. David Gordon Green es a Halloween lo que Michael Myers es a los ciudadanos de Haddonfield.

Lo mejor del filme vuelve a ser su banda sonora; más descafeinada que la de la entrega anterior, pero igualmente disfrutable. John Carpenter, Cody Carpenter y Daniel A. Davies (su hijo y ahijado) se embarcan en la aventura de componer e incorporar una música casi taquicárdica en una de las películas más aburridas del año. La proeza es titánica, pero no basta para levantar la película.
Esto es algo que se ejerce durante todo el metraje. La esencia original, la del propio Carpenter, se puede masticar y aun así, la película se aleja todo lo posible. La historia divaga sobre la mortalidad de Myers e incluso nos hace dudar si es inmortal, quitándole su esencia y dejándolo desnudo ante una ciudad que solo quiere verlo arder.
Por suerte, esto se queda en divagación, intentando trazar un homenaje a cada una de las películas de la saga. Finalmente, se convierte en todo lo contrario y quizás la única que sabe homenajear es Halloween III (Tommy Lee Wallace, 1982).
¿Cómo reinventar algo que ya se ha hecho hasta la saciedad durante más de 40 años? Es algo que el director probablemente se preguntó y a lo que no encontró respuesta satisfactoria. Gordon Green deja claro que es un pésimo narrador, pues Halloween Kills es una de las peores películas de la saga. La propuesta podría funcionar en manos de alguien con ganas de contar algo, pero no puede funcionar si se siente vacía. La cinta es un punto seguido que finalizará con Halloween Ends el próximo año.

Jose Manuel Medina es un graduado en comunicación audiovisual que actualmente se dispone a estudiar dirección de fotografía mientras trabaja en el Festival de Cine Fantástico de Málaga (Fancine). Desde pequeño se considera un loco por Star Wars, y el cine de terror y fantasía. Lleva a John Carpenter en el corazón y siempre acaba hablando de él en cualquier conversación. Su sueño es vivir con un gatito al que cuidar mientras trabaja dentro del sector cinematográfico. Tiene una gran habilidad para llorar durante cualquier película que vea. Aunque le cuesta elegir sus cintas favoritas siempre acaba confesando que son El Viaje de Chihiro, The Thing y The Last Jedi.