Palomita de maíz

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Gol gana (MONFIC 2023): Ted Lasso en el Océano Pacífico

Escrito el 14 noviembre, 2023 @StarcoVision

Dirección: Taika Waititi.

Guion: Taika Waititi y Iain Morris basado en el documental homónimo de Mike Brett y Steve Jamison.

Elenco: Michael Fassbender, Oscar Kightley, Kaimana, Elisabeth Moss, Will Arnett y Uli Latukefu.

País: Estados Unidos.

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt10767052/

“Para mí, el éxito no se mide en victorias y derrotas. Se trata de ayudar a estos jóvenes a que sean la mejor versión de ellos mismos dentro y fuera del terreno de juego.”

Ted Lasso (2020).

Gol gana. Dir. Taika Waititi. Searchlight Pictures. 2023.

El fútbol es muchas cosas, un deporte primero, un negocio después, pero también una pasión capaz de movilizar a la humanidad en torno a un montón de jugadores corriendo tras una pelota. El fútbol, en muchos países, es un conector, una parte medular de su ADN. En el último mundial, el fútbol fue capaz de quitar, por una milésima de segundo, a Argentina de su penuria política y económica, les dio algo para celebrar, una alegría que los unió como pueblo. Para muchos, el fútbol es intrínseco a su identidad, pero para otros tantos no tiene tanto significado más que un divertimento. ¿Qué pasa cuando se conecta un loco apasionado con un pueblo sin interés por el juego? Ese es el caso de la Samoa Americana.

En Gol gana, Taika Waititi cuenta la historia de la selección de fútbol de la Samoa Americana, la cual hasta 2011 era considerada “el peor equipo del mundo”, incapaz de hacer un gol internacional y protagonista de vergüenzas como una derrota por 31 goles contra Australia. Sin embargo, la Samoa Americana poco rencor le guardaba a su inoperancia con el juego de pelota porque el fútbol y la competencia que le rodean no eran parte de su cultura, no los hacían como sociedad.

Todo cambió cuando el destino de los isleños se cruzó con el de Thomas Rongen (Michael Fassbender), un entrenador neerlandés-americano con poco éxito debido a su carácter desaforado y poco afable. Rongen, que lo perdió todo en una maniobra siniestra de su exesposa y colegas, viajó la isla para convertirse en el seleccionador del desastroso equipo. Cuando él cree que no puede caer más bajo, un pueblo noble y sin ninguna ambición le enseña las lecciones de hermandad que ningún partido puede comprar. Todo a cambio de una pequeña contrapartida: un gol a nivel internacional. Uno solo.

Waititi dota al relato de una gracia y calidez que, por momentos, roza lo absurdo. Hay un contraste entre el humano con sed de triunfos de Rongen y los samoano-americanos que parecen carecer de maldad. Ellos no conocen la perfección, pero tampoco la necesitan, son felices así, con lo que les toca. No precisan de lujos ni estándares de vida capitalista porque se tienen los unos a los otros, viviendo bajo el edicto de un respeto y una cordialidad que parecen utópicos en el siglo XXI. Los samoano-americanos no intentan comprar a Rongen con discursos de amor y paz, sino que lo invitan a ser uno de ellos, algo que al entrenador lo vuelve completamente loco.Hasta acá, la historia es un mimo que hace sentir al espectador como un niño cuando se le da una pelota para que juegue por primera vez.

Gol gana, tal como un juego de fútbol, cumple con la premisa básica de lo que se espera de un filme: entretener. Durante el curso de poco más de hora y media es imposible desconectarse de la pantalla, hay una química vibrante entre la idiosincrasia de los samoanos y la ira desesperante de Rongen. Fassbender es un actor de categoría, de eso no hay duda, muchas veces conocido por roles de un carácter duro, del cual no se despoja acá, pero que por momentos queda relegado al encanto de los lugareños, desde el presidente de la Asociación de Fútbol de Samoa Americana, quien representa al típico personaje que tiene cuatro trabajos para llegar a fin de mes, hasta el policía de nombre Rambo con una zurda envidiable capaz de patearte un gol desde la mitad de la cancha. Así, Samoa Americana se muestra como un país rico en capital humano, más que muchos otros.

A diferencia de lo que sucede en el documental homónimo, el filme de Waititi carece de contexto. Entendemos que Rongen no es necesariamente un encanto de persona, pero ¿cómo termina ahí? ¿Realmente de un momento a otro se le ilumina el cerebro y se despoja de su detestabilidad al recordar el pasaje más trágico de su vida? El guion trata temas medulares con demasiada ligereza para que el espectador se enternezca, por lo que por momentos hace lucir a los lugareños como personas sin preocupaciones reales.

Los únicos personajes que parecen tener un trasfondo dramático son el golero, Nicky Salapu (Uli Latukefu), traumatizado por el fantasma del 31-0, y Jaiyah (Kaimana), la primera delantera transgénero, quien debido a que no ha completado su transición, juega con el equipo masculino. Ambos, sobre todo Jaiyah, protagonizan pequeños chispazos emocionales con su entrenador que quedan en la nada porque la película se esfuerza demasiado en resaltar los momentos cómicos y de hermandad, quitándole dramatismo. Así, por momentos, Gol gana pierde los dejes de verdad y roza el absurdo. Al terminar la película uno tiene que checar dos veces para recordarse de que lo que acontece es verídico y no una reversión de Ted Lasso si el entrenador principal fuera el malhumorado Roy Kent.

Es cierto que tras la serie mencionada cualquier historia que se plantee conjugar fútbol con resiliencia y buenas intenciones termina cayendo en la comparación. Si Waititi pecó de no haber visto Ted Lasso, el experimento le salió parecido, aun cuando su historia sea verídica. Waititi dota a su trama con una carga muy feel-good que pierde el eje del mensaje con un final forzado como para “tener un cierre” y ya.

El resultado de Gol gana es un filme cercano y afable que se transluce por momentos cuando uno analiza la trama para rascar qué hay debajo de la historia de la selección, así como de la isla, en sí. Quizás algunos espectadores pequen en demasía de desconfiar de lugares que viven con tanta soltura y liviandad frente a la desconfianza propia de sociedades más occidentales. No obstante, así como Argentina tiene su momento de unión con Messi levantando la Copa del Mundo, tal vez los goles contra Tonga son mérito suficiente. Waititi hace pasar un rato ameno y eso es más que suficiente.

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