Glasshouse (Fantasia 2021): el olvido como bendición y perdición
Sección: Selección oficial.
Dirección: Kelsey Egan.
Guion: Kelsey Egan, Emma Lungiswa De Wet.
Elenco: Jessica Alexander, Anja Taljaard, Hilton Pelser, Adrienne Pearce, Brent Vermeulen, Kitty Harris.
País: Sudáfrica.
Palomómetro:
Más información de la película: https://fantasiafestival.com/en/film/glasshouse

Si bien la humanidad está compuesta de muchas cosas, los recuerdos y las historias dan forma a la sociedad. Historiadores y líderes de comunidades se encargan de trasladar la información de generación en generación y luchar para que esta se mantenga viva en la mente de los demás.
El ser humano como individuo también recarga en la memoria gran parte de su existencia, ¿cómo sabríamos quiénes somos si no sabemos de dónde venimos? ¿Qué pasaría con una sociedad que de pronto olvida lo que ha vivido? No solo la historia, sino también los recuerdos personales. ¿Cómo soportaríamos ver a nuestros seres queridos olvidarse lentamente de quiénes son y quiénes somos para ellos? Esto es lo que plantea Glasshouse, dirigida por Kelsey Egan y coescrita junto a Emma Lungiswa De Wet.
En el futuro cercano y situada en un mundo abatido por una pandemia llamada “The Shred” (producida por una toxina que borra la memoria de todo aquel que entra en contacto con ella), una matriarca (Adrienne Pearce) se encarga de mantener vivo el recuerdo y las tradiciones familiares, resguardándose junto a sus hijos en una casa victoriana de cristal. Todos esperan la llegada de Luca, el hermano mayor que partió años atrás.
Bee (Jessica Alexander) es quien más añora el regreso de su gemelo y utiliza el efecto de la toxina para mitigar el dolor de su ausencia. Evie (Anja Taljaard) es la más seria y sensata de los hermanos, pero aún carga con la culpa del incidente que provocó que Gabe (Brent Vermeulen) pasara más tiempo del debido en el exterior. Su mente siempre será la de un niño, aunque los impulsos de su cuerpo sean los de alguien próximo a convertirse en adulto. Daisy (Kitty Harris) es la menor del grupo y no conoce una vida distinta a la que llevan. Para ella explorar el presente es lo más divertido que puede existir.
La familia ha creado un sistema para sobrevivir por cuenta propia y ha estipulado prácticas ceremoniales con las que mantienen el legado familiar y el refugio alejado de intrusos. Todo se ve amenazado cuando Bee se compadece de un extraño (Hilton Pelser) al que dispara, rompiendo las reglas y llevándolo adentro para curarlo. Al principio, el extraño es su prisionero, pero éste observa su dinámica e intenta hacerles creer que él es Luca y por fin ha regresado.

Así empieza una historia al estilo de Game of Thrones por las traiciones, lucha de poder, y sí, el incesto, mezclada con El Seductor (especialmente la versión de Sofia Coppola de 2017), por la ambientación y atmósfera de ensueño.
Glasshouse es una más de las películas que aprovecharon la pandemia para generar narrativas adecuadas al confinamiento. Con una filmación en locación que duró 24 horas, y con una cantidad reducida de personajes, es impresionante y admirable la labor de producción. Su diseño, a cargo de Kerry von Lillienfeld, crea el balance perfecto entre la belleza del universo de Jane Austen con el peligro inminente de una distopía. Considerando que se filmó en una verdadera casa de cristal y con los retos que eso conlleva en la creación de la imagen, el trabajo de cámaras del fotógrafo Justus de Jager aporta muchísimo a la historia.
La película puede ser desafiante por los temas que retrata y la carga violenta que hay en ella, pero para quienes se consideran de mente abierta y dispuestos a disfrutar propuestas interesantes, Glasshouse está más que recomendada. Las actuaciones son excelentes considerando que los jóvenes apenas empiezan su carrera actoral. Jessica Alexander y Anja Taljaard son dos estrellas en potencia.
Con la distribución adecuada, Glasshouse es digna para revivir la ciencia ficción distópica que llenó tantas salas de cine durante los últimos 10 años.

Mercadóloga por profesión, cinéfila por pasión. Amante de las historias y sus múltiples formas de contarlas. Fan de muchas cosas y apologista de otras cuantas. Aunque no estudió una carrera afín, desde adolescente encontró el gusto por escribir sobre libros, películas y series. Es la fan número 1 de Robert Pattinson en Guatemala, cree firmemente que Twilight (2008, dir. Catherine Hardwicke) es una joya incomprendida, y perdió la cuenta de las veces que ha leído Orgullo y Prejuicio o visto la adaptación de 2005.