El muñeco diabólico: Chucky llega a la era tecnológica
Disponible en:
Director: Lars Klevberg
Actores: Aubrey Plaza, Mark Hamill, Gabriel Bateman.
País: Francia, Canadá, Estados Unidos.
Duración: 90 minutos
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt8663516
Chucky, el clásico personaje de horror de los años 80, dominó la televisión abierta mexicana durante décadas. Se convirtió en un disfraz popular para Halloween y el protagonista de las pesadillas de muchos, grandes y chicos. Pocos imaginábamos que el muñeco volvería a nuestras vidas con un nuevo look y conexión a Internet.
Karen Barclay (Aubrey Plaza) y su hijo, Andy Barclay (Gabriel Bateman) se mudan a una nueva ciudad. Para ayudarle a su hijo con la transición, Karen decide regalarle el muñeco de moda, Buddi. El juguete tiene la capacidad de conectarse a Internet y de manipular otros productos de la marca que lo produce. Andy y el autonombrado Chucky, quien se da a sí mismo el nombre al momento de su configuración inicial; hacen clic de manera inmediata y se convierten en compañeros de travesuras. Sin embargo, las novedosas funciones del juguete se convierten en un problema cuando las usa para matar.
La película es entretenida debido al antecedente del muñeco, que lo posiciona en la época actual. De esta forma dejan de lado las clásicas historias de posesiones fantasmagóricas y se enfocan en un tema contemporáneo: la moderna necesidad de hacer de todos los objetos “inteligentes”.
Darle este tono tecnológico me parece una decisión acertada; lo que decepciona es la ejecución. Por ejemplo, al ser una familia pobre, los objetos a los que tiene acceso el juguete inteligente son limitados, así que la historia da unas vueltas poco creíbles para darle entrada a más dispositivos. El guion da muy pocas e inverosímiles explicaciones de lo que sucede en la película. En general es entretenida e inverosímil a la vez por ser ridícula y descabellada.
El diseño de Chucky es terrible. No parece un juguete que atraiga a los niños y tampoco es un muñeco aterrador. A lo largo de la historia su condición de gadget no es tan evidente. Chucky debería ser manipulado como cualquier otro aparato, ponerse a cargar, liberar espacio de la memoria, etcétera, pero su capacidad de mantener su batería en todo momento y conectarse al aparato que el muñeco quiere es increíble. Por el otro lado, la voz me pareció acertada, Mark Hamill hace un gran trabajo siendo adorable y espeluznante, especialmente cuando canta.
Aubrey Plaza hace siempre el mismo papel, una mujer con un sentido del humor retorcido que resulta tener un gran corazón. No me puedo quejar, ya que lo hace muy bien, esta vez con la variación de ser una madre soltera que logra desempeñar sin problemas. Por esto, sería más satisfactorio verla en otro tipo de papel.
Finalmente tenemos a Gabriel Bateman como Andy. Poco podía hacer con el personaje absurdo que le dieron, un niño deprimido cuya sordera nunca parece ser un obstáculo, aun cuando pierde su aparato auditivo. Parece que esto sólo fue un detalle agregado para darle actualidad e inclusividad a la historia (para ver un personaje infantil con sordera bien desarrollado les recomiendo A Quiet Place).
Películas de terror hay muchas, y ésta no sobresale. No está mal para el paseo de fin de semana, especialmente si prefieren las cintas sangrientas, el nivel de gore fue algo que disfruté. En cuestión de calidad, recomendaría que mejor le echen un ojo a nuestro Especial de terror: nuevos clásicos del cine en dónde encontrarán mejores recomendaciones.
Daniela Díaz es una mujer internacionalista, feminista y foodie con una gran admiración por el mundo del entretenimiento. Escribe reseñas, artículos y noticias para Palomita de maíz y es muy difícil de complacer. Le gusta encontrar humor en la vida diaria para olvidar sus penas y dar su opinión (aunque no se la pidan). Daniela aporta una visión sarcástica e irreverente con su análisis de nuevo contenido. La búsqueda de su película favorita no ha terminado.