Palomita de maíz

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El hombre invisible: terror de la vida real

Escrito el 1 marzo, 2020 @danieladr12

En dónde la puedes ver: cines

Director: Leigh Whannell

Elenco: Elisabeth Moss, Oliver Jackson-Cohen, Harriet Dyer, Aldis Hodge, Storm Reid, Michael Dorman.

Duración: 124 minutos

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt1051906

El hombre invisible está inspirada en la novela de 1897 del mismo nombre, escrita por H. G. Wells. Aunque esta obra se ha llevado a la pantalla grande anteriormente, Leigh Whannell le da una nueva perspectiva a la historia y ubica al hombre invisible en los tiempos de #MeToo.

La película abre con Cecilia Kass (Elisabeth Moss) recostada junto a un hombre que la abraza mientras duerme. Sigilosamente, sale de la cama para recolectar sus pertenencias indispensables y escapa de Adrian Griffin (Oliver Jackson-Cohen), o eso es lo que ella cree. Tiempo después, corre la noticia de que su ahora ex – un afamado científico especialista en el campo de la óptica – ha muerto. Esto desencadena una serie de eventos que hacen que parezca que Cecilia ha perdido la razón, pues ella afirma que Griffin sigue vivo y que la acosa y tortura.

Esta película tiene increíbles aciertos, empezando por la forma en que el director y escritor, Whannell, construye el miedo que provoca Griffin en Kass. Al inicio de la historia, el abuso es implícito, desde la forma en que la mujer huye, hasta su miedo por salir de la casa en la que se hospeda después. El escritor toma una situación que viven muchas mujeres y la muestra al público como lo que es: una vida de violencia física y psicológica a manos de un abusador y lo difícil que es salir de ella debido a la poca empatía y comprensión por parte de la sociedad. Podríamos remover los elementos de ciencia ficción y la cinta no sufriría muchos cambios.

Whannell entiende y detalla lo que una persona abusada siente y teme, al tiempo que denuncia a una población que vive en negación. Explica por medio del terror, cómo la sociedad facilita que un psicópata narcisista abuse de alguien, ignorando a la víctima y evitando el problema. Whannell hace sentir al público como una persona abusada, siempre atrapada, ya sea en una casa alejada de la ciudad o en un hospital psiquiátrico.

El hombre invisible además, logra explicar la invisibilidad de Adrian con una situación completamente factible. Griffin elabora un traje que le permite ser invisible al estar cubierto con dispositivos de alta tecnología que parecen captar y reflejar su entorno. Hasta este punto el guion sale victorioso al crear un escenario creíble y lógico dentro de su contexto.

A pesar de ello, encuentro que la narración flaquea al momento de explicar la fragilidad y el funcionamiento del traje. Poco después de que se introduce el personaje invisible en la vida de Cecilia, ella lo descubre y pretende defenderse con golpes e incluso le derrama encima un bote de pintura. La tecnología en esos momentos no falla, incluso Griffin lava el vestuario en cuestión de segundos sin repercusiones. Eventualmente, somos testigos de un ataque al traje de invisibilidad, que provoca fallas en su desempeño, pero sólo cuando es conveniente. Además, todo el daño se revierte en un viaje en automóvil, en beneficio de un próximo asalto. La película tampoco detalla de dónde proviene la fuente de energía del traje invisible, ¿o debería decir invencible?

Dejando de lado mi frustración con la parte tecnológica de la historia, debemos hablar de las actuaciones. La película no pierde autenticidad en ningún momento gracias a los excelentes actores que conforman el elenco. Empezando por la maravillosa Elisabeth Moss, ya acostumbrada al personaje que sufre de abuso por parte de hombres mentalmente inestables debido a su papel en The Handmaid’s Tale, representa a una mujer cuyo valor crece conforme avanza la cinta. Cada escena es un compromiso con el público y la historia que nos cuenta. Esta mujer no tiene límites.

En cuanto al resto de los actores, el reparto y sus habilidades son interesantes. Los tres hombres que son parte de la vida de Kass son odiados por diferentes razones, reflejando los diferentes papeles que los hombres pueden ocupar en la vida real de una víctima de abuso.

En el tiempo limitado que tiene Oliver Jackson-Cohen en pantalla, obtiene repudio por parte de la audiencia gracias al trasfondo que se crea de su personaje, así como por su semblante que esconde desdén y furia detrás de una cara tranquila. Estas capas de hipocresía y crueldad, cubiertas con promesas de preocupación y amor representan una excelente personificación de un abusador.

Aldis Hodge, amigo de Cecilia que la apoya en los momentos difíciles, hace que la audiencia se muestre empática con él al mismo tiempo que la frustra con comportamientos de héroe, dignos de un macho en negación. Este personaje es un reflejo de la sociedad que no cree en las víctimas, pero que parece tener “buenas intenciones”.

Michael Dorman, como hermano de Adrian, es el propiciador del comportamiento controlador de su hermano. Esto es un ejemplo de la red de protección y alianza que crean los poderosos para cometer delitos y salirse con la suya, como hemos visto en Hollywood con el caso de Weinstein, entre otros. Al final, ambos crean un ambiente en el que Adrian Griffin ejerce poder sobre la vida de Cecilia sin obstáculo aparente.

Desafortunadamente, el papel de las mujeres no constituye un recurso fiable para la protagonista. Harriet Dyer, es Emily, hermana de Cecilia. Ella demuestra ser una mujer fuerte, pero sólo apoya a su hermana condicionalmente. A pesar de que fue testigo de lo violento que es Adrian, no cree en su hermana cuando se siente perseguida. Por el otro lado está Storm Reid, quien interpreta a Sydney, hija del policía amigo. Ella es un colateral del miedo y la paranoia que siente Cecilia, pues Griffin utiliza a Sydney como un peón para llegar a su ex. La situación que se crea con respecto a las mujeres que rodean a Kass también denuncian la falta de apoyo que recibe una mujer abusada.

La película da lugar a la reflexión de una situación que vivimos a diario y que condonamos como sociedad. Además, le da un giro a una historia interesante y la coloca en el presente para hacerla impactante y relevante. El hombre invisible es una cinta que tiene un gran valor en cuanto a entretenimiento, puedo garantizar que saltarán varias veces del asiento.

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