El Conde: la nueva biopic-no biopic de Pablo Larraín
Disponible en: Netflix.
Dirección: Pablo Larraín.
País: Chile.
Elenco: Jaime Vadell, Gloria Münchmeyer, Alfredo Castro, Paula Luchsinger, Stella Gonet, Catalina Guerra, Amparo Noguera, Antonia Zegers, Marcial Tagle y Diego Muñoz
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt21113540/

Pablo Larraín es el cineasta más popular de Chile y, a punta de buenas películas realizadas sobre su país, logró un reconocimiento internacional que lo llevó a Hollywood. Sus dos aventuras por allá, Jackie (2016) y Spencer (2021), le dieron nominaciones al Óscar a sus actrices principales (Natalie Portman y Kristen Stewart, respectivamente), transformando cada uno de sus estrenos en un evento. No solo eso, sino que cinematográficamente, Larraín se ha consagrado como un autor que cuenta fábulas a partir de personajes reales. Así es como a sus filmes en inglés y a la excelente Neruda (2016), se le agrega El Conde.
El último filme de Larraín se basa en la figura de Augusto Pinochet, dictador chileno que interrumpió la democracia del país del sur entre 1973 y 1990, derrocando a Salvador Allende, primer presidente marxista elegido en el mundo por la vía democrática y que tenía el sueño de que su país fuera más igualitario.
La nacionalización del cobre a cargo de Allende, cuyos yacimientos pertenecían a estadounidenses, europeos y multimillonarios, fue algo que obviamente no gustó a los “poderosos”, menos en el contexto de la Guerra fría. Esto resultó en que estas fuerzas se volcaran en contra del gobierno, hicieran un boicot económico y presentaran un verdadero estado de desastre que puso a la opinión pública contra el presidente. Consecuentemente, Allende confirmó a su círculo más cercano que el 12 de septiembre de 1973 llamaría un plebiscito para preguntar si seguía en la presidencia o no. Dentro de ese círculo se encontraba el comandante en jefe del Ejército, Augusto Pinochet.
Las aristas históricas de lo que ocurría en Chile durante el gobierno de la Unidad Popular (coalición del Partido Comunista y Socialista que llevó a Allende al poder), podrían hacer entender a muchos el descontento con el gobierno, pero nadie debería justificar lo que ocurrió el 11 de septiembre de 1973 y los días posteriores. No solo se destruyó el Palacio de Gobierno de Chile, sino que también se inició una persecución de los partidarios del presidente que terminó con exiliados, torturados y asesinados. De este último lote, existen alrededor de 1,200 personas de las que no se sabe dónde están, provocando en sus familias un dolor que ha durado cinco décadas.
De toda esta situación, Larraín decidió que era pertinente hacer una comedia, representando al dictador chileno como un vampiro de 250 años que se prepara para morir. Convengamos que una sátira a veces es necesaria para sobreponerse a los traumas.
En El Conde funciona, al menos, durante dos tercios de la película con situaciones en las que se presenta a la familia Pinochet como las sanguijuelas que siempre han sido, sin hacerse responsables de los crímenes de lesa humanidad y solamente mostrando cierto remordimiento por algunos “errores financieros”. De igual forma, el ritmo de la película funciona. Sin embargo, hacia el final, es imposible no preguntarse qué fue lo que se fumó Larraín para llegar a ese clímax con un plot twist ridículo que no puede evitar polarizar.
Como todo el cine del director chileno, la película es técnicamente cuidada y exquisita de ver: la música pregrabada funciona, el diseño de producción es notable y el sonido puede apreciarse desde cualquier pantalla. No obstante, es la fotografía la que se lleva el premio como lo mejor que existe en el filme, pues bebe del expresionismo alemán con una bella combinación del blanco y el negro. Las actuaciones también están a la altura, encabezadas por Jaime Vadell y Gloria Münchmeyer como el matrimonio Pinochet Hiriart y con una estupenda Paula Luchsinger como “Carmen”, la religiosa que llega a expiar a Pinochet de sus pecados, resultando en una revelación y poniéndose en la mira como una de las actrices jóvenes chilenas a seguir.
Se ame o se odie El Conde, es imposible negar la valentía del director en realizarla. Tal vez no era el momento, menos para los chilenos, quienes se han visto sobresaturados de recuerdos de los 50 años del golpe de estado que cambió y dejó dividió al país para siempre.

Julia Andrade es cientista política. Le encanta el cine, pero siente una gran fascinación por las “campañas de premios”, premios que todos dicen que no les interesan hasta que se encuentran con la posibilidad de ganar uno. Sin formación académica sobre el cine, disfruta mucho de él, aunque los últimos años ha mutado más hacia la TV donde cree que están los personajes más importantes, especialmente los femeninos. La pasión del cine la desarrolla gracias a E.T., la renueva con Cinema Paradiso y la consolida con Persona.