El clon de Tyrone: tres detectives adorablemente tontos
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Dirección: Juel Taylor.
Guion: Tony Rettenmaier, Juel Taylor.
Elenco: John Boyega, Jamie Foxx, Teyonah Parris, David Alan Grier, Kiefer Sutherland, J. Alphonse Nicholson, Tamberla Perry, Eric Robinson Jr.
País: Estados Unidos.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt9873892/

En medio del fenómeno de Barbenheimer, Netflix estrenó El clon de Tyrone. Como era de esperarse, esta ha sido opacada por los dos grandes estrenos comerciales de la temporada. Será interesante ver si de aquí a finales del año, la ópera prima de Juel Taylor recibe la tan trillada etiqueta de “infravalorada”. En cualquier caso, se trata de una de las mejores películas originales del gigante del streaming y merece la atención del público.
En los primeros 10 minutos de El clon de Tyrone, el protagonista es asesinado a tiros por un rival. Al día siguiente, se despierta y comienza su rutina diaria como si nada hubiera pasado. Así arranca el misterio que mantiene en vilo a la audiencia. El guion de Taylor y Tony Rettenmaier navega con astucia entre la comedia, el thriller y la ciencia ficción.
Tres personajes mueven los hilos de la trama: Fontaine (John Boyega), el traficante de drogas asesinado; Slick Charles (Jamie Foxx), un proxeneta fanfarrón y excéntrico; y Yo-Yo (Teyonah Parris), una prostituta. Tras una serie de eventos escalofriantes, este trío se propone desentrañar la siniestra conspiración que amenaza al vecindario.
Ana Lydia Vega, escritora puertorriqueña, llama “conspiranoicos” a los “cocineros expertos en teorías complotistas sazonadas con un grano de paranoia”. Sin ocultar sus intenciones satíricas, El clon de Tyrone aprovecha la fiebre de las teorías conspirativas y siembra la duda. ¿Qué tal si cosas tan elementales como el pollo frito o los productos para el cabello son en realidad mecanismos de control mental?

Los hechos transcurren en un barrio sureño ficticio llamado el Glen. La época no está clara. Por un lado, la estética remite a un momento entre los años 70 y 90. De hecho, la película evoca el cine de explotación negra (Blaxploitation) en su forma más indeleble. Por el otro, hay pequeñas referencias materiales y culturales (como la aparición de un iPhone o conversaciones sobre el Bitcoin) que remiten a la época actual. Esta ambigüedad parece decisión intencional de los guionistas y envuelve al espectador en el misterio.
Aun así, el humor en El clon de Tyrone podría resultar esquivo en ocasiones. La cinta divaga levemente una vez que se ha establecido la premisa. Hay un comentario social sobre las políticas segregacionistas y la asimilación forzada, cuya fuerza descansa más sobre el cómo que sobre el qué. Los diálogos, aunque refrescantes, con referencias múltiples a la cultura popular, desde los misterios de Nancy Drew hasta películas como Sophie’s Choice (Alan J. Pakula, 1982) y Hollow Man (Paul Verhoeven, 2000), avanzan tan rápido que pueden ser difíciles de seguir. El cierre despierta toda clase de preguntas.
Lo mejor de la película es, sin duda, el dinamismo entre los actores principales. En las escenas iniciales, las bromas constantes entre ellos tienen un tono hostil, casi estridente. Cuando comienzan a trabajar juntos, se convierten en tres detectives adorablemente tontos. Foxx y Parris dominan las instancias más divertidas, Boyega lleva la carga dramática de la historia.
El clon de Tyrone es exactamente todo lo que uno esperaría de un cineasta joven: novedosa, arriesgada, llena de promesa y especial en lo imperfecta. Ante el reclamo constante (no siempre bien pensado) a los artistas afroamericanos para que hagan contenidos diferentes que no giren en torno a experiencias traumáticas (como la esclavitud o la brutalidad policíaca), la nueva película de Netflix es un visionado obligatorio.

Kenny Díaz nació un 28 de enero de 1996 en Carolina, Puerto Rico, en donde vive. Creció viendo telenovelas con su mamá y amando el pop romántico contemporáneo. Su amor por el cine vendría más tarde junto con el seguimiento a las premiaciones como los Globos de Oro y los Premios Óscar. Ama el cine de Terrence Davies y las historias centradas en personajes femeninos fuertes y complejos. Obtuvo su bachillerato en Historia de América en 2019 de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Actualmente cursa una Maestría en Estudios Culturales en la Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Gurabo. Entre sus intereses de investigación están los movimientos sociales y prácticas de resistencia, la construcción de culturas de paz y el problema de la violencia en América Latina desde la producción cultural, con énfasis en el cine y la literatura. Aspira a ser guionista de cine en unos años, así como docente e investigador.