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Eileen (Sundance 2023): cine negro para el alma

Escrito el 29 enero, 2023 @bmo985

Sección: Premieres.

Dirección: William Oldroyd

Guion: Ottesa Moshfegh y Luke Goebel basado en la novela de Ottesa Moshfegh.

País: Estados Unidos.

Elenco: Thomasin McKenzie, Anne Hathaway, Shea Wigham, Marin Ireland, Owen Teague.

Palomómetro:

Más información de la película: https://festival.sundance.org/program/film/638a19fbd406b28075f2d2b4

Eileen. Dir. William Oldroyd. 2023. Cortesía Festival de Sundance 2023.

“En esta vida hay dos tipos de personas,” dice un hombre con aliento alcohólico. “Las que viven su vida como si fuera una película y los que se limitan a observar a los primeros.” Esta cínica observación, un insulto disfrazado de transmisión generacional de sabiduría, nos sitúa en el mundo de Eileen, en el que unas vidas no merecen ser vividas.

Eileen Dunlop (Thomasin McKenzie) es una joven secretaria en el reformatorio de un pueblo sin nombre en Massachussets, Estados Unidos. Tímida y centrada en su labor, no tiene mucho por qué vivir. Su padre Jim (Shea Wigham), jefe de policía en retiro, pasa todo el día bebiendo, rememorando a su esposa muerta y ofendiendo a su hija, quien alimenta su hábito suicida trayéndole una botella todos los días. Su casa parece más una morgue de sueños que un hogar. Por eso Eileen no puede evitar soñar despierta: fantasías sexuales y violencia patricida pueblan sus fantasías vívidas. Anhela la acción, sea esta de cualquier tipo para salir de su depresivo estupor. La aparición de la rubia despampanante Rebecca St. John (una bulliciosa Anne Hathaway), la nueva psiquiatra del reformatorio, le inyecta emoción a la vida de Eileen, aunque nadie podría predecir hasta dónde la llevará.

Situada en la década de 1950, Eileen parecería emular aquella obra maestra llamada Carol (Todd Haynes, 2015) por su dinámica que empareja a una ingenua trigueña con una avezada rubia en era dorada del conformismo estadounidense, pero nada más lejos de la verdad. El filme puede demostrar una comicidad macabra, así como la emocionante infatuación con la persona que abre los ojos a la posibilidad de una vida distinta. No obstante, ante todo, Eileen se conforma como un relato negro, no de detectives, pero sí de fines funestos. Presentando, como ahora se acostumbra, el lado oscuro de la década próspera por excelencia, la trama de Eileen plantea un mundo miserable en la que la familia es la expresión del malestar social y no el núcleo básico de la sociedad.

“Algunas familias están tan jodidas que solamente con una muerte es posible escapar de ellas,” opina el personaje de Hathaway, una doctoranda de Harvard que está a la deriva (¿de qué otra forma nos explicamos que termine en un pueblucho sin nombre en una región poco glamurosa?). Efectivamente, la muerte ronda a los individuos, ya sea a través del asesinato o por medio del alcoholismo. En este universo faltan razones para seguir viviendo y sobran para no morir a mano propia ni ajena.

William Oldroyd, director de Eileen, se apega al material con una dirección elegante, aproximándose al nihilismo cool del cine negro que hizo época en el Hollywood de la década de 1940. La fotografía a cargo de Ari Wegner (The Wonder de 2022 y El poder del perro de 2021) no imita el famoso estilo de este género, pero es posible apreciar su influencia en las sombras que envuelven a sus personajes y en la rica textura del celuloide.

Oldroyd trabaja con sus protagonistas para colocarlos en papeles que les sientan bien, explotando sus tendencias naturales: McKenzie al mutismo ingenuo, Hathaway a la sensualidad carismática que ilumina habitaciones con su sonrisa y Wigham a la paternidad incómoda (tuvo un papel similar en otra película de Sundance, Fancy Dance, aunque mucho menos maligno). Con este elenco, la historia fluye hacia lugares que no se pueden predecir. Justo cuando uno cree que sabe hacia dónde se dirige, la última media hora incluye una desviación extrañísima, pero coherente con el resto del filme. (El monólogo a cargo de Marin Ireland que prácticamente cierra la película, hiela la piel. Actriz talentosa que tiende a la frialdad, también destacó en Birth/Rebirth en esta edición de Sundance.)

El filme se basa en la novela de Ottesa Moshfegh y fue adaptado por la propia Moshfegh y Luke Goebel. Sin conocer la obra original, me atrevo a decir que es un trabajo excepcional que, con pocos diálogos, elabora un relato original que toca los extremos de la experiencia humana. Tomando el punto de vista de su joven protagonista, a quien no se le juzga ni se insertan nociones anacrónicas, Eileen conforma un universo de relativismo moral en el que los sucesos que rompen la ilusión de lo normal ocurren rápidamente.

Me queda la impresión de brutalidad sin dramatismo similar a la de Burning (Lee Chang-dong, 2018): sin respuestas fáciles y con un protagonista que lucha por salir de un cascarón autoimpuesto. Será el sereno, pero Eileen me ha parecido la primera gran película del 2023.

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