Decision to Leave (Fancine 2022): Desgranando el melodrama criminal de Park Chan-wook
Sección: Concurso.
Dirección: Park Chan-wook.
Guion: Jeong Seo-Gyeong, Park Chan-wook.
Elenco: Tang Wei, Park Hae-Il, Go Kyung-pyo, Park Yong-woo, Lee Jung-hyun.
País: Corea del Sur.
Palomómetro:
Más información de la película: https://fancine.eu/decision-to-leave/

Se podría debatir sobre la presencia de una película como Decision to Leave en la sección de concurso de un festival de género fantástico como es el Fancine de Málaga, pero no me voy a quejar de haber tenido la oportunidad de presenciar el regreso de Park Chan-wook al ámbito del largometraje desde The Handmaiden en 2016. Lo hace con un melodrama criminal categórico, una historia tan bella como exagerada, llena de los giros y de los recursos formales que resultan tan estimulantes del director coreano.
A principios de este siglo el cineasta presentó su llamada trilogía de la venganza formada por Sympathy for Mr. Vengeance (2002), Oldboy (2003) – ganadora del Gran premio del jurado en el Festival de Cannes y el premio a mejor película en Sitges –, y la posterior Sympathy for Lady Vengeance (2005). Se iniciaba por aquel entonces una ola de prestigio y reconocimiento internacional para el cine de Corea del Sur que hoy ya se consolidó.
La obra de Chan-wook se ha caracterizado por un tipo de cine perverso, que a menudo roza con el nihilismo, en el que imperan historias a modo de fábula trágica. En cambio, con un acercamiento más luminoso, en este nuevo filme se entrega de lleno al romance exacerbado entre detective y sospechosa con un relato retorcido, pero que no llega a ser escabroso, plagado de momentos amenos y con un poderoso brío en su puesta en escena.
Decision to Leave se centra, desde el punto de vista del altamente cualificado detective Hae-joon (Park Hae-il), en la investigación en torno a la caída de un hombre desde la cima de una montaña. La principal sospechosa es Seo-rae (Tang Wei), la pareja del fallecido. La atracción de Hae-joon hacia ella se volverá cada vez más irrefrenable.
Hae-joon como protagonista es un policía pulcro, considerado un profesional entre sus compañeros. Atraviesa una crisis de la mediana edad y lo único que lo estimula es la acción del trabajo. Topar con Seo-rae genera en él un magnetismo, a la par que le permite escapar de la monotonía de su vida marital. Algunos gestos, como evitar que su compañero golpee a un criminal en la sala de interrogatorios, dejan claro que busca mantener la corrección en su oficio, pero obsesionarse con la mujer pondrá a prueba sus límites.
La posible asesina, Seo-rae, es una mujer procedente de china, siendo una constante el elemento de su idioma, mostrando cómo recurre al traductor para entender ciertas palabras coreanas. Conocemos detalles sobre quién es en realidad y de su pasado a través de la mirada de Hae-joon. Es un personaje astuto y cargado de misterio, en la línea de una femme fatal clásica del género noir, que sabe cómo dejar en ridículo al policía en todo momento, desarmándolo a su antojo con sus encantos.
Mediante los interrogatorios, los datos que recolecta Hae-joon al observar a Seo-rae, y las comidas y paseos que comparten, se teje una dinámica romántica entre ellos a medida que se indiga en el caso en torno a la muerte del marido de ella. Todo queda conjugado con la muestra de escenarios de una belleza arrebatadora: el paisaje costero neblinoso, templos en días de lluvia, la montaña nevada, la vista nocturna desde los tejados de la ciudad de Busan. Incluso con los asesinatos y los cuerpos en escenas del crimen se evita la truculencia, mostrados con elegancia y buen gusto.
La trama se mantiene enrevesada y plagada de giros, con un fuerte componente efectista que hace querer descifrar cuál será la siguiente carambola de guion o truco técnico, manteniéndonos así en vilo. Destacan hermosas transiciones mediante match-cut (coincidir la colocación de elementos de un plano al siguiente), rimas visuales, cambios de puntos de vista en una misma escena, o transiciones de presente a pasado y viceversa como si nada. La caligrafía tras la cámara es exquisita y la fluidez de sus imágenes contribuye a una precisión y eficiencia narrativas.
La historia se encuentra estructurada en dos partes bien diferenciadas, de las que disfruté considerablemente más la primera, quizá por el factor sorpresa y el ir desgranando los elementos que configurarían la película. Además de la trama principal, resulta un buen añadido la inserción de breves escenas mostrando la cotidianidad en la vida del detective, diferentes casos que le tocan, así como trabajos de campo (los micro-relatos de la persecución cuesta arriba por las calles de Busan o el robo de las tortugas son geniales).
Los actos y emociones a flor de piel de los personajes pueden saturar, y se le podría reprochar a la película su estirada duración, o que dé una excesiva cantidad de vueltas sobre sí misma para llegar a lo que acaba contando. Sin embargo, creo que eso, en parte, es lo interesante de la mirada maximalista de Park Chan-wook: lo que sucede en pantalla en pocos momentos se permite dejar de ser bello o vibrante.

Graduado en Comunicación Audiovisual y Técnico en iluminación, captación y tratamiento de imagen. Me fascinan las historias y las imágenes, y mucho mejor si son en el cine. Intento de guionista frustrado, me gusta lanzar ideas y escribir palabras. Si una peli tiene neones y sintetizadores posiblemente ya de entrada me caiga bien. Vivo obsesionado con los mundos de David Lynch, los Coen y Wes Anderson, y siempre que tengo oportunidad recomiendo Magical Girl de Carlos Vermut.