Daisy Jones and the Six: mucho ruido y poca trascendencia
Disponible en: Prime Video.
Creadores: Scott Neustadter, Michael H. Weber.
Elenco: Riley Keough, Sam Claflin, Suki Waterhouse, Camila Morrone, Will Harrison, Sebastian Chacon, Josh Whitehouse, Timothy Olyphant.
Duración: 10 episodios de 50 minutos cada uno.
País: Estados Unidos.
Palomómetro:
Más información de la serie: https://www.imdb.com/title/tt8749198/

El talento y la fama forman una unión igualmente tóxica como fascinante. Son muchas las historias que se han presentado en cine y televisión que muestran que esta combinación puede ser tanto la fuente del éxito como la perdición de las almas tocadas por esta chispa de selección natural y suerte. Ahora, Prime Video presenta una serie que va de lo mismo, muy en la vena de A Star is Born (Bradley Cooper, 2018) y Almost Famous (Cameron Crowe, 1999).
Daisy Jones and the Six, basada en la novela del mismo nombre, sigue el ascenso y descenso de una banda en la escena musical estadounidense de la década de los 70. Su camino rocoso es complicado por la dinámica tóxica de la pareja creativa al centro: Daisy Jones (Riley Keough), una especie de genio musical, de espíritu libre y fiabilidad inexistente, y Billy Dune (Sam Claflin), otra especie de genio musical, con un alma torturada, problemas de alcoholismo y sin una pizca de picardía en su cuerpo. Separados, crean buena música; juntos, hacen magia.
O por lo menos eso es lo que la serie afirma una y otra vez, sin nunca demostrarlo realmente. A lo largo de 10 largos episodios, se enuncia, anuncia y presume que estamos ante una banda sumamente famosa y talentosa, llevada a la gloria por un dúo electrificante. No obstante, son pocas las veces que los vemos en acción y escasas las argumentaciones vocales, líricas o presenciales como para creer que estamos ante una de las bandas más famosas y exitosas de la época. Mientras que la regla de oro es mostrar y no decir, aquí sucede todo lo contrario: debemos creer en las palabras vacías que se dicen una y otra vez e imaginar la dimensión de la grandeza del grupo conocido como Daisy Jones and the Six.
Esta incredulidad se ve afectada por el formato en que se presenta la serie. Situada en 1997, utiliza flashbacks para recorrer el camino de la banda, incluyendo la fundación del grupo original The Six, el encuentro con Daisy Jones – incluyendo su propia historia de crecimiento –, la conquista de la gloria mundial y el desmantelamiento del grupo después de su concierto más importante en 1977.
La historia principal es constantemente interrumpida por lo que pasa en el ahora de la serie, una especie de documental en el que cada uno de los integrantes de la banda cuenta lo que sucedió, reaccionando en momento real a lo que se presenta en pantalla como pasado. Esta dinámica resulta bizarra en sus mejores momentos y estorbosa en los peores, pues tiene transiciones temporales incómodas, un maquillaje y peinado defectuoso, diálogos reactivos toscos e insignificantes, una edición torpe que hace parecer que los músicos están viendo lo mismo que la audiencia (y no rememorando o platicando su experiencia) y una falta de continuidad en lo que sucede 20 años atrás. Cualquier sentido de urgencia y explosividad en los 70 se interrumpe por las reacciones anticlimáticas del futuro.

El hecho de que se tenga poco interés en el elenco extendido también es un problema, y más cuando el dúo principal es tan aburrido, cliché y acartonado. Sam Claflin como Billy Dune interpreta al personaje en una nota amargada que hace cuestionar la lealtad y magnetismo que se supone inspira entre aquellos a su alrededor, incluyendo su esposa Camila (Camila Morrone), osada y primordial en su ascenso, pero, al final del día, unidimensional. Por su parte, Riley Keough, comúnmente lo mejor de lo que sea en lo que aparece, interpreta a Daisy como un personaje aparentemente complejo, rebelde e indescifrable que más bien representa un concepto e idealización, y no una persona real.
El resto de la banda, la tecladista Karen Sirko (Suki Waterhouse); el guitarrista principal y hermano menor de Billy, Graham Dune (Will Harrison); el baterista Warren Rojas (Sebastian Chacon), y el guitarrista convertido en bajista Eddie Roundtree (Josh Whitehouse) no tiene el suficiente desarrollo como para interesar más allá de una superflua relación sentimental entre Karen y Graham, y una rivalidad poco explorada entre Eddie y Billy. Rojas es un extra glorificado que mantiene un anonimato a lo largo de la serie. La integración de Simone Jackson (Nabiyah Be) en la historia, presentada como una pionera de la música disco, únicamente sirve para apoyar el arco de Daisy, crítica fortalecida por la torpe y rápida conclusión de su trama.
Aunque la magnitud de la banda y su significado están desconcertadamente inflados por la narración, la interpretación de los actores en las pocas escenas en el escenario o en el estudio de grabación tampoco ayuda. En ningún momento se ve la electricidad, la dignidad, el magnetismo, el encanto o la maestría que se supone que cada uno de estos artistas posee (la única que ofrece momentos memorables es Nabiyah Be como Simone). Más bien estamos ante actores fingiendo ser músicos, nunca llenando los zapatos de los artistas que se supone que están trayendo a la vida.
Daisy Jones and the Six se trata de una telenovela sin chispa, una historia fastidiosa y un romance sin la química desbordante que justifique el drama que se supone que explica la separación de la banda. El final cae en el sentimentalismo inmerecido que más bien respalda mi teoría de que la trascendencia del grupo no es de la magnitud que se afirma constantemente en la serie.
Aparentemente, Taylor Jenkins Reid escribió el libro en el que se basa la serie después de ver el concierto “The Dance” de Fleetwood Mac, imaginando cómo sería la relación entre la cantante principal Stevie Nicks y su exnovio/cantante principal Lindsey Buckingham. Para ahora ese concierto ya es legendario, y resulta una opción más disfrutable que la ficción e intento de tributo que representa Daisy Jones and the Six.
Originaria de la Ciudad de México, Alessandra considera al cine como su gran amor. Fanática empedernida de Paul Newman y La Momia (1999), y dueña de una facilidad envidiable para aprenderse diálogos innecesarios para la vida real, en 2017 fundó Palomita de maíz. Aquí escribe constantemente sobre cine y televisión. También pueden encontrar sus palabras en sitios como InSession Film, Filmotomy, Cherry Picks y Screen Queens.