Conversaciones sobre el odio (Punta del Este 2023): cuando lo tóxico se encuentra con lo grotesco
Sección: Panorama internacional.
Dirección: Vera Fogwill y Diego Martínez (co-director)
Guion: Vera Fogwill.
Elenco: Cecilia Roth y Maricel Álvarez.
Países: Argentina y España.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt18749340/

“Pero ten presente de acuerdo a la experiencia
Que tan solo se odia lo querido”
(Ódiame, Julio Jaramillo)
Oscuridad, falta de luz, es todo lo mismo, uno simplemente no ve nada y le cuesta entender por qué la pantalla no se enciende. ¿Habrá pasado algo? Inesperadamente se siente una voz ronca, la cual dice que efectivamente no hay luz. Wow, ¡todo un descubrimiento! ¿No? Como por arte de magia, cuando la ironía empieza a florecer, la luz de la sala se enciende como si abrieran una ventana a plena luz de la mañana mientras uno aprende a convivir con una resaca formidable. “No es para ustedes, la película es así,” gritaba Cecilia Roth en medio de la premier de Conversaciones sobre el odio en el Festival Internacional de Cine de Punta del Este. La sala del Cine Teatro Cantegril largó una carcajada sostenida ante la elocuencia de la actriz argentina, quien, desde la audiencia, hizo saber que no se había dañado la cinta, sino que, valga la redundancia, la película comenzaba así. Probablemente esa sería la única vez en el transcurso de casi hora y media que cualquiera de los allí presentes se iba a reír de manera tan inocente como real.
¡La que se nos venía! Dignarse a ver una película que tiene el rótulo de ODIO en su título no anticipa nada bueno. Mejor dicho, predispone al espectador a creer que se enfrenta a lo macabro. ¿Conversar sobre el odio? ¿Quién en su sano juicio querría eso? Lo cierto es que, por más que busquemos evadir lo inhóspito que es el odio, este está presente en nuestra vida cotidiana, se sienta a la mesa a desayunar tostadas con manteca como si fuese uno más. Entonces, es ahí donde las preguntas cambian y uno empieza a reflexionar acerca de ¿qué es el odio? y ¿qué despierta en los seres humanos este tipo de sentimiento? Mejor dicho ¿cómo llegamos a sentir odio por alguna persona? Muchas preguntas cuyas respuestas se va dilucidando en el transcurso de la cinta, de una conversación, larga, sostenida, por momentos hasta inconclusa, pero sin duda certera.
Conversaciones sobre el odio es de esas películas donde el espectador sale con más dudas que certezas. Todo en sí está inconcluso, pero no porque le falte un final, porque en sí existe, no de manera utópica, sino real. Hay un final del camino para los personajes y su encuentro, pero igual quedan cabos sueltos. El desarrollo de la trama se da en un único escenario: un apartamento venido a menos que da un simbolismo relevante a la relación de la historia y que invita a los espectadores a quedarse casi que viviendo en esas paredes.
Intentando abstenerse de utilizar el mote de teatral, podría decirse que la película es un encuentro retrasado más que un reencuentro. Es una reunión de esas que se dilataron, pero que tarde temprano debían tenerse. En el centro de la escena están dos mujeres, las dos llamadas Debora (Cecilia Roth y Maricel Álvarez), quienes alguna vez se tuvieron la más alta estima, que ahora se han vuelto desconocidas y que aun así se necesitan para sanar viejas heridas.
La Debora de Álvarez visita a la de Roth con la excusa de rememorar viejos tiempos, pero en realidad esconde la intención de saldar cuentas pendientes. Para su sorpresa (o no), se encuentra con que este demonio en el cuerpo de una mujer yace postrado en una silla de ruedas, víctima de una enfermedad que lentamente va acabando con ella, pero que jamás pierde lo cizañera. La Debora de Roth es macabra, tóxica, de esa gente que aun en su lecho de muerte es capaz de hacer daño con apenas un gesto o una mueca.
Durante unos escasos 85 minutos, el público reconstruye mentalmente la relación de estas mujeres mientras ve que el vínculo se destruye hasta hacerse añicos. Pese a ello, cuesta creer que realmente se odien, siquiera que se desprecien lo suficiente como para llegar a calificar el vínculo de una manera tan oscura. Hacia el final uno ve la verdadera revelación: ese especulado odio no es más que un miedo solapado que esconden algunas personas enojadas con el propio curso de su vida. Es una historia de a dos, casi como un juego, pero que al final es un monólogo dicho por dos personas que no se escuchan porque están sumergidas en sus propias miserias.
Vera Fogwill realiza un trabajo personal en el filme, intimista y profundo. Lo cierto es que, teniendo a una de las más grandes actrices de habla hispana como es Cecilia Roth, perfectamente justifica que apenas sea necesaria una cámara posada sobre ella para que valga la pena. La película no requiere grandes esfuerzos cinematográficos, ni fotografías deslumbrantes, sino un trabajo actoral que, para sorpresa o aplauso, se vale mucho de la improvisación, como revelaran las mismas actrices en la conferencia de prensa del día siguiente. Aun días después de haber visto la película uno tiene cuestiones que le resuenan, y ahí sí, lamentablemente, he de tener que decir que es un logro de lo teatral. Conversaciones continúa viva en el pensamiento de muchos por su crítica y banalidad, algo que solo logra cuando la conexión actoral es lo suficientemente vívida.
Sin duda, Conversaciones sobre el odio es una experiencia mucho más que un producto artístico, es un ejercicio sobre la realidad, un reflejo de lo grotesco y lo absurdo que puede llegar a volverse el ser humano. Vale la pena darle una oportunidad para también entender el minimalismo de nuestro cine, del cine latinoamericano, que se vale de realizadores críticos y exploratorios más que de grandilocuencias. Este tipo de cine nos acerca a la realidad y a la reflexión, algo que muchas veces se nos escapa.

Made in Uruguay, a Valentina el corazón le pertenece a sus raíces eslavas como las que retratan Pawlikowski en Cold War y Kusturica en When Father Was Away on Business. Firme defensora del Óscar de Faye Dunaway por Network, fanática del Almodóvar de Tacones Lejanos y fundamentalista de Vanessa Kirby. Cuenta los días para que The Academy salde su cuenta pendiente con Bradley Cooper. Ah, y para entretenerse, un cartón dice que es internacionalista.