Cinco lobitos (25 Festival de Málaga): sobre empezar a vivir la vida que nos ha tocado
Sección: Largometrajes sección oficial.
Dirección: Alauda Ruiz de Azúa.
Guion: Alauda Ruiz de Azúa.
Elenco: Laia Costa, Susi Sánchez, Ramón Barea, Mikel Bustamante, José Ramón Soroiz.
País: España.
Palomómetro:
Más información de la película: https://imdb.com/title/tt14755038/

Cinco lobitos surge a raíz del primer embarazo de la directora Alauda Ruiz de Azúa. La película presenta una historia sobre la maternidad, las relaciones y los cuidados internos dentro de la familia.
Amaia (Laia Costa) dio a luz con apenas 30 y pocos años. Su pareja no para de viajar por trabajo y ella se ve sola ante la dificultosa tarea de cuidar a su hija. Tras rechazar varios trabajos y acumular estrés, Amaia vuelve a casa de sus padres, renunciando a la vida que quería por la vida que le ha tocado.
Al igual que Alcarràs (Carla Simón), Cinco lobitos es una película intergeneracional. El filme comienza con un nacimiento y de ahí se presenta al resto de personajes que pasan por la juventud, adultez y vejez. La historia trata la vida y la muerte como un ciclo natural y no como algo negativo, aunque sí triste en momentos.
Para mí, esta película tiene dos virtudes que me han sacado todas las lágrimas que tenía y no podía contener. La primera es el reflejo de una familia que contiene los afectos. En la historia, los “te quiero” no son fáciles y se habla abiertamente de ello. Todo es dudas sobre si se quieren entre ellos o se aguantan. Hay momentos en los que la situación se vuelve compleja hasta el punto de creer que hay odio en los personajes, pero rápidamente comprendes que solo hay situaciones y momentos de descontrol emocional que no siempre se saben cómo gestionarse. Esos “te quiero” se transmiten a través de gestos o cuidados, como oler una prenda de ropa o un simple abrazo.
Creo que hay un trabajo actoral y de guion excelente en cuanto a la contención de estos sentimientos. Rezuman por todos lados esos pequeños detalles en los que cada espectador se fija de una forma única y diferente del resto. Es una forma muy especial de conectar con la audiencia y tocar la fibra sensible. Decir tanto con tan poco no es fácil.

La segunda virtud es un diálogo bonito entre madre e hija que dice “empezar a vivir la vida que nos ha tocado”, frase que engloba todo sobre lo que trata la película. A veces nos empeñamos en seguir un camino deseado (o no), pero que se hace cuesta arriba, como el de Amaia en la historia. Esa ruta acaba virando hacia el estrés y el sufrimiento, lo que puede significar que por ahí no es. La manera que tiene el filme de navegar a través del dolor y el reencuentro con su familia es precioso. Observamos que las cosas van mejor en el momento en el que Amaia empieza a abrazar la situación en la que vive. Aprende a vivir su antigua vida de nuevo y, de cierta manera, se convierte en una nueva vida.
Cinco lobitos es una historia para observar detenidamente a todos sus personajes, entenderlos y no juzgarlos. Ellos están escritos con empatía y tonos grises que los actores adoptan con naturalidad excepcional. Nunca toman decisiones perfectas, siempre se están equivocando y, en medio de todo eso, hay una comprensión por el espectador que refuerza la película. La sala aplaudió varios minutos entre lágrimas, identificados o no con los personajes, pero empatizando con todos.
Algo que me gusta mucho es cómo se contrastan las dos maternidades de la historia. “Maternidades hay tantas como mujeres,” dijo Ruiz de Azúa en la rueda de prensa. Begoña (Susi Sánchez), madre de Amaia, maneja una maternidad especial y única que Amaia no tiene con su bebé. Las dos son distintas y ambas son válidas. La película se encarga de dejar claro esto, ya que las mujeres en esta historia son imperfectas y cometen errores. Es positivo ver esta normalización en pantalla.
El cine japonés es referencia para la película, desde Hirokazu Koreeda hasta Yasujiro Ozu. Llena de gestos y miradas sobre la comprensión y el amor, Cinco lobitos es un cine cotidiano, sobre la vida diaria y lo que no esperarías que tuviera algo de especial, pero que te abruma con sus pequeños detalles y una calidad emotiva.

Jose Manuel Medina es un graduado en comunicación audiovisual que actualmente se dispone a estudiar dirección de fotografía mientras trabaja en el Festival de Cine Fantástico de Málaga (Fancine). Desde pequeño se considera un loco por Star Wars, y el cine de terror y fantasía. Lleva a John Carpenter en el corazón y siempre acaba hablando de él en cualquier conversación. Su sueño es vivir con un gatito al que cuidar mientras trabaja dentro del sector cinematográfico. Tiene una gran habilidad para llorar durante cualquier película que vea. Aunque le cuesta elegir sus cintas favoritas siempre acaba confesando que son El Viaje de Chihiro, The Thing y The Last Jedi.