Calabozos y dragones: honor entra ladrones – originalidad bajo el yugo del blockbuster moderno
Dirección: Jonathan Goldstein y John Francis Daley.
Guion: Jonathan Goldstein, John Francis Daley y Michael Gilio, historia por Chris McKay y Michael Gilio, basado en Calabozos y dragones de Hasbro.
Elenco: Chris Pine, Michelle Rodriguez, Justice Smith, Sophia Lillis, Hugh Grant, Regé-Jean Page, Chloe Coleman, Daisy Head, Jason Wong.
País: Estados Unidos.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt2906216

En Calabozos y dragones, el juego de rol en el que está basada Honor entre ladrones, el Dungeon Master (DM) es la persona encargada de dirigir una campaña de aventuras y coordinar batallas, personajes y locaciones para crear una experiencia entretenida, sorpresiva y emocionante para los jugadores. También debe hilar las acciones de los participantes en una narrativa, dándole vida a los lugares que visitan y agregando dosis de tensión a cada momento para que los miembros de la cuadrilla no deambulen sin propósito por los pasillos de alguna mazmorra o las calles de algún pueblo. Si hay algo que el DM tiene que hacer es el lograr que la campaña sea proactiva y entretenida, agregando los elementos de una experiencia inmersiva y libre de cualquier estructura convencional, empujando a los participantes en un mundo sin límites ni ataduras.
Con Calabozos y dragones: honor entre ladrones, esta experiencia de diversión e inmersión es replicada dentro de la fórmula del blockbuster moderno. Jonathan Goldstein y John Francis Daley transportan al espectador a este mundo de fantasía donde artículos mágicos con lore son confundidos con objetos ordinarios, diferentes especies – humanos, tieflings, medianos, elfos, magos, liches – interactúan naturalmente entre sí y todo personaje y objeto de importancia tiene un trasfondo relevante para la historia.
Lo mejor de la labor del dúo cineasta es la forma en que hacen que todo se siente tangible y real. Cuando se ve a los personajes interactuar, por ejemplo, con un híbrido humano-gato o un humano-cuervo, la comunicación se siente orgánica. El hecho de que se trate de una figura con la que los personajes puedan relacionarse en el mismo espacio físico le da fuerza a la realización del universo fantástico. Esto se debe a que la producción no se apoya demasiado en CGI más allá de criaturas como los dragones, un cubo gelatinoso amenazante o el mimic y escenarios que serían imposibles de recrear en un espacio real.
Lo mismo sucede con los escenarios físicos que habitan los personajes, los cuales son ser exteriores hermosos y tangibles o sets sacados de un libro de fantasía, solamente usando efectos especiales para crear castillos o ambientes como la ciudad colgante bajo la tierra iluminada por un lago de lava. Daley y Goldstein demuestran un buen manejo del presupuesto de 150 millones de dólares para que la realidad habitada no se sienta como un simple fondo de pantalla sin profundidad o un mundo que solo es adorno. Aquí cada detalle y personaje le agrega personalidad a la película y construye una experiencia entretenida a partir de los detalles.
En cuanto a los personajes principales, nos encontramos con arquetipos funcionales. Chris Pine interpreta a un bardo sarcástico con una visión cínica e individualista sobre la vida; Michelle Rodriguez a una guerrera seria, pero con un gran corazón; Justice Smith a un mago que tiene poca confianza en sí mismo; y Sophia Lillis a una tiefling druida con poca personalidad y mucha química con los demás miembros del grupo. Por su parte, Regé-Jean Page, el único que se distingue del molde, es un carismático paladín sacado de Los cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer, un chiste extendido que hace lo mejor de su limitado tiempo en pantalla.
Este grupo se siente como la alineación que alguien encontraría en un juego de Calabozos y dragones, personas que apenas disfrutan de su primera campaña como equipo extendido, creando un puente que ayuda a que el público diferencie a los personajes por sus habilidades más que por sus personalidades.

Se trata de personajes serviciales y buenos que forman una “familia” disfuncional que debe detene a los villanos – à la Guardianes de la galaxia (James Gunn, 2014) –, un tropo narrativo usado frecuentemente que funciona, pero que convierte a la aventura en una experiencia tediosa porque se puede telegrafiar hacia dónde va la historia, a pesar de ser sumamente entretenida. Es la clase de historia – detener a los malos, salvar al mundo – con una clase de personajes que, debido a las estructuras de los blockbusters actuales (véase el tan popular y dominante cine de superhéroes de Marvel Studios), pueden sentirse muy autoreferenciales, excesivamente vocales de lo ‘ridículo’ de su entorno y arquetipos ya vistos y desgastados para estas fechas.
No obstante, la película avanza a pesar de su estructura limitada. De mucho ayuda que su humor no se apoye en hacer de menos el mundo habitado o en perder el estilo formal que los directores han establecido alrededor de la narrativa. También sirve que, al momento de hacer de menos algún elemento, sea un comentario sobre la naturaleza del género de aventura medieval fantástica más que una burla sobre lo ‘poco realista’ que es el mundo. Por ejemplo, hay un chiste elaborado que se burla de la complejidad de las trampas en las mazmorras, un comentario ingenioso sobre cómo las reglas que rigen los hechizos suelen ser arbitrarias y un chiste recurrente sobre cómo cierta clase de personaje heroico suele aparecer en el lugar correcto a la hora perfecta para salvar el día.
Otro elemento que empuja al filme a no caer en la holgura entre el nihilismo y el cinismo cinematográfico es el establecimiento de una figura antagonista efectiva, la cual se encuentra dividida en dos de manera balanceada. Por un lado, está Hugh Grant, un galante y maquinante ladrón con la intención de siempre salir beneficiado en cualquier situación, similar a su papel en Paddington 2 (Paul King, 2017). Por el otro, está la maga oscura (Daisy Head), cuya dignidad corporal y auditiva permite que sea tratada con la seriedad necesaria para crear una fuerte rival a vencer, distintiva del personaje de Grant y más poderosa de lo que aparenta en principio. Ambos son amenazas prominentes y relevantes que mantienen al espectador con ganas de ver cuáles son sus verdaderos planes y el momento cuando los héroes salvarán el día.
Calabozos y dragones: honor entre ladrones es una película cuya mayor desventaja es haber salido en la época actual. Tomando como base una estructura de cine blockbuster moderno, la película sufre por su tan repetida familiaridad, en especial en las dinámicas de los personajes principales. Su fortaleza principal es la formalidad y el respeto que la gente involucrada mantiene ante el material con el que trabaja y hacia la audiencia. No es una película que pone en duda su propia existencia o su naturaleza como comedia de aventuras.
La película sabe que su propósito es entretener y lograr una experiencia que mantenga al espectador pegado a la pantalla, impaciente por ver cómo continua la historia, riéndose de las bromas y disfrutando las escenas de acción sorprendente estilizadas. A veces lo único que se necesita para triunfar es apelar a una audiencia atenta y respetuosa del material original, un público que encontrará valor en su honestidad en lugar de buscar un éxito que destruya las posibilidades únicas que un proyecto como este puede ofrecer a su audiencia.

Nacido en un pueblo pequeño sin cine, Carlos se enamoró del séptimo arte de manera gradual, llegando al apogeo en medio de su adolescencia. Fanático del cine de género, su pasión por el cine no conoce límites, pasando a medios televisivos y literarios, películas clásicas y modernas, ganadoras del Óscar, y las peores del año. Su segunda pasión es escribir sobre las cosas que le gustan y celebrar estas pasiones con gente que las comparta.