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Boston Strangler: hastiada tesis sobre la naturaleza violenta del hombre

Escrito el 20 marzo, 2023 @CesarAndreZzZ

Disponible en:

Dirección: Matt Ruskin.

Guion: Matt Ruskin.

Elenco: Keira Knightley, Carrie Coon, Alessandro Nivola, Chris Cooper, David Dastmalchian, Morgan Spector, Rory Cochrane, Robert John Burke, Bill Camp.

País: Estados Unidos.

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Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt2560078/

Boston Strangler. Dir. Matt Ruskin. 20th Century Studios. 2023.

Carpetas apiladas, archivos sin fin, investigadores con dolor de cabeza y la presión por descubrir algo importante antes de que sea demasiado tarde. Hemos visto estas imágenes muchas veces. Los thrillers de investigación toman historias de crímenes reales e indagan en los procesos que permitieron la captura o no, del criminal en cuestión.

Si existía una historia, de entre tantos hórridos relatos de asesinos seriales estadounidenses, que se prestaba para ofrecer un enfoque diferente y dimensionar la violencia, misoginia y feminicidios, era la del estrangulador de Boston, esto debido a la vaga conclusión del caso, el cual quedó sin resolverse del todo. Desde 1962 hasta 1964, 13 mujeres fueron asesinadas en el área de Boston, Massachusetts. El modus operandi tenía ligeras variaciones, pero siempre consistía en violencia sexual, asesinato por estrangulación y un lazo puesto en el cuello de las víctimas, según los investigadores, como si esta fuese un “regalo”.

Si algo hay que reconocer de Boston Strangler es que el director y guionista Matt Ruskin se cuida mucho del sensacionalismo y la explotación. A diferencia de otras producciones, la película de Ruskin se resiste por todos los medios a observar a las víctimas del estrangulador de Boston como meros sujetos desechables que existen solo para la sugerencia de un crimen espantoso. La narrativa es paciente y el foco es exclusivamente investigativo, dando los detalles relevantes del crimen sin regodearse en la tragedia y usando el horror de estos para apoyar un mensaje sobre la violencia y la misoginia.

Es fácil ver en Loretta McLaughlin (Keira Knightley), reportera del periódico Boston Record American, atisbos de la Clarice Starling que Jodie Foster presentó con firmeza en la inolvidable The Silence of the Lambs (Jonathan Demme, 1991). Loretta es una mujer en un mundo dominado por hombres relegada a investigaciones genéricas que no ponen a prueba su potencial. Cuando se entera de que una vecina de su madre fue asesinada, conociendo los detalles del crimen y la poca atención de la policía local, se propone demostrarle tanto a su jefe como a sí misma de lo que es capaz.

Eventualmente, se une a ella Jean Cole (Carrie Coon). Mientras más víctimas aparecen, la policía se muestra irascible ante las publicaciones en el periódico que los hacen quedar como ineptos y la ciudad de Boston entra en histeria colectiva. El asesino es apodado “el estrangulador de Boston” por obvios motivos, y a través de discretas secuencias, se observa como una figura misteriosa que nunca muestra su rostro. Ataca a mujeres que viven solas diciendo que es un electricista o conserje para después agredirlas y asesinarlas.

El mayor problema de Boston Strangler no es su enfoque. Dedicarse a la investigación criminal, sospechosos descartados, información sorprendente revelada y la burocracia de la policía permite una comprensión del verdadero trasfondo de la historia. El problema es la superficialidad con la que se maneja dicho enfoque, a través de diálogos expositivos que hacen prever prácticamente todo lo que ocurrirá y cuál será el planteamiento final de la película al momento de reflexionar sobre la violencia.

Boston Strangler. Dir. Matt Ruskin. 20th Century Studios. 2023.

La cinta quiere trazar paralelismos con la actualidad, tocando las discusiones entorno a la misoginia, los feminicidios y los esfuerzos del activismo feminista de hacer notar estos problemas sociales. Los personajes masculinos, sea el jefe de Loretta u hombres encargados de la investigación policial, plantean que la solución es que las mujeres tomen medidas preventivas para evitar ser violadas y asesinadas. Insinúan culpa hacia las víctimas, cuando, a pesar de las alertas en la ciudad, continúan apareciendo mujeres asesinadas.

Se quiere plantear el miedo de las mujeres hacia la violencia masculina, exponiendo la realidad de que la mayoría de las víctimas de crímenes sexuales y violencia son mujeres, o el terror al acoso que la sociedad machista minimiza diciendo que “es una exageración”, o la falta de atención de las denuncias por parte de mujeres y el trato vago, corrupto en ocasiones, que se da en las investigaciones sobre víctimas femeninas. La película presenta estos planteamientos con firmeza escasa y nada de elocuencia. Simplemente los arroja al espectador esperando que este haga una conexión lógica con la realidad del presente, pero no resulta suficiente.

En dado caso, recuerda lo que Watcher (Chloe Okuno, 2022) hizo mejor, al seguir el personaje de Loretta como una mujer cada vez más paranoica por la información que recibe del caso, sintiendo que la siguen y acosan en todo momento, y que todo esto “solo está en su mente”. No obstante, la película tampoco proporciona suspenso debido a que las escenas se cortan con premura y el ritmo no es consistente, o es apático o precipitado.

Knightley interpreta con convicción a una reportera que se encuentra atrapada entre dos sensaciones, la idealista y la realista. Por una parte, mostrando la determinación necesaria porque se haga justicia en su contribución a la investigación, lidiando por ser tomada en serio en un mundo machista y sintiéndose cada vez más conectada emocionalmente con las víctimas del asesino. Por otra, el miedo la acecha, y el juego del gato y ratón que hace con el estrangulador la hace sentir insegura y desesperanzada de que nunca haya una resolución del caso.

Sin embargo, al personaje le faltan matices. No se indaga lo suficiente en cómo la demandante participación en el caso afecta su vida personal más allá de fugaces escenas de reproches por parte de su esposo. Tampoco en el vínculo que establece con el personaje de Coon, quien está trágicamente desaprovechada en un rol desprovisto de personalidad. David Dastmalchian, interpretando a Albert DeSalvo, el principal sospechoso, tampoco hace mucho con un papel de escaso peso dramático y tosca presentación y desarrollo.

Se aprecia la discreción de Boston Strangler, así como los esfuerzos por plasmar la ineficacia policial y desmitificar a los asesinos en serie como esas mentes maestras que continúan asesinando por su inteligencia. Como la cinta lo muestra, en la mayoría de los casos, los asesinos seriales matan por la incompetencia de las autoridades. Dicho eso, hay poco que la película pueda ofrecerle a alguien que ya ha visto un centenar de películas similares. Es blanda, gris y con poca sustancia. Quiere hablar sobre la misoginia, el comportamiento violento de los hombres hacia las mujeres y el temor de estas a la desprotección social, pero lo hace con la profundidad y energía de un panfleto.

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