BlackBerry: cazadores del capitalismo tardío
Dirección: Matt Johnson.
Guion: Matt Johnson y Matthew Miller, basado en el libro Losing the Signal: The Untold Story Behind the Extraordinary Rise and Spectacular Fall of BlackBerry de Jacquie McNish y Sean Silcoff.
Elenco: Jay Baruchel, Glenn Howerton, Matt Johson, Saul Rubinek, Cary Elwes, Michael Ironside, Rich Sommer.
País: Canadá.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt21867434
Desde hace tiempo que el mundo intenta mantener el pasado en el presente. La idea de cómo los hombres “solían cazar mamuts” sirve como un recordatorio nostálgico de algo que la humanidad hacía durante los tiempos nómadas y prehistóricos mientras que, en tiempos actuales, nos vemos aplastados por otras obligaciones sociales modernas, una comparación hecha para demeritar las actitudes menos agresivas de la masculinidad actual. El hecho de que ya no cacemos bestias no significa que ese ímpetu por conseguir una victoria gloriosa y una recompensa haya desaparecido; todo lo opuesto. De la misma manera en que la idealización de ese pasado solo crea un descontento irreal en la sociedad masculina, la caza de la gran bestia ha sido sustituida por el objeto más valioso en nuestra sociedad capitalista: el dinero.
BlackBerry es una historia sobre la búsqueda de tan codiciado premio, narrada a partir de los eventos que trajeron el alza y la decadencia de aquella marca telefónica que dominó el mercado durante la década de los 2000s. Más allá de ser una historia sobre cómo Mike Lazaridis (Jay Baruchel) y Jim Balsillie (Glenn Howerton), co-CEOs de BlackBerry Limited, llevaron a una nueva ola de teléfonos portátiles a la gloria, el filme se enfoca en las fricciones que encontraron en el camino para hacer la “compañía perfecta.”
La historia es una confrontación entre los negocios y el alma de una compañía, la cual siempre se encuentra en medio de un conflicto entre Lazaridis y Balsillie. Mientras que el primero se preocupa por la integridad del producto y el equipo, el segundo está interesado en encontrar alguna manera de obtener mayores ganancias y que la compañía crezca, crezca, crezca.
Balsillie es un tiburón, cómo lo describe alguien en la película, un animal capitalista cuyo único objetivo es buscar dinero cuando le huele en el agua. En los momentos en que le dan profundidad al personaje, su falta de conocimiento en ingeniería lo deja fuera de su elemento como empresario y tiene que dejar que alguien tome el control. Sin embargo, cuando el personaje enfoca su visión en un objetivo, Glenn Howerton canaliza una visión, un lenguaje corporal y una dedicación similar a la de una pistola: centrado, fuerte y eficiente.
Howerton, en un papel donde muestra sus fortalezas dramáticas, así como sus tonos cómicos que tanto salen a relucir en It’s Always Sunny in Philadelphia, canaliza sus habilidades actorales para darle una presencia diabólica y una ferocidad a Jim Balsillie, posicionándose como el diablo en el oído de Lazaridis. Por su parte, Jay Baruchel manifiesta las ansiedades, decepciones e inseguridades presentes en el co-CEO de la compañía. Lo mejor de todo es lo convincente que Baruchel es al mostrar el viaje por el que su personaje pasa de un individuo introvertido, tímido y de pocas palabras a un empresario frío, reservado y vacío; una persona que le vendió su alma al mejor postor.
No obstante, quien se luce más es Matt Johnson en su triple papel de director, coguionista y actor. De modo irónico, el trabajo en el que más brilla es aquel detrás de pantalla. Gracias a su manejo de la historia, así como el mensaje anti-capitalista y en contra de la deshumanización de productos masivos a favor de una mayor ganancia, evita caer en una simple recapitulación de eventos, un fallo común en filmes enfocados en la creación de objetos con marca registrada. Johnson se enfoca más en el factor humano – los errores, los aciertos, las consecuencias – que en el valor cultural del objeto, algo que pudo haber convertido a esta película en algo insignificante más allá de un comercial de BlackBerry.
Su trabajo como director le da un estilo distintivo a la película, combinando momentos dramáticos con un humor negro y feroz, y proporcionando una perspectiva que cierra el mundo alrededor de los personajes, enfocándose en sus reacciones y expresiones. El manejo de las cámaras recuerda a series como The Office y Succession y, al igual que en estos ejemplos, esta decisión aumenta las emociones dramáticas, las cómicas y la cercanía hacia los personajes. De esta manera, Lazaridis y Balsillie son presentados como personajes tridimensionales, mientras que los personajes secundarios que se convierten en los subordinados de los co-CEOs son humanizados conforme los planes de expansión del imperio telefónico avanzan.
BlackBerry es un relato de precaución sobre los peligros de un sistema capitalista cuya única misión es expandirse, controlar el mercado y conseguir más dinero sin importar el precio. Howerton y Baruchel se encuentran como peces en el agua en sus respectivos papeles, ofreciendo un espectáculo maravilloso en pantalla.
A su vez, Matt Johnson balancea las narrativas presentes en la historia, desde la distante perspectiva de los empleados hasta la engrandecida visión de los empresarios. Los distintos tonos del filme, manejados con la suficiente sutileza para no ser Adam McKay (La gran apuesta, 2015), pero lo suficientemente acentuados como para no llegar a los niveles de David Fincher (La red social, 2010), transmiten un mensaje con urgencia: en un mundo capitalista, los cazadores terminan aplastados bajo el peso de la bestia que persiguen y que jamás podrán atrapar.
Nacido en un pueblo pequeño sin cine, Carlos se enamoró del séptimo arte de manera gradual, llegando al apogeo en medio de su adolescencia. Fanático del cine de género, su pasión por el cine no conoce límites, pasando a medios televisivos y literarios, películas clásicas y modernas, ganadoras del Óscar, y las peores del año. Su segunda pasión es escribir sobre las cosas que le gustan y celebrar estas pasiones con gente que las comparta.