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Argentina, 1985: justicia ni corrompida ni olvidada

Escrito el 5 octubre, 2022 @StarcoVision

Disponible en: cines selectos, Amazon Prime Video (desde el 21 de octubre).

Dirección: Santiago Mitre.

Guion: Santiago Mitre, Mariano Llinás.

Elenco: Ricardo Darín, Peter Lanzani, Claudio Da Passano, Alejandra Flechner. Norman Briski, Susana Pampín, Carlos Portaluppi, Santiago Armas Estevarena, Gabriel Fernández.

País: Argentina.

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt15301048/

“Quiero utilizar una frase que no me pertenece porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: nunca más.”

-Julio Strassera, alegato final del Juicio a las Juntas (1985)

Argentina, 1985. Dir. Santiago Mitre. Prime Video. 2022.

Un hombre lee una Biblia. Parece que no le teme a nada ni a nadie porque tiene la confianza plena en que Dios lo absolverá de todos sus pecados. Lee una Biblia en medio de un juicio que lo involucra y que interpela su macabro accionar. Dios le suelta la mano porque no hay manera de que pueda ayudarlo una vez que la justicia dictamine su sentencia. Este señor, de un traje impecablemente planchado que luce un bigote anticuado y apariencia intelectual es nada más ni nada menos que Jorge Rafael Videla, el más atroz dictador que conoció la historia argentina reciente. A Videla se le atribuye la autoría de un total de 469 crímenes de lesa humanidad. Ahora pregunto, ¿qué Dios puede salvar a un hombre con un genio tan perverso? Por fortuna, Argentina, 1985 demuestra que ninguno.

Tras haberse alzado con el Óscar de – en aquel entonces – Mejor película extranjera en dos ocasiones con La historia oficial (Luis Puenzo, 1984) y El secreto de sus ojos (Juan José Campanella, 2009), Argentina ahora sueña con que Santiago Mitre los cuele a la carrera con una historia verídica sobre la etapa más oscura del país. Argentina, 1985 se presenta a sí misma como el relato del juicio más importante desde los tribunales de Nuremberg. ¡Y vaya que lo es!

La película cuenta los sucesos transcurridos entre 1984 y 1985 cuando Julio César Strassera (Ricardo Darín) fue nombrado Fiscal del Juicio a las Juntas Militares, convirtiéndose así en el encargado de llevar ante tribunales civiles a los militares acusados de haber cometido violaciones sistemáticas de los derechos humanos durante la última dictadura. Se muestra el rompecabezas que se armó desde que Strassera cuestionara cuán funcional es la justicia hasta que su hijo Javier (Santiago Armas Estevarena) grita, cuál gol de Maradona, que, en efecto, su padre “metió preso a Videla”. Alrededor, ve cómo Strassera y el fiscal adjunto, Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani), diagraman un equipo de jóvenes abogados con renovada esperanza en la democracia, quienes trabajan incansablemente, más que por un salario con una verdadera vocación por preservar la verdad, la memoria y, sobre todo, la justicia.

Coincidencia o no, Argentina pretende llamar la atención de Hollywood tocando nuevamente la herida que jamás va a sanar. Así como los delitos de desaparición forzada de personas no prescriben hasta que las víctimas (o sus restos) no aparecen, la dictadura por siempre será un tema recurrente. ¿Podemos culpar a los argentinos por ser monotemáticos? No, porque la fórmula funciona a la perfección y Mitre completa el círculo apelando al dolor como en La historia oficial y al recuerdo como en El secreto de sus ojos, pero para ser funcional a la verdad.

Fuera de esto, el realizador se aleja de Puenzo y Campanella y se acerca más bien a Stanley Kramer con su Judgment at Nuremberg (1961), y apela a la moral de los espectadores para obligarlos a sacar sus propias conclusiones. Sin embargo, la película no da lugar a dobles interpretaciones o subjetividades; la única opinión posible es que hay personas cuyos actos no tienen perdón, ni humano ni divino.

“Lo único que te digo es que hay poco tiempo y solo no vas a poder,” menciona el enviado del gobierno a Strassera cuando le encomienda hacerse cargo del juicio. Esa frase no está ahí puesta al azar, es una manera de hacerle saber al fiscal que su rol no es el de justiciero solitario que recorre las calles sombrías en búsqueda de criminales para hacerlos pagar. Argentina, 1985 deja en claro que los enemigos tienen nombre y apellido, pero no así los héroes porque nadie es lo suficientemente valiente como para calzarse ese traje. Es innegable que la película gira en torno a la figura de Strassera, pero no por ello se lo muestra como un justiciero solitario al mejor estilo de Batman o Superman. La película nace con Strassera porque la historia así lo quiso, un poco porque era un hombre con sed de justicia, pero más bien porque era el único con el temple necesario para dirigir una orquesta que sonara lo suficientemente fuerte como para ser escuchada.

Argentina, 1985. Dir. Santiago Mitre. Prime Video. 2022.

Contar historias reales es un riesgo en sí mismo. Mitre asumió el desafío de conciliar lo documental con lo ficticio, lo sentimental con lo racional, y la fórmula le sale bien. Argentina, 1985 aprueba su propio examen casi a la perfección, y digo casi porque siempre existirán menciones a sus antecesores, a los cuales no les envidia nada, pero las comparaciones siempre estarán ahí.

Está claro que el realizador quiso hacer una construcción a su imagen del cine de abogados, buscando con todas sus fuerzas el no caer en la escuela de autores como Aaron Sorkin o Sidney Lumet. Argentina, 1985 no es Hollywood y no pretende serlo, es entretenida y artística, pero, sobre todo, es cine con consciencia. La película atrapa de principio a fin, un poco por la historia, pero otro tanto por los micro relatos que giran alrededor de la trama y que movilizan el accionar de los personajes. Todos son protagonistas de su propio relato y, por ende, ninguno es dibujado de manera unidimensional. Cada personaje tiene razón de ser, no puesto ahí para cumplir o rellenar. Desde los jóvenes de la fiscalía y el hijo de Strassera, quienes aportan cierta inocencia y gracia, hasta el desgarrador trabajo de los sobrevivientes de la represión mientras relatan los vestigios de la tortura. Recalcando estos últimos, cualquiera que ve la película tiene que llenársele los ojos de lágrimas con esos monólogos de testimonios.

Mención merece la actuación de Ricardo Darín. El actor construye un personaje humano, real, de carne y hueso, sin caer jamás en la mera imitación. Basta con mirar el video del Strassera real dando el alegato final para ver cómo Darín hizo lo que tenía que hacer para captar la esencia de un profesional. Su Strassera no actúa solo y Darín realmente es el director de su propia orquesta, permitiendo que cada uno de sus partenaires se roben la escena si así lo requieren.

Vale darle un aplauso a Peter Lanzani en el rol más importante de su aun novel carrera, dando vida a un personaje que lucha contra los principios con el único fin de hacer justicia. Como Moreno Ocampo, Lanzani presenta el lado más vulnerable de la justicia: el de un joven abogado que necesita conciliar su desafío profesional mientras convive con el temor de ser odiado por aquellos que más quiere. Vaya dificultad, insoportable y casi asfixiante. Sin exagerar, Lanzani está impecable.

Hecha para la consciencia y el aplauso, Argentina, 1985 es una apuesta certera por parte de Santiago Mitre para plantarse ante la industria cinematográfica mundial sin perder de vista de dónde viene. Argentina es su casa, su escenario natural, y no hay mejor manera de salir al mundo que tocando la herida que Strassera y Ocampo comenzaron a cicatrizar. Mostrar la cicatriz no ayuda a sanar porque no se le puede exigir a un pueblo que no le duela lo que pasó, pero es una forma de no permitir que se caiga en el olvido. Vale citar a “Inconsciente Colectivo”, la espectacular canción de Charly García que suena al final de la película: “…la libertad siempre la llevarás dentro del corazón, te pueden corromper, te puedes olvidar, pero ella siempre está…”. Desde 1985, Argentina es un lugar más libre.

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