Agnes (Fantasia 2021): un engañoso thriller monástico
Sección: Camera Lucida.
Dirección: Mickey Reece.
Guion: Mickey Reece y John Selvidge.
País: Estados Unidos.
Elenco: Chris Browning, Mary Buss, Sean Gunn, Ben Hall, Zandy Hartig, Jake Horowitz, Hayley McFarland, Molly C. Quinn.
Palomómetro:
Más información de la película: https://fantasiafestival.com/en/film/agnes

Mickey Reece coescribe y dirige Agnes, una de las películas más intrigantes de este Fantasia Film Festival, pues lo que comienza como un thriller terrorífico sobre el exorcismo de una monja en un convento aislado, termina en un delicado estudio de personaje.
La historia inicial sigue a dos curas, uno joven (Jake Horowitz) y otro viejo (Ben Hall) – un obvio guiño a The Exorcist (William Friedkin, 1973) – que son llamados a visitar a una monja que parece estar poseída por el diablo. Hasta ese punto, la cinta promete un cierto terror fifí como el que nos ha acostumbrado la productora A24. Los planos están marcados por claroscuros que transmiten la duda y la ambigüedad de los personajes, la escasa música crea una atmósfera perturbadora y las miradas inseguras prefiguran el horror venidero. Sin embargo, todo cambia súbitamente y Agnes se convierte en una película que trasciende las expectativas iniciales.
Esta impredecibilidad es característica de Mickey Reece, uno de los directores independientes estadounidenses que se destacan por presupuestos mínimos – sus filmes se graban por menos de diez mil dólares – y porque todas sus obras se filman en su natal Oklahoma. En su perfil de Reece, The AV Club lo señala como uno de los paladines del cine independiente, resaltando su tesón y compromiso con el arte cinematográfico, no solo por su aire impoluto otorgado por su carácter de outsider que nunca ha ido a Hollywood, sino porque escribe, dirige y edita sus películas sin preocuparse por quién las verá.
Lo único que sabe es que ésta es su vocación y no le importa si la mayoría de sus filmes solo se proyectan una vez en el centro cultural de la ciudad de Oklahoma – como ha sucedido con frecuencia, aunque últimamente seis de estos están disponibles en la plataforma de VOD de Alamo –. En una época en que Hollywood ha abandonado toda empresa creativa en pos de la seguridad genérica del cine de franquicias, la historia de Reece es esperanzadora.

Agnes refleja una ambición narrativa inusitada, cuyo foco central se traslada del mencionado convento hacia una de las monjas después de abandonar la vida monástica. Molly C. Quinn (a quien recordamos como la hija pelirroja de Nathan Fillion en Castle) interpreta a Mary, quién ha perdido la fe. Su cercanía con Agnes (Hayley McFarland), la hermana poseída por el demonio, la lleva a cuestionar su estancia en aquel lugar. ¿Era la fe en Dios o la necesidad de consuelo lo que la ataba allí?
Reece presenta lo mundano de su vida en el exterior: un trabajo mal pagado, gente poco confiable y lugares abiertos que contrastan con la solemne oscuridad del convento. “¿No preferirías regresar a la vida monástica?”, le preguntan a Mary, y a pesar de las dificultades de la vida en el exterior, ella declina. Su penitencia es lidiar con el día a día en soledad y hacer las paces con la vida.
Agnes no ata todos los cabos que presenta a lo largo de su duración, y su súbito cambio de perspectiva puede alienar a algunos miembros de la audiencia, pero es indudable que hay algo que Reece pone en juego: la ausencia de respuestas definitivas. Es por ello que se siente como si Agnes creciera dentro del espectador en el momento en que los créditos finales comienzan.
Podemos recriminarle algunas elecciones a Reece – por ejemplo, el personaje de Sean Gunn está desaprovechado, mientras que el cura interpretado por Ben Hall, la mejor parte de la cinta, tiene un tiempo limitado en pantalla –, pero lo cierto es que ha creado una película enigmática cuya aparente falta de lógica central hace que permanezca en la mente del espectador mucho tiempo después de su final. (Cabe destacar que ésta es la primera película de Mickey Reece en la que utiliza en su mayoría a actores profesionales. Parece que su ambición finalmente es igualada por sus recursos.)

Agnes es una mescolanza de géneros, pasando por el humor negro, el “terror elevado”, el thriller y el drama. En conjunto el resultado es impresionante: como si se tratara de un gran fresco que captura la multitud de experiencias humanas. Agnes contiene la promesa de un director que se entrega a sus instintos, de alguien que se sorprende por el resultado final y se interesa por conocer las opiniones y teorías de los espectadores sobre su propia película.
Al igual que David Lynch (Mulholland Drive, Blue Velvet), Reece es renuente a explicar casi cualquier aspecto de la película. En algunas entrevistas tras el estreno de Agnes en el Festival de Cine de Tribeca, se limitó a mencionar que había tomado como referencia las cintas The Crying Game (Neil Jordan, 1992) y Dead Presidents (Albert y Allen Hughes, 1995) para hacer una película que inexplicablemente cambiara su enfoque a la mitad. Jugando con esta idea es que Reece llegó a la historia de Agnes, la monja poseída, y Mary, la monja que pierde la fe.
A falta de la crisis profunda de ideas originales en Hollywood, uno no puede más que sentir alivio de ver el surgimiento de un realizador independiente como Mickey Reece. Agnes tal vez no cumpla con todos sus objetivos, pero es un enigma que anuncia un viento fresco de creatividad en el panorama cinematográfico estadounidense.

J. Alejandro Becerra es un cinéfilo de opiniones controvertidas. Fundamentalista de Scorsese, se decanta por el cine hollywoodense, pero se empeña por descubrir películas de alrededor del mundo. Aunque estudió Historia en la universidad, le encantaría dedicarse a escribir sobre cine de tiempo completo. No se pierde los Óscares aunque le diga a todos que los odia. Entre sus películas favoritas están Rebecca, Carol, Cléo de 5 à 7, Casino y The Tree of Life. No lo admitirá, pero llora cada vez que mira el final de Porco Rosso. Es un ferviente fanático de Jessica Chastain y Oscar Isaac, y cuenta los días para verlos ganar sus Óscares. Actualmente se dedica a discutir en Twitter con extraños y a aprender sobre marketing digital.