Aftersun (BIFF 2022): memorias del amor paternal
Dirección: Charlotte Wells.
Guión: Charlotte Wells.
Elenco: Paul Mescal, Frankie Corio, Celia Rowlson-Hall.
Países: Reino Unido, Estados Unidos.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt19770238/
Los buenos padres son la clave para disfrutar de la inocencia en la infancia. Por lo general, crean momentos y recuerdos idílicos en pequeños detalles del día a día, como las mentiras piadosas en las que criaturas mágicas intercambian dientes por dinero o las vacaciones que rompen la monotonía. Muchos padres se convierten en un lugar seguro ante lo abrumador que es el mundo, y por eso, cuesta conferirles la cualidad humana de errar, llorar y sufrir como sus hijos. Sin embargo, eventualmente lo hacemos, ya que es parte de crecer, y con ello es inevitable preguntarse sobre las cosas que ocultaron para crear una ilusión de felicidad plena.
Charlotte Wells se embarca en esta labor con su ópera prima Aftersun, inspirada en la relación con su padre. Sophie (Frankie Corio en su versión infantil, Celia Rowlson-Hall como adulta), a partir los videos de un viejo mini DVD, reflexiona sobre las vacaciones que tomó hace 20 años a lado de su padre Calum (Paul Mescal), buscando reconciliar las memorias alegres con la imagen de un hombre que no conoció. Es un relato que destaca por su sencillez y belleza, en el cual Wells configura una carta de amor a una paternidad imperfecta, pero no vacía.
La premisa crea la expectativa de saltos entre dos periodos de tiempo, anticipando momentos donde la versión adulta de Sophie aborda explícitamente la relación con su padre. Ante esto, Wells ha expresado que toda la película se narra desde esta perspectiva; es decir, la manera en que Sophie reinterpreta sus memorias a la luz de una adultez y el reconocimiento de su padre como persona que trasciende esa figura. En algunos momentos este ejercicio reflexivo se vuelve extenso y lento que se puede interpretar como una decisión para evocar la maleabilidad del tiempo en vacaciones –unos días son eternos y otros ínfimos–, dejando al final recuerdos vagos y sensaciones a los que acudimos para completar la imagen de nuestros padres como personas.
Corio como Sophie asombra en su debut actoral, confiriéndole un carisma magnético a su personaje, con la sabiduría y nobleza que nos gustaría imaginar tratamos con nuestros padres a su edad. Por su parte, Mescal da una interpretación devastadora como un padre que anhela dar lo mejor a su hija, conciliando entre la juventud acotada por la responsabilidad y el peso de ocultar su dolor para mantener la ilusión de los días perfectos. La película triunfa gracias a su química, pues entablan una relación hermosa provocando una nostalgia sobrecogedora por el tiempo que pasan juntos.
También destaca Gregory Oke con su fotografía en cinta de 35 mm, dando textura a los colores vibrantes de paisajes oníricos, creando una atmósfera de calma y melancolía, y alternando los videos de Calum y Sophie. Precisamente estos capturan la idea de las vacaciones y cómo uno desea recordar al otro. En el futuro se vuelven un vehículo para imaginar las emociones que oculta el lente, evidenciando la falta de permanencia de los objetos, entrelazados a recuerdos que los transforman constantemente.
Entrar a la piscina de la memoria es romper el reflejo distorsionado de quién fuimos alguna vez, buscando una sensación que es modificada con los años, pues lo que pudo ser alegría ahora es fracturado con el peso de saber que hay algo oculto. No obstante, al mismo tiempo permite reconocer el amor paternal de la forma más pura. Algunos padres son conscientes del privilegio que es ver el mundo con inocencia y hacen su misión proteger esa fantasía, renunciando por momentos a su humanidad y negando sus sentimientos con la esperanza de que sus hijos tengan una felicidad efímera.
Aftersun es un reconocimiento de estos sacrificios. Aunque es inevitable resignificar las memorias de la infancia con la consciencia de la adultez, en vez de concentrarnos en el dolor que esconden, podemos apreciar el amor paternal en su máxima expresión.
Antropólogo en formación y cinéfilo de corazón. Su pasión por el cine comenzó después de sentir que no podía moverse de la silla E-3, en la sala 5, el 16 de noviembre de 2016, cuando terminó la función de una peli donde Amy Adams descubre cómo hablar con aliens.
Su director favorito es Denis Villenueve y estaría dispuesto a ver hasta un comercial sobre caries si es dirigido por él (o por Julia Ducournau). Dedica una gran (y absurda) cantidad de tiempo a leer y analizar la temporada de premios, haciendo predicciones sobre películas que ni siquiera se han producido. Cuando la pereza no le gana, hace recomendaciones en su perfil de Insta @j.andres.rt y en el de @subtitulados.co.