A millones de kilómetros: el astronauta migrante y las personas que lo hicieron
Disponible en: Prime Video.
Dirección: Alejandra Márquez Abella.
Guion: Bettina Gilois, Hernán Jiménez, Alejandra Márquez Abella.
Países: México, Estados Unidos.
Elenco: Michael Peña, Rosa Salazar, Julio César Cedillo, Verónica Falcón, Juan Pablo Monterrubio, Garret Dillahunt, Sarayu Blue, Bobby Soto, Ashley Ciarra, Erich Johnson, Jordan Dean, Michelle Krusiec, Emma Fassler.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt21940010/

Algunas personas no creen en la fórmula del éxito; más bien, lo ven como una serie de eventos fortuitos. Otras van caladas y garantizadas: 1) encontrar un objetivo; 2) determinar qué tan lejos está; 3) dibujar una ruta; 4) si no sabes cómo, aprende y 5) cuando crees que ya lo lograste, probablemente tendrás que trabajar más duro. Esta receta legada por su padre Salvador (Julio Cesar Cedillo) es la que José Hernández (Michael Peña) sigue para convertirse en el primer agricultor migrante astronauta en volar al espacio exterior.
En A millones de kilómetros , basada en la autobiografía Reaching for the Stars, Alejandra Márquez Abella cuenta la esperanzadora vida de José Hernández, el primer trabajador agrícola migrante en formar parte del programa espacial de NASA e ir al espacio. A través de una historia de comunidad, sacrificio y perseverancia, Márquez Abella retrata los pilares que hicieron al hombre que –después de ser rechazado en 11 ocasiones– cumplió su sueño, el cual, a la vez, era el sueño de toda una comunidad.
Dividida en cinco partes correspondientes a los pasos de la receta del éxito, la película presenta un contexto de explotación y un rango de violencias que viven miles de trabajadores agrícolas y, en general, la comunidad migrante en Estados Unidos. Se hace énfasis en los niños que se duermen en clase después de trabajar con sus padres y madres en la pizca, que son hostigados por sus minúsculas deficiencias comunicándose en un segundo idioma, pero cuya vida cambia por algo tan aparentemente insignificante como la fe de una maestra de primaria en sus capacidades. La película alimenta la idea de que solo hace falta que una persona crea en un niño para que se genere una cadena que le permita llegar a las estrellas con los sueños de todos en sus manos.
El tren de pensamiento de Michael Peña como José Hernández nunca abandona esta línea de responsabilidad ante sus seres queridos, pero tampoco sus propias ambiciones ante los rechazos constantes de la NASA. Su interpretación no solo retrata este conflicto, sino que también el que se da dentro del propio Hernández al intentar asimilarse y adoptar las cualidades que él cree que incrementarán sus posibilidades de éxito, como ser percibido como menos latino llevando un sándwich de lunch en vez de enchiladas, cambiando su lowrider tuneado en el que solía escuchar a Los Tigres del Norte por un automóvil convencional cuyo radio reproduce a Rick Astley. Su carisma es apoyado por su química con sus demás compañeros de escena, ya sea sus padres Salvador y Julia (Verónica Falcón), su esposa Adela (Rosa Salazar), quién pone sus propios sueños en pausa por los de su marido, su amigo Beto (Bobby Soto) y sus colegas.
En ocasiones, la estructura narrativa es poco clara por decisiones de edición. De igual forma, el dinamismo en el trabajo de la cámara, inicialmente prometedor, se pierde a lo largo de la película. No obstante, el contraste de colores, así como la mezcla con imágenes históricas de trabajadores y lanzamientos espaciales resultan atinados para el tono. Como película biográfica se queda dentro del molde, pero, sin duda, el corazón de la película se encuentra en los momentos íntimos, destacando la relación entre José y Adela como un matrimonio incondicional.
A millones de kilómetros es una película que toda la familia puede disfrutar. Más de uno terminará con los ojos llenos de lágrimas y con el corazón recargado para seguir trabajando por los sueños propios y apoyar a los demás en los suyos.

Politóloga e internacionalista lidiando con la desilusión del presente y la desesperanza por el futuro a través de la inmersión en los videojuegos, el cine y, principalmente, la televisión. Fan de Star Wars, el anime, el cine documental y los soundtracks desde que iba a las tiendas Mixup a escuchar los OST de sus películas favoritas. Entusiasta de las historias coming-of-age y defensora de la animación como medio. Si pudiera aprender algo de la industria cinematográfica sería diseño sonoro. Actualmente en su “The Summer of George” era.