1976 (LFF 2022): el miedo y la convicción de hacer lo correcto
Sección: First Feature Competition.
Dirección: Manuela Martelli.
Guion: Manuela Martelli, Alejandra Moffat.
Elenco: Aline Küppenheim, Nicolás Sepúlveda, Hugo Medina.
Palomómetro:
Países: Chile, Argentina, Qatar.
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt19758012/

Manuela Martelli, actriz chilena mejor conocida por su papel en Machuca (Andrés Wood, 2004), tiene su debut directoral con 1976, película que presenta una mirada al pánico y la incertidumbre de vivir bajo una dictadura. Desarrollada en el año que da título a la cinta, la historia sigue a Carmen (Aline Küppenheim), una exenfermera de clase alta que dedica su verano a supervisar las renovaciones de su casa de descanso.
Cuando el padre local se acerca y le pide su ayuda para apoyar a un integrante de la resistencia herido, la vida tranquila de Carmen pronto se convierte en una llena de sospechas, secretos e incertidumbre. Sus valores, suposiciones y costumbres se ven transformadas por las interacciones con el hombre conocido como el padre Elías (Nicolás Sepúlveda), así como por las actividades que poco a poco tiene que desarrollar para que él pueda moverse a un lugar seguro.
Inesperada e involuntariamente, Carmen se vuelve parte de la resistencia, aunque de manera menos patriótica y orgullosa de lo que otros lo harían. Mientras que unos lo hacen por convicción idealista, ella lo hace por convicción moral.
La película está marcada por un paso lento y metódico. Poco a poco Martelli introduce la vida de Carmen, afectada únicamente por la dictadura de Pinochet de manera periférica. Por ejemplo, al inicio de la cinta ve desde la comodidad y seguridad de una tienda cómo una mujer es levantada de la calle: una persona más a la lista de desapariciones forzadas. Lo que no sabe es que pronto ella misma estará en el ojo del huracán, pues si bien su involucramiento con la causa es discreta, aislada y pequeña, en todos lados hay ojos y oídos que están a la caza de cualquier persona que parezca sospechosa.
La película nunca hace discursos o posicionamientos abiertos sobre la dictadura, o por lo menos no a través del personaje de Carmen (esto más bien queda en las manos del idealista Elías), pero por su manera de vivir es sencillo inferir que su vida no ha cambiado mucho por la presencia de Pinochet en el poder y por el estado de terror que se ha apoderado de Chile. No obstante, con sus acciones y palabras de apoyo para Elías se pueden divisar sus pensamientos reales. Pronto, Carmen lidera dos vidas, cada una con un sinfín de actividades y responsabilidades, pero completamente distintas la una de la otra. Mientras que de un lado es una señora retirada y distinguida, enfocada en organizar el cumpleaños de su nieto y en revisar la remodelación de su casa, por el otro, busca maneras de tener acceso a medicina para Elías o toma viajes en carro para encontrarse con posibles aliados en pueblos cercanos.
Este slow burn en ocasiones se puede sentir agotador; no obstante, la magia del guion recae en su cautela: en algún momento de la historia, las sospechas e inseguridades de Carmen se vuelven reales. Su sentido de persecución inesperadamente se convierte en uno real, aunque es difícil establecer exactamente en qué momento de la película el temor en su imaginación se vuelve uno tangible. De esta forma, el terror mental de Carmen se transforma en uno que la empieza a acechar, llevándola a sospechar de todos y demostrando lo poco preparada que en realidad está para este escenario, independientemente de sus buenas intenciones.
La experimentada Aline Küppenheim comanda la película con una interpretación tenue, pero sincera y determinada. Mantiene un aspecto y postura de acero ante las múltiples situaciones sospechosas a las que su personaje se enfrenta. El miedo es evidente en el rostro de la actriz, así como la determinación de hacer lo que le toca. La efectividad de su interpretación está auxiliada por los enfoques asfixiantes que la cámara hace de su cara y cuerpo en los momentos de pánico.
Por su parte, la música a cargo de Mariá Portugal aumenta la tensión de la historia. Prácticamente silente en la mayoría de su duración, la historia cuenta con música compuesta por sintetizadores que aparecen únicamente para acompañar a Carmen en sus momentos de miedo. Más que representar el peligro de la escena, la música acompaña el estado anímico de la mujer, alertando de que quizá algo pueda pasar con base en sus reacciones.
Esta película es a la vez una distinción de aquellas personas normales y corrientes que se vieron inmiscuidas en la resistencia, así como una ejemplificación de la inquietud y la incertidumbre de vivir bajo un gobierno autoritario que despoja de cualquier rastro de libertad a su sociedad. Tal vez en algunos individuos el espíritu revolucionario corra en sus venas, pero también están los casos como el de Carmen, quien está consciente de lo que está bien y mal, y que no duda en ayudar a alguien, encontrándose en una misión mucho más grande que ella y la vida resguardada que vivía. Precisamente estas personas son las que, en ocasiones, marcan toda la diferencia entre el triunfo y la derrota de una causa.
1976 es un thriller político hecho con una paciencia que le da un halo de elegancia. Al respecto, recuerda a Azor (Andreas Fontana, 2021), pues ambos dramas desarrollados en dos dictaduras latinoamericanas saben cómo crear tensión y cuándo mostrar o no para crear miedo e incertidumbre. Con esta cinta, Manuela Martelli demuestra que tiene una sensibilidad especial para conjugar el pánico político con la intimidad de una vida particular.
Originaria de la Ciudad de México, Alessandra considera al cine como su gran amor. Fanática empedernida de Paul Newman y La Momia (1999), y dueña de una facilidad envidiable para aprenderse diálogos innecesarios para la vida real, en 2017 fundó Palomita de maíz. Aquí escribe constantemente sobre cine y televisión. También pueden encontrar sus palabras en sitios como InSession Film, Filmotomy, Cherry Picks y Screen Queens.