Glass: los superhéroes no deben ser fastuosos ni tener trajes brillosos
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Director: M. Night Shyamalan
Elenco: James McAvoy, Bruce Willis, Samuel L. Jackson, Sarah Paulson, Anya Taylor-Joy, Spencer Treat Clark, Shayna Ryan, Charlayne Woodard.
País: Reino Unido
Duración: 129 min.
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt6823368/
Glass es una película estadounidense de superhéroes dirigida por el siempre controversial M. Night Shyamalan, y la tercera parte de la trilogía compuesta por El protegido (2000) y Split (2016). La cinta es un cierre más que adecuado para una saga que desafía el establishment del cine de superhéroes.
La película inicia poco tiempo después de los eventos de Split, la segunda parte de la trilogía. Split es particularmente interesante, pues es dedicada en exclusivo al villano Kevin (James McAvoy), y narra el secuestro de un grupo de animadoras por parte de Kevin, entre ellas Casey (Anya Taylor-Joy), quien vuelve en Glass.
Ahora, un viejo David Dunn (Bruce Willis) ha aceptado su rol de héroe (El protegido) y va por las calles vigilando con ayuda de su hijo Joseph (Spencer Treat Clark), con el alias de «El Supervisor». Tras un golpe de suerte, David encuentra la ubicación de Kevin (James McAvoy), libera a un nuevo grupo de rehenes y se enfrenta a la Bestia. La lucha resultante lleva a la captura de David y Kevin por parte de las autoridades. Sin muchos preámbulos, los dos son enviados a una institución mental en donde está Elijah Price (Samuel L. Jackson), conocido como «Mr. Glass». Ahí, la doctora Ellie Staple (Sarah Paulson) busca convencerlos de que en realidad están locos y que no tienen ningún tipo de poder especial.
Todo esto sucede en apenas los primeros 20 minutos, un compendio de acción y una montaña rusa de emociones estrepidante. Las siguientes partes de la cinta pasan a ser más lentas y cerebrales, inclinándose a hacernos dudar sobre lo que hasta ahora sabemos sobre los personajes. En general, Glass tiene claro a dónde nos quiere llevar: al cuestionamiento del mundo de los superhéroes. Muy al estilo de Shyamalan, la cinta nos da pistas que no llevan a ningún lado, las cuales sirven para enfatizar aún más las contradicciones y los clichés de este tipo de cine.
En cuanto a las actuaciones, destacan sin duda la de McAvoy y Jackson, cada uno sobreactuado, pero acorde a lo que se espera en la película. Willis y Paulson apenas se esfuerzan, aunque no desentonan. Quizá la única falla es la de Spencer Treat Clark, quien se siente acartonado y lento en sus reacciones.
El final, lleno de twists, se agradece, pues si hubiera sido el que se espera a la mitad de la cinta, aquel mundo se hubiera sentido inflexible e incompleto. Eso sí, se deja un final abierto, y ante la noticia de que M. Night Shyamalan no va a continuar la saga, esto podría generar molestias entre ciertos espectadores. Desde mi óptica, el final satisface, aunque estoy consciente de que muchos consideran que deja demasiados cabos sueltos.
No obstante, Glass falla en un aspecto crucial: termina sin un claro villano. Todos parecen tener sus motivos y sus justificaciones: la Bestia, Mr. Glass y los otros villanos que por ahí aparecen. Al final, los villanos reciben un aire redentor que no sienta bien.
La cinta no es perfecta, pero funciona. Glass cierra una trilogía con nota alta, y aunque palidece en comparación a las dos cintas previas, la nostalgia y los recuerdos harán que se vea mucho mejor de lo que realmente es.

Iván Paredes es economista, esposo, padre de familia y cinéfilo. Ha colaborado en múltiples blogs sobre pobreza, arqueología y su zona favorita de la ciudad de México, Tacubaya. Ha estado involucrado desde el inicio en Palomita de maíz, presentando sus opiniones sobre el estado del cine mexicano y la relación entre el cine y la economía. Fanático de las películas mexicanas e intentando ofrecer una mirada descubridora del cine latinoamericano, en sus planes futuros está grabar un corto. Entre sus cintas favoritas se encuentran Niños del Hombre (2006), Soylent Green (1973) y Macario (1960).