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Perfume de gardenias (Tribeca 2021): ayudar a morir no es de Dios

Escrito el 15 junio, 2021 @Kenny_DiazPR

Dirección y guion: Gisela Rosario Ramos.

Elenco: Luz María Rondón, Carmen Nydia Velázquez, Sharon Riley, Carmen Milagros Ortiz, Blanca Rosa Rovira, Flor Joglar, Katira María.

Países: Puerto Rico y Colombia.

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt14591338/

América Latina y el Caribe dicen presente en el Festival de Tribeca 2021 con Perfume de gardenias, una coproducción de Puerto Rico y Colombia, presentada en la sección Viewpoints. La cinta escrita y dirigida por Gisela Rosario, conocida en el ambiente artístico como Macha Colón, narra la historia de una anciana llamada Isabel (Luz María Rondón), quien tras enviudar se une a un grupo de mujeres religiosas que organizan funerales.

Cargada de humor negro, Perfume de Gardenias es una mirada interesante a la muerte, pero no a cualquier tipo, sino a la muerte con estilo. Filmada en vecindarios del área metropolitana de San Juan, la película es indudablemente cercana y puertorriqueña, con referencias a sucesos recientes como los temblores, el estremecedor asesinato de la joven Keishla Rodríguez (uno de los tantos crímenes de violencia de género que llenan nuestras pantallas cada día), y el devastador huracán María, tema de conversación inevitable entre los boricuas.

Perfume de gardenias comienza con un aire de tristeza y desolación. Isabel debe acostumbrarse a la ausencia de su compañero de vida y enfrentar la falta de tacto y comprensión de sus hijos. Sin embargo, desde un principio se resalta el valor de la solidaridad y empatía entre los vecinos. Tata (Carmen Milagros Ortiz) y Julia (Blanca Rosa Rovira) son las primeras en ponerse al servicio de Isabel.

El funeral de su esposo da pie a una serie de sucesos que alteran su vida. Tras quedar impresionada por la decoración del evento fúnebre, Toña (Sharon Riley) se propone reclutar a Isabel para que la ayude a decorar los funerales de la feligresía. Aunque en un principio duda, Isabel finalmente decide responder al llamado de Dios y unirse al grupo de Toña, a pesar de las advertencias de Julia y la propia Tata, quien también forma parte del grupo.

Isabel es muy creativa. “El arte te corre por las venas,” le dice Toña. El grupo, bajo la dirección de Isabel, comienza a crear funerales extravagantes que dejan encantados a los asistentes y son tema de conversación al finalizar la misa. En un principio, esta nueva actividad parece inofensiva. Después de todo, ha encontrado algo en lo cual invertir tiempo y energía en lugar de permanecer en casa llorando a su esposo. Pero pronto descubrimos las tensiones dentro del grupo cuando Tata mira con decepción el comportamiento de Isabel y se aleja.

La trama se complica cuando Toña decide llevar la labor ministerial del grupo al próximo nivel. Pronunciando un discurso enérgico (gran trabajo de Riley), Toña revela su nueva agenda: visitar a los enfermos del vecindario para descubrir cómo quieren morir y ser velados. Imposible olvidar el componente morboso de esta actividad y la visión distorsionada del servicio que tiene el grupo: estamos ante la muerte como espectáculo, ignorando el dolor de las familias y la hipocresía del discurso religioso.

Isabel reacciona a tiempo. “Ayudar a morir no es de Dios,” dice a al grupo con una mezcla de confusión y horror. Pero las sorpresas no paran ahí: otros “rituales de paz” son realizados por las religiosas. Lo que la película plantea es la posibilidad de evitar el sufrimiento de una enfermedad y dar el “empujón” final hacia el otro mundo, y además hacerlo con estilo.

Perfume de Gardenias es una mezcla de momentos cómicos e inquietantes. No obstante, los cambios de tono y giros narrativos no siempre funcionan. Hacia el final, cuando la película pasa a enfocarse en el drama de Julia, la vecina de Isabel que conocimos al principio, se pierde el gancho y se torna irregular con diálogos pobremente escritos. Es como si Colón ya no supiera hacia dónde llevar la historia. De hecho, hay varios momentos en que el metraje se prolonga innecesariamente.

Las actuaciones son frescas y naturales. La primera actriz Luz María Rondón brilla en su primer protagónico en un largometraje. La comediante Carmen Nydia Velázquez, quien interpreta a una de las damas del grupo, desafortunadamente tiene un personaje estereotipado que exhibe comportamientos exagerados y grotescos, pero su fuerza expresiva es innegable.

A nivel visual, la película está hermosamente fotografiada. Las escenas de Isabel en su jardín son cautivadoras, como también la manera en que la cámara exhibe la enorme colección de figuras y retratos familiares que adornan el hogar de Isabel.

La propuesta se torna ambigua y oscura en su mensaje con un final provocador que deja muchas preguntas. Aun así, Perfume de Gardenias tiene reflexiones interesantes sobre la muerte y el acto de velar a un ser querido.

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