Destrucción – mucha anticipación no ofrece una resolución satisfactoria
Disponible en:
Directora: Karyn Kusama
Elenco: Nicole Kidman, Sebastian Stan, Tatiana Maslany, Toby Kebbell, Scoot McNairy, Bradley Whitford, Toby Huss, James Jordan, Zach Villa, Jade Pettyjohn.
País: Estados Unidos
Duración: 120 min.
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt7137380/
No cabe la menor duda de que Destrucción, la última película de Karyn Kusama (Aeon Flux, The Invitation, Jennifer’s Body), presenta a Nicole Kidman como nunca la habíamos visto, en un personaje que literalmente está destruido por un pasado doloroso de recordar, así como de olvidar. Lo que pudo ser un estudio interesante de una persona oscura, compleja y atormentada, terminó siendo una película predecible, con personajes que toman decisiones cuestionables e irracionales, y con numerosos clichés difíciles de ignorar.
Destrucción se centra en Erin Bell (Nicole Kidman), una detective de Los Ángeles que vive en condiciones deplorables por decisión propia. Desde un inicio, a través de su actitud, apariencia y estilo de vida, nos queda claro que no ha tenido una existencia sencilla, además de que parece asegurarse de no salir del hoyo emocional en el que se encuentra. Su raquítico mundo se tambalea cuando Silas (Toby Kebbell), el líder de la banda en la que se infiltró hace más de 15 años, reaparece. Bell iniciará una persecución, mitad venganza, mitad justicia, en contra de Silas. A través de flashbacks, conoceremos qué fue lo que pasó para marcar de manera tan drástica la vida de Bell, así como para comprender el porqué de la cacería imparable de Silas.
El primer conflicto con la película es el tono que presenta. Pareciera que éste se puede dividir en dos, aquél que es y aquél que Kusama quería que fuera. La cinta presenta a la ciudad de Los Ángeles como casi nunca se ve: desértica, hostil, casi abandonada, lo cual ayuda a cimentar la situación desesperada y deprimente en la que se encuentra Bell. Sin embargo, también se presentan momentos surrealistas que no sincronizan con el resto de la película, por lo que se sienten fuera de lugar y tono. Esto también se puede sentir con la banda sonora utilizada. A pesar de ser composiciones resonantes, para mi gusto no van con lo mostrado en escena.
De igual forma, el ritmo de la película no es el mejor, pues pareciera que tanta lentitud en su desarrollo quisiera proporcionarle un grado adicional de profundidad y emoción. No obstante, esto tampoco resulta. La película ofrece tiempo valioso a personajes que no son interesantes de seguir, sino clichés gastados, incluyendo la mujer rica (Tatiana Maslany) que ha abandonado su vida de lujos para estar con el villano; la adolescente (Jade Pettyjohn) descarrilada y perdida por la falta de amor de sus padres.
Incluso Silas, el gran villano, no tiene un desarrollo adecuado, pues a través de una escena en la que se demuestra que es un patán e imbécil, se planea construir toda su maldad y resonancia en la historia. Silas no es más que un vándalo de tres pesos, es Bell quien lo eleva en villanía. Chris (Sebastian Stan) es el único personaje que pudo ser interesante; sin embargo, está tan poco en pantalla y toma decisiones tan frustrantes que termina desperdiciado.
Evidentemente la película es de Nicole Kidman y su Erin Bell. Kidman está completamente irreconocible en su papel. A pesar de no ser su mejor actuación, no cabe duda de que está comprometida con su rol. Más allá de los esfuerzos de la actriz, el personaje de Bell no está bien desarrollado. Las acciones de su pasado, y especialmente las justificaciones que da para realizarlas, no tienen sentido. Los guionistas de la película, Phil Hay y Matt Manfredi, le dan una complejidad y razonamiento a su personaje que sale de la nada y que no embona con su perfil. Por esto, las razones que llevan a la gran revelación de la película son ridículas y frustrantes.
Esto también nos lleva a la exposición del conflicto. Si de por sí la película es lenta, se crea demasiada anticipación para revelar el gran misterio. Desde un inicio queda claro que Bell ha sido perseguida por años por un evento del pasado y este misterio es el combustible de la trama. Sin embargo, Kusama guarda el secreto por mucho tiempo y cuando lo revela ya es muy tarde, pues ya sea que ya lo adivinaste a lo largo de la película o simplemente estás agotado por tanta expectativa y ya no te interesa.
Al final del día, Erin Bell es la villana de la película. A pesar de que a partir de los sucesos del pasado ha vivido en las ruinas, también resulta que trae esos resultados a aquellos a su alrededor. Más que sentir empatía o simpatía por su situación, el espectador termina frustrado, pues Erin Bell fue la propia destructora de su pasado y futuro. Aunque esta idea suena interesante, la ejecución no lo fue tanto, por lo que termina siendo una oportunidad desperdiciada por Karyn Kusama.
Originaria de la Ciudad de México, Alessandra considera al cine como su gran amor. Fanática empedernida de Paul Newman y La Momia (1999), y dueña de una facilidad envidiable para aprenderse diálogos innecesarios para la vida real, en 2017 fundó Palomita de maíz. Aquí escribe constantemente sobre cine y televisión. También pueden encontrar sus palabras en sitios como InSession Film, Filmotomy, Cherry Picks y Screen Queens.
Buena reseña, aunque no estoy muy de acuerdo. «Erin Bell es la villana de la película»…no sé.