Pacto de fuga: una adición excepcional al cine de género
Disponible en: Prime Video.
Director: David Albala.
País: Chile.
Elenco: Benjamín Vicuña, Roberto Farías, Amparo Noguera, Eusebio Arenas, Patricio Contreras, Diego Ruíz.
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt5538670/
Solemos quejarnos de la poca variedad de cine de género que se hace en Latinoamérica, pero para seguir desarrollando películas así, se necesita el apoyo del público. En esta línea, llega Pacto de Fuga, segunda película del chileno David Albala, a 15 años de su debut, Perspecplejia.
La película, situada en el Chile de 1990, se basa en la fuga masiva de presos políticos de la cárcel pública de Santiago, considerada la más importante de dicho país. Para contextualizar un poco, Chile vivió una dictadura sangrienta y cruel entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990, encabezada por Augusto Pinochet.
Las presiones internacionales llevaron a que en 1988 se realizara un plebiscito para determinar si el tirano chileno debería seguir en el poder o no, lo cual fue bien retratado en No (2012) de Pablo Larraín. Posteriormente, en 1989, Patricio Aylwin ganó las elecciones presidenciales, llevando a que Chile se preparara para una transición a la democracia. No obstante, a poco más de un mes del evento, presos políticos (algunos de ellos condenados a pena de muerte), se escaparon ante un futuro incierto.
Este hecho es el que se retrata en Pacto de fuga, película que por momentos recuerda a grandes filmes del género como lo son Alcatraz: Fuga imposible (1979), la cinta francesa Un condenado a muerte se escapa (1956) o El gran escape (1963) de John Sturges, en donde prisioneros de guerra escapan de un campo de concentración Nazi haciendo un túnel, igual a como lo hacen los presos de Pacto de Fuga, encabezados por León Vargas (un correcto Benjamín Vicuña).
El guion es sólido, desarrollando de forma inteligente el cómo se obtiene a un grupo de confianza, los múltiples inconvenientes al momento de organizar un acto como este, así como una subtrama para lidiar con gendarmes violentos que garantizaba poca justicia. También la edición y musicalización del filme son destacadas y cuidadas, a cargo de David Albala & José Córdova-Llanos, y Juan Cristóbal Meza, respectivamente.
Dos horas que se pasan volando, acompañadas de un español bastante neutro, comparado a otros filmes chilenos, hacen que la película, que puede ser disfrutada por todo público, sea imperdible.

Julia Andrade es cientista política. Le encanta el cine, pero siente una gran fascinación por las “campañas de premios”, premios que todos dicen que no les interesan hasta que se encuentran con la posibilidad de ganar uno. Sin formación académica sobre el cine, disfruta mucho de él, aunque los últimos años ha mutado más hacia la TV donde cree que están los personajes más importantes, especialmente los femeninos. La pasión del cine la desarrolla gracias a E.T., la renueva con Cinema Paradiso y la consolida con Persona.
La película chilena “Pacto de Fuga” puede enfocarse desde dos perspectivas:
1) Enfoque político-ideológico.
2) Enfoque puramente cinematográfico.
Aunque entrega un claro contexto histórico-político, no es una cinta política en sentido estricto. No hay elaborados discursos ideológicos ni debates entre los personajes acerca del modelo de país post-dictadura. A lo más, cruces de opinión y algunas recriminaciones por fracasos políticos previos.
No va por ese camino, sino por el de la entretención dentro del género carcelario. Y bien que así sea.
En ese sentido, la película de David Albala cumple con creces. El mismo director lo dijo: “Quiero una película de acción, suspenso, entretención”.
Contextualizaremos la época (magníficamente recreada) en que se sitúa la película, para su mejor comprensión, especialmente del espectador no chileno.
Se basa libremente en un hecho real, ocurrido en enero de 1990. La fuga de 49 presos políticos, varios de ellos esperando condenas a muerte o perpetua, de la Cárcel Pública de Santiago de Chile, en lo que constituye el mayor escape y de los más impactantes en la historia carcelaria del país.
El plan fue ejecutado por 24 prisioneros políticos que trabajaron con enorme esfuerzo y tesón, bajo condiciones agobiantes y expuestos a ser descubiertos en cualquier momento, durante año y medio de ardua labor. En el más completo hermetismo, construyeron un estrecho túnel de unos 60 metros de largo. ¿Cómo se llegó a la cifra final de 49 fugados? (spoiler).
Esta huida masiva causó un “terremoto político-institucional” en las semanas finales de la Dictadura de Augusto Pinochet.
La película es muy entretenida, buen pulso narrativo, ritmo y montaje rápido, está llena de detalles significativos y algunas imágenes metafóricas con cierto halo poético. Logra captar desde el inicio la atención del espectador y meterlo en la trama. Tiene lo habitual en cintas del género. Códigos de comunicación de los protagonistas, estrategias para no ser descubiertos, posters de mujeres semi-desnudas para cubrir espacios intervenidos, hurto de elementos necesarios, o adquisición de ellos mediante estratagemas, inspecciones-sorpresa, castigos de aislamiento, visitas de parientes, prácticas deportivas y recreativas dentro del recinto y hasta un soplón entre los reos políticos.
Todo con mucho suspenso y adrenalina, y por momentos, con un ritmo vertiginoso. Y no podía faltar el temblor, hay que ubicarse, estamos en un país sísmico y esos fenómenos telúricos son muy habituales. Y así ocurrió en la realidad.
No estamos acostumbrados a que se produzca en Chile un cine de este tipo, de espectáculo puro y duro, acción intensa, adecuada dosis de emoción y una tensión permanente. Poco o nada que envidiarle a productos similares del género. Albala se atrevió y lo consiguió, bien secundado por correctas interpretaciones, todos muy empapados de sus respectivos roles, tanto los protagonistas presidiarios, sus parejas y el apoyo externo, como gendarmes y autoridades del régimen.
¿La musicalización? Estupenda. Se ha criticado por ahí el formato de video clip de algunas escenas. Sí, pero ese recurso otorga dinámica y emoción. Y en ciertos momentos, también entrega una adecuada ralentización de las acciones, ante tanta rapidez de los hechos. Escuchamos temas musicales de Víctor Jara, Sol y Lluvia, Los Prisioneros, y otros, muy a tono con el ambiente y la simbología de la ultra izquierda. También destaca la canción central, de Ana Tijoux, especialmente compuesta para esta película.
¿Que tiene ciertas influencias de grandes películas del tema carcelario? Por supuesto y qué director no las tiene, con mayor razón si es su primera obra.
Algo de “El gran escape” (1963), muy poco de “Papillón” (1973), algo de “Fuga de Alcatraz” (1979), un poco de “Sueño de fuga” (o Cadena perpetua 1994). Algo también de “La evasión” (Le Trou, 1960). Incluso, en el cierre, con los escapados en la micro, se cruzan con un carro de la policía y bajan la cabeza, reminiscencia de “Expreso de medianoche” (1978) y su escena final.
Esta cinta bebe de varias fuentes.
¿Que es una película claustrofóbica como se ha dicho por ahí? No lo creo. El túnel, obviamente, produce dicho efecto psicológico y físico, pero como película en general, no es más claustrofóbica que varias otras del tema. Y mucho menos que “El hombre de Alcatraz” (el ornitólogo, con Burt Lancaster, 1962) o “La evasión”, esa inmensa cinta francesa de Jacques Becker, que transcurre en su totalidad en espacios interiores.
“Pacto de Fuga” muestra bastantes escenas en exteriores, las visitas, los patios, las pichangas de fútbol, pasillos con luz de día, imágenes de afuera, en iglesias, conversaciones de las redes de apoyo externo, etc.
No todo es el túnel.
¿Cuestionamientos? Cierto uso de cámara nerviosa, casi no hay pausa para la reflexión, el abuso de primeros planos, y, a veces, se entiende poco lo que dicen los personajes. Éstos no son presentados directamente en el comienzo, sólo aparecen en pantalla.
El director elige, tal vez acertadamente, no ocupar tiempo en prolegómenos y el plan de fuga comienza de inmediato. Más adelante empiezan a perfilarse mejor los protagonistas y se van comprendiendo sus problemáticas y conflictos personales. Y después de la noticia del triunfo del No en el Plebiscito, la acción se acelera y el suspenso se incrementa. Los personajes ya están mejor definidos a esas alturas del relato, vamos conociendo sus dramas familiares y también a personajes del exterior, fundamentales en el éxito del plan.
Dato para los no chilenos: Plebiscito de 1988 dio la victoria a la opción NO, a la continuidad de Pinochet en el poder y abrió la puerta a elecciones libres (en 1989).
En suma, interesante película del género, en código hollywoodense actual, que refresca el ambiente del cine chileno, poco o nada habituado a apuestas riesgosas como ésta,