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My Mexican Bretzel (NYFF58): el truco de magia que engaña y cautiva al espectador

Escrito el 28 septiembre, 2020 @alessandra_kr

Directora: Nuria Giménez Lorang

País: España

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt11329072/

Como parte de la sección Currents del Festival de Cine de Nueva York, My Mexican Bretzel llegó a conquistar esta parte del Océano Atlántico después de ser un éxito en pantallas españolas en el verano. Una de sus principales fuentes de fascinación es la dificultad para definirla, pues bien podría ser una mezcolanza de documental y ficción.

La película ofrece una mirada íntima a una mujer que parece tenerlo todo, pero que sigue insatisfecha con su vida. My Mexican Bretzel, escrita y dirigida por Nuria Giménez Lorang, sigue a la millonaria Vivian Barrett, quien en la década de los 60 y 70 tuvo una vida de lujo, pero que su monólogo interior nos permite divisar sus complicaciones emocionales y dilemas existenciales, en especial en cuanto al amor y la mortalidad.

A través de las reflexiones de Vivian y de las que ella saca de un libro rojo escrito por un tal Guru Kharjappali, entramos a la psique y emociones de una mujer europea privilegiada. Prácticamente tiene su vida arreglada, aunque esto no implica que sea feliz. Los tormentos de oportunidades perdidas y problemas amorosos consumen su vida y bienestar espiritual.

La fuente número uno de su congoja es Léon, su pareja de años que tiene sus propias tristezas a partir de que su carrera como piloto militar se vio truncada después de un accidente que lo dejó medio sordo. Al respecto, es interesante seguir la manera en que la estabilidad de Vivian se moldea a lo que sucede con Léon. Las múltiples crisis emocionales de él moldean el bienestar de la vida de ella.

Esta búsqueda de felicidad y sentido lleva a la pareja alrededor del mundo, incluyendo París, Mallorca, Barcelona, Nueva York, Los Ángeles, San Francisco, Las Vegas y algún lugar de Suiza. El distanciamiento emocional que la pareja experimenta es explorado por Vivian. Lo cual la lleva a caer en los brazos de un mexicano llamado Leo (la confusión entre los nombres de sus dos amantes es una de las cosas más placenteras de la película), ofreciendo una nueva fuente de tormento para nuestra protagonista por el amor que siente por uno y el sentido de obligación que tiene por el otro.

Más allá de la historia, la cual, por cierto, no juzga en ningún momento a Vivian, la manera en que se presenta es innovadora. My Mexican Bretzel está compuesta por metraje encontrado, con sonido esporádico, y con subtítulos que presentan fragmentos del diario de Vivian. De esta forma, aprendemos todo sobre su historia únicamente de manera visual, viajando al pasado con las escenas de videos caseros.

Precisamente este detalle puede ser la fuente de desafío principal para algunos integrantes de la audiencia, aunque también tiene a su favor la amigable duración de poco más de una hora.

A pesar de que la historia melodramática y completamente privilegiada de Vivian es suficientemente interesante como para mantenernos pegados a la pantalla, la historia detrás de la película es quizá lo cautivador de la misma. Resulta que este documental en realidad no es un documental, sino un trabajo de ficción nacido de la mente de la cineasta Giménez.

Al encontrar metraje viejo de sus abuelos, Giménez lo utilizó como inspiración para desarrollar la historia de Vivian. Así, My Mexican Bretzel presenta un guion original desarrollado sobre los videos caseros de los abuelos de Giménez, a quienes bautiza como Vivian y Léon.

De esta forma, el proyecto también funciona como especie de archivo histórico al presentar rodaje real – por ejemplo, la carrera de Le Mans de 1955 o los múltiples escenarios internacionales de época – pero con una historia inventada. Aunque pronto entendemos que la historia que vemos en pantalla no es verídica, uno no puede evitar cuestionar qué tanto se aleja de la realidad, más al considerar que por lo menos el archivo visual sí sucedió en realidad. Quizá la historia y los dilemas emocionales fueron inventados, pero estos mismos están arraigados en la experiencia humana.

Consecuentemente, resulta interesante y satisfactorio reflexionar sobre las múltiples pistas que la cineasta deja a lo largo de la película. Ya sea la frase inicial “Las mentiras son simplemente otra forma de contar la verdad” o la reflexión de la protagonista, “Gracias por todo Señor, pero no entendí absolutamente nada”. En todo momento Giménez tiene un pequeño secreto, y es nuestra responsabilidad como audiencia comprender esto y descifrarlo.

Una vez que se aprende el truco de magia de la directora / escritora, la audiencia desarrolla una nueva apreciación por My Mexican Bretzel. Este peculiar proyecto es prueba del gran océano de creatividad que existe para contar historias, además de demostrar lo sencillo que es engañar a la audiencia si todo se hace de manera cuidadosa. Ambos puntos sin cubiertos magistralmente por la española Nuria Giménez.

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