Nominaciones a los Premios BAFTA 2021: Desconcierto y desconocimiento ante el nuevo sistema de votación de la institución británica
Si bien parece que nada se acerca al impacto de la entrevista de los Duques de Sussex por Oprah Winfrey el pasado fin de semana, hay otra noticia con epicentro en Reino Unido que ha llamado la atención, en especial entre quienes siguen atentamente la temporada de premios: el anuncio de las nominaciones a los BAFTA.
Otorgados por la Academia Británica de Cine y Televisión (BAFTA, por sus siglas en inglés), estos premios representan para muchos un paso importante en el camino a los Óscares. Sin embargo, es importante reconocer que la Academia Británica tiene una virtud frente a su contraparte estadounidense: su cuidadosa reglamentación.
Los BAFTA, por ejemplo, cuentan con categorías específicas destinadas a premiar producciones británicas (Mejor película británica, Mejor debut de un escritor, director o productor británico) que tienen reglas particulares. No obstante, dado que estas categorías no afectan directamente lo que se conoce como “los precursores de la temporada de premios”, normalmente sus reglas pasaban desapercibidas.

Como parte de esfuerzos continuos – el Instituto Británico de Cine creó sus Estándares de Diversidad en 2014, los cuales fueron incorporados por BAFTA como requisitos de sus categorías “británicas” desde 2018 – y ante las críticas del año pasado por la falta de diversidad y representación en sus nominaciones actorales y de dirección, la Academia se comprometió a revisar sus reglas y políticas vigentes.
En las nominaciones de este año ya se notaron los cambios acogidos. A pesar de que ha habido mucho alboroto, lo que hizo BAFTA fue más sencillo de lo que parece: dividió la votación en tres rondas, aumentó el número de nominados en categorías actorales y de dirección, y adaptó un modelo de selección por “secciones” y “jurados” (utilizado previamente en las categorías “británicas” y que incluso guarda similitudes con el ahora suspendido Comité de AMPAS para la selección de las películas nominadas en la categoría de Mejor película internacional).
La ampliación en su sistema y las nuevas medidas implementadas ya han sido discutidas desde su publicación el año pasado. Además, algunos artículos han tenido el cuidado de mencionar cómo es que esto cambiaría la percepción de que los BAFTA son una parada importante en el camino hacia los Premios Óscar. Sin embargo, tweets, comentarios y artículos críticos e inconformes inundaron las redes sociales al instante de publicadas las nominaciones.
El sentimiento era claro: BAFTA estaba cometiendo un error. No podía ser que los “favoritos de la crítica” o nombres que ya venían siendo mencionados en otros “precursores” (Globos de oro, Critics Choice, SAG) simplemente no aparecieran en el grupo de nominados anunciados el martes.
Los comentarios fueron en la misma dirección que los encontrados tras el anuncio de los Estándares de Diversidad de AMPAS: la “corrección política” estaba atacando al cine otra vez; estas nominaciones eran la respuesta de la Academia Británica al ser acusada el año pasado de ser una organización racista. Resultó impensable para algunos considerar que personas de diversas etnias y orígenes que obtuvieron una nominación podían ser consideradas por sus méritos. Todo era más bien un intento de “forzar la diversidad”.

Por supuesto, cualquier indicio de desviación a un camino que ya se marcó desde mediados del año pasado, con un grupo de actores y actrices que han participado en eventos, entrevistas y premiaciones, y que ya nos han mostrado sus perros y casas vía Zoom, es “sospechoso”, “forzado” o “una burla”.
Mientras que otros comentarios se han centrado en las acusaciones de poca representatividad del sistema de jurados – algo irónico al considerar que las categorías británicas usan ese sistema y nadie parece preocuparse por esto – no se habla sobre algunos de los objetivos principales de estas políticas: reducir la brecha de desigualdad entre las películas de los grandes estudios y las producciones independientes, así como entre aquellas actuaciones pequeñas que corren el riesgo de pasar desapercibidas ante campañas más vistosas.
Desde la primera fase de este nuevo modelo de votación, BAFTA ha hecho obligatorio que los votantes vean necesariamente 15 películas en consideración, elegidas de forma aleatoria (claro está que lo ideal sería que vieran todas). En la segunda fase, los jurados “salvan” (al estilo del Comité de AMPAS) tres películas para llegar a un número de 15 finalistas, conformadas por las películas seleccionadas entre votantes y miembros del jurado. En la tercera fase, los jurados seleccionan las cinco películas que son anunciadas como las nominadas de las 15 preseleccionadas.
Para elegir a los ganadores – proceso abierto a todos los miembros de la Academia Británica – los votantes deben haber visto todas las películas nominadas si quieren votar en una categoría. Incluso las nuevas bases mencionan que, si bien la labor de los jurados se mantendrá en secreto durante las votaciones, las listas de su conformación se harán públicas el día de la ceremonia. Cualquier sospecha de lobbying o corrupción a causa del secretismo se destierra con este método.
Con sus nuevas políticas, BAFTA está yendo tras el problema principal de toda la temporada de premios: evitar que películas y actuaciones valiosas no sean vistas a falta de campañas y que estén condenadas a pasar desapercibidas, no por falta de méritos, sino por no tener un aparato de publicidad que las haga atractivas a los votantes.

Precisamente, en años anteriores inundaban las quejas de que los BAFTA habían perdido personalidad y solo querían imitar a los Premios Óscar. También son conocidas las quejas de que las campañas son festines que agasajan a críticos y votantes, al punto de que se habla de una caravana parecida al mundo de la política en dónde incluso ver las películas de la temporada de premios pasa a un segundo plano. Como mejor ejemplo, tenemos las muy frescas acusaciones de corrupción de la HFPA, organización encargada de dar los Globos de Oro. Entonces, queda la pregunta, ¿es en verdad grave la omisión de nombres reconocidos y caras famosas a favor de artistas y trabajos igual – o más – meritorios, pero con menor publicidad?
Estos cambios son evidentemente paliativos y las soluciones a largo plazo se irán dando poco a poco. Por lo pronto, ya se anunció el ingreso de 1,000 miembros nuevos a la Academia Británica, así como la obligación de los miembros que votan en las premiaciones de pasar un curso contra sesgos culturales. También se ha puesto un tope al presupuesto que los estudios pueden gastar en campañas de nominaciones.
Seguramente esta edición de los Premios BAFTA ha perdido su reciente costumbre de ser un espejo de los Óscar, pero se ha convertido en una ventana para el talento y la diversidad que muchas otras organizaciones han fallado en reconocer.

Lourdes Yactayo es una abogada y escritora peruana. Creció leyendo noticias y libros de fantasía. Su amor por el cine y las películas se forjó desde niña por la apasionante descripción de su madre acerca de sus visitas juveniles al cine para ver Lawrence de Arabia, Zorba el Griego, además de otros clásicos.
Motivada principalmente por la literatura de J.R.R Tolkien, empezó a escribir, desde adolescente, editoriales sobre literatura y luego, artículos sobre Derecho.
Entusiasta de la Historia, las películas bélicas y las referencias literarias en cualquier película o serie de televisión. Disfruta ver películas con sus sobrinos y volver a leer Matar a un Ruiseñor de Harper Lee, cada vez que tiene oportunidad. Considera que su mayor logro personal en Internet es la creación de un hilo sobre la serie Succession y las películas nominadas al Óscar 2020.